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La Policía de Málaga alerta: "Nadie se hará rico invirtiendo en BitCoins"

  • El Grupo de Delitos Económicos de la Comisaría advierte de los fraudes con el euro digital, un atractivo tesoro para los ciberdelincuentes

Estafas con Bitcoins: El nuevo "Fórum Filatético"

Estafas con Bitcoins: El nuevo "Fórum Filatético" / Rosell

La promesa de invertir en euros digitales a cambio de ganancias millonarias no escapa a la ciberdelincuencia. El mismo truco de antaño disfrazado de alta tecnología y, ahora, más recurrente en una nueva crisis que azota a una sociedad ya afligida. La Policía Nacional ha detectado en Málaga un aumento de las denuncias por estafas en inversiones en BitCoins, la moneda virtual creada por Satoshi Nakamoto que el año pasado cumplió una década y que se ha convertido en un caldo de cultivo para los fraudes online.

Es la otra pandemia para la que, alertan los investigadores, solo existe una vacuna: la prevención. Porque nadie da duro a cuatro pesetas. Así lo indica Delfín, inspector jefe del Grupo de Delitos Económicos del Grupo II de la Comisaría provincial de Málaga, que advierte que “nadie se hará rico” invirtiendo en el euro digital. “La moneda electrónica viene para quedarse. El problema no es la moneda en sí misma, sino el hecho de no saber que no nos hará de oro. Se trata de un contexto creado por el hombre”, remacha el investigador.

El fraude comienza en el momento en el que el estafador requiere a la víctima una pequeña inversión inicial, que puede ser de 100, 200 o 400 euros, como mínimo. Una vez que se gana su confianza, llega a prometerle beneficios de hasta 50.000 con un desembolso previo de incluso 5.000 u 8.000 euros.

La estafas están protagonizadas por bandas criminales que operan en varios países

Para perfeccionar el engaño, las organizaciones criminales dedicadas a estos timos ofrecen páginas web con simulaciones con el incremento de las ganancias que varían según la inversión que se realice. “Uno hace la prueba y consigue 1.000 euros pero ha invertido 100.000. Si el tesoro está escondido alguien lo encontraría. Sabría donde está”, explica el responsable policial.

Cuando la víctima se resiste a la aventura, le ofrecen la posibilidad de instalarle un “acceso remoto” en su ordenador, con la supuesta finalidad de crear un monedero virtual para la compra de las criptomonedas. Pero ahí es cuando el afectado está perdido porque, una vez que le da acceso, el ciberdelincuente puede actuar a su antojo con sus datos y sus cuentas bancarias, sin que el usuario se percate.

Los estafadores llegan a los usuarios a través de anuncios en internet y mediante las redes sociales, utilizando a personajes conocidos como reclamos y eslóganes para captar su atención. “Te contamos cómo se hizo rico….” o “Karlos Arguiñano comparte su experiencia de cómo gana dinero”, rezan algunos de los mensajes publicados.

El incremento de los casos es claro. “Es cierto que han aumentado las estafas relacionadas con la inversión en BitCoins, pero el delito no está relacionado con la compra porque, en realidad, no hay compra y esa es la estafa. No es que la inversión salga mal, es que la víctima no está invirtiendo en nada y se quedan con su dinero”, resalta el inspector jefe.

El perfil de las víctimas varía, pero hay uno que predomina sobre el resto: los mayores de 40 años con escasos conocimientos tecnológicos. Para muchos no ha sido el primer fraude. “Hay personas que caen en el engaño de una empresa y descubren que les han estafado, pero vuelven a ser víctimas de la misma organización criminal”, revela el investigador.

"No es que la inversión salga mal, es que la víctima no está invirtiendo en nada y se quedan con su dinero”

Pese a que el BitCoin se erige en una moneda que fluctúa mucho y que no está sometida a regulación por ningún Estado, el proceso no deja de ser una “estafa piramidal”. La otra modalidad de estafa pasa por que un call center contacte con las posibles víctimas para ofrecerles “un gran negocio” y a partir de ahí estos operadores los ponen en contacto con unos supuestos brokers financieros. En una operación desarrollada en Andalucía, el call center estaba ubicado en Málaga y los brokers en Malta. “Ese es el juego. El usuario no sabe lo que hay detrás. Si alguien se fuese a hacer rico de un día para otro no iba a invitar a nadie por 10 euros ni por 250”, apostilla el policía.

El fenómeno está protagonizado por bandas criminales que operan en todo el mundo. “Vamos desmantelándolas poco a poco. Con la crisis se está agudizando el ingenio, aunque también hay necesidad”, sostiene el investigador. Y de ahí que algunos se “aferren a la falsa ilusión de prosperidad que puede venir con un golpe de suerte”.

El delito puede cometerse “fácilmente” no solo a través de internet sino también por teléfono. La dificultad de la investigación radica en que los estafadores operan desde lugares del Este de Europa como Georgia, Lituania, Albania o Ucrania. “Aunque la cooperación internacional es estupenda, si el delincuente está fuera la investigación se extiende mucho en el tiempo. Pero al final se llega hasta el autor. Es un problema a nivel internacional. Esto está pasando en toda Europa”, advierte el mando policial.

El otro hándicap con el que lidian los investigadores es la facilidad que los ciberdelincuentes tienen para mover el dinero “de un país a otro” a fin de entorpecer las pesquisas. “No hay nada gratuito. Nadie nos va a regalar nada”, insiste.

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