Málaga

La rebelión de las peluquerías consigue la rectificación del decreto para poder cerrar

  • Temían que, a pesar de no tener clientes, no dispusieran de ninguna ayuda ni exención de impuestos

  • Además, aseguran que es imposible mantener la distancia de seguridad en el desempeño de su trabajo

Una peluquera corta el pelo a una clienta.

Una peluquera corta el pelo a una clienta.

Francisco Briales tiene dos peluquerías, una de señora y otra de caballero. Él y sus hermanos, también profesionales del sector, recibieron con indignación el decreto del estado de alarma del Gobierno. Que pudieran abrir como un servicio esencial significaba, dicen, que no iban a recibir ninguna ayuda ni exención de impuestos a pesar de tener sus salones vacíos de clientes. 

"Nos estamos movilizando porque esto nos va a llevar a la ruina a todos", comentaba Briales poco antes de conocer la marcha atrás del Gobierno, que finalmente les permitirá el cierre. Y que destaca, además, la imposibilidad de mantener en su trabajo las distancias de seguridad impuestas para prevenir el contagio.

"Nos subieron de un 8 a un 21% el IVA en el tiempo de la crisis porque consideraron que éramos un servicio de lujo y eso a pesar de que perdíamos clientes de forma constante y ahora somos de primera necesidad", agregó.

Briales, igual que sus compañeros del sector, llevan mucho tiempo luchando una bajada de impuestos. Con esta medida temían tener que pagar el autónomo, la seguridad social y los salarios a los trabajadores "pero como está prohibido circular por las calles no vamos a facturar nada".  

"¿Realmente lavar el pelo a las personas poca movilidad es tan necesario cuando estamos en estas circunstancias?", se planteaba Francisco. "Han quitado bodas, comuniones, los eventos culturales, la Semana Santa, todos los acontecimientos para los que la gente se arregla, así cómo vamos a trabajar", lamentaba el peluquero.  

Además, como reiteró, las medidas de protección "no se pueden mantener y tampoco podemos estar desinfectando la peluquería entera cada vez que entre un cliente, somos un colectivo que estamos muy expuestos y no queremos llevárnoslo a casa"

En su caso, como destaca Francisco, "tengo un problema inmunológico, soy asmático, somos muchos los que tenemos factores de riesgo". La apertura, en este caso, es mucho peor para nuestro negocio, según apuntaban miembros del colectivo. "Tengo dos empleados y no los puedo mantener si no trabajo y si no me dan algunas facilidades por no hacerlo", concluye. 

Las directrices del Gobierno cambian y los profesionales harán servicio a domicilio a las personas que necesiten su servicio, minimizando su exposición al público. 

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