EDITORIAL
Toda preparación es poca ante los temporales
La decisión parecía irreversible y los 28 enfermos que atendía la Congregación del Sagrado Corazón, que iba a dar por terminada su labor en Málaga por falta de religiosas, empezaron a ser trasladados a otros hogares de la orden. Sin embargo, pacientes, familiares y personal del centro que llevaba casi medio siglo sirviendo a los más desamparados se oponían a su desmantelamiento. Sobre todo porque consideraban que siempre "había sido un hogar con solvencia económica para su mantenimiento" y con un voluntariado tenaz y comprometido. Ahora, la congregación, el Obispado y el Ayuntamiento de Málaga buscan la continuidad del Cottolengo, como se le conoce popularmente. Para ello, están valorando la posibilidad de que una institución diocesana o la asociación que quieren constituir los voluntarios que trabajan en la residencia se haga cargo de ésta.
En un comunicado conjunto emitido ayer señalaron que desde que se conoció que las religiosas del Sagrado Corazón de Jesús se marchaban de Málaga por falta de vocaciones, una decisión "que es necesario que sea aceptada por todos", se han mantenido conversaciones para alcanzar una solución. Para dar continuidad a la obra que realiza esta institución benéfica, "se ha contemplado la posibilidad de ofrecerla a una institución diocesana o a una congregación religiosa, e incluso a la asociación que un grupo de voluntarios quiere constituir para encargarse del Cottolengo", afirmaron en el comunicado.
Las tres instituciones aseguraron que quieren resolver la continuidad del centro de acogida "de la mejor forma posible". Además, incidieron en que el Obispado "siempre ha estado a favor de que se encontrara una solución de continuidad"; de hecho, recordaron desde la institución religiosa que éste informó el pasado 18 de abril de que se estudiarían las soluciones más adecuadas para "seguir sirviendo a los más pobres".
El Obispado y el Ayuntamiento expresaron su agradecimiento a la congregación religiosa "por su abnegado servicio a los más necesitados durante 48 años al frente de la residencia", así como a todas aquellas personas que han colaborado con el mismo.
Por su parte, las religiosas lamentaron en la nota hecha pública ayer que las razones de su marcha y la decisión de trasladar a algunas de las personas acogidas a otros de sus centros "hayan sido malinterpretadas".
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