Educación

Prácticas Nº 1 de Málaga, un colegio abierto al refugiado

  • En el colegio Prácticas Nº1 conviven 25 nacionalidades distintas, en total hay 169 alumnos y durante este curso han llegado más de 40 de familias refugiadas

  • Llegan desde Rusia, Ucrania, Venezuela y Colombia, el año pasado una veintena de escolares procedían de Siria

Josué Morata, profesor de ATAL, con dos hermanos ucranianos recién llegados.

Josué Morata, profesor de ATAL, con dos hermanos ucranianos recién llegados.

Dos hermanos ucranianos de 9 y 12 años llegaron hace un mes a Málaga. El más pequeño no sabía leer y ya se defiende en las clases. Su progreso ha sido muy rápido. Como ellos, niños de 25 nacionalidades distintas dan vida a diario a uno de los edificios más antiguos del centro neurálgico de la ciudad. En la plaza de la Constitución, el colegio Prácticas Nº 1 tiene escolarizados a 169 alumnos este curso. De ellos menos del 30% son nacidos en España. Su elevada tasa de alumnado extranjero lleva años siendo una constante, pero este curso han tenido “una oleada grandísima” de niños refugiados, como explican el director, Marcos Antonio Ruiz y el jefe de estudios, Francisco Rafael Pérez. Más de 40 escolares han entrado –y salido en muchos casos– en estos dos trimestres.

“La Comisión Española de Ayuda al Refugiado, CEAR, no recomienda la escolarización en la Fase 0, las familias se encuentran en trámites burocráticos, tienen una vivienda provisional, se están estudiando los casos y puede que sean derivados a otra ciudad”, comenta el jefe de estudios. “Pero nosotros consideramos que sí deben de estar matriculados aunque sea para un mes, que prevalece el derecho del menor y que no deben de estar en la calle en horario escolar”, agrega Pérez. Esto dificulta el trabajo diario en el centro pero hacen una labor imprescindible para un colectivo muy vulnerable.

“Se corrió la voz de que nosotros los escolarizamos en cualquier momento del curso y vienen aquí en masa”, indica el jefe de estudios y añade que en Infantil de 5 años han entrado después del mes de septiembre 23 alumnos nuevos, algunos de los cuales ya han abandonado el centro. De Ucrania, Rusia, Venezuela y Colombia son principalmente las nacionalidades que llegan. El año pasado acogieron en sus aulas a 20 niños sirios de los que quedan 7.

Y la mayoría no sólo trae consigo el problema del idioma, sino también una carga emocional difícil de superar. “Con estos niños sabes que tienes que trabajar a corto plazo e intentas dar todo lo que puedas en ese tiempo”, señala el docente que cumple seis años en el equipo directivo y que el próximo curso emprende proyecto en otro centro.

"Con estos niños sabes que tienes que trabajar a corto plazo e intentar dar todo lo que puedas en ese tiempo"

Josué Morata es profesor del Aula Temporal de Adaptación Lingüística (ATAL). En el colegio Práctica Nº 1 trabaja dos días a la semana para atender a los niños de 3º a 6º de Primaria. “En un año se supone que tienen que estar integrados en su grupo de clase, que tengan el idioma dominado para seguir el ritmo sin adaptación curricular, pero la realidad no es esa”, afirma el docente. Solo en algunos supuestos como alumnado absentista, escolares que han llegado al centro en el segundo o tercer trimestre o que no han recibido educación reglada en su país de origen pueden dar un segundo año de ATAL.

Dos hermanos ucranianos trabajan el idioma con un dispositivo electrónico. Dos hermanos ucranianos trabajan el idioma con un dispositivo electrónico.

Dos hermanos ucranianos trabajan el idioma con un dispositivo electrónico.

Morata lleva 14 años como profesor en este ámbito y de su experiencia destaca que el alumnado extranjero suele destacar en Matemáticas mientras flaquea en aquellas materias con mayor presencia de la lectoescritura, Lengua, Naturales y Sociales. Ahora la tecnología le ayuda mucho a desarrollar su trabajo. En el Prácticas Nº 1 se han comprado tres tabletas, en clase tiene ordenador y puede recurrir a distintas aplicaciones y páginas web.

“La labor principal del profesorado de ATAL es facilitar la integración del alumnado inmigrante, que en Málaga es bastante numeroso y uno de los aspectos fundamentales es el aprendizaje del idioma, también que den a conocer su cultura, que se sientan protagonistas al tiempo que se enriquece todo el grupo”, agrega el especialista. También entra en su labor las actividades encaminadas a acabar con el racismo y el rechazo, “tenemos que sensibilizar para que reciban bien a los recién llegados, que se sientan cómodos y tratados con dignidad”.

"También debemos trabajar para evitar el racismo y el rechazo, que sientan acogidos, cómodos y tratados con dignidad"

Por eso, dice, en centros como este se queda muy corta la intervención exclusivamente dos días a la semana. “A los tutores también los orientamos, les ofrecemos material para trabajar porque muchas veces se ven perdidos”, apunta Josué Morata y subraya que “es muy difícil atender a una diversidad tan grande”. Y cuando hablan de inclusión, como apunta el jefe de estudios, “serían necesarios más recursos humanos” para poder realizarla con efectividad.

Las dificultades van más allá del idioma y tienen mucho que ver con el contexto del menor. A veces notan la falta de hábito, de disciplina para estudiar y se cansan más rápido. Sin embargo, los dispositivos electrónicos, vengan de donde vengan, les gustan tanto que se convierten en herramientas didácticas de primer orden.

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