Málaga

Quijotes y gigantes de la era digital

  • A los cinco años de iniciarse un pleito para reclamar los 19 céntimos correspondientes al canon digital de un CD, el tribunal ordena que el procedimiento vuelva al comienzo para dar voz a la Sociedad General de Autores

Cinco años después de que el arquitecto malagueño Eduardo Serrano demandara a la tienda de informática Naylo Hardware por cobrarle 19 céntimos en concepto de canon digital al comprar un CD, el Tribunal Constitucional ha declarado nulo todo el proceso porque no se le brindó a la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) la posibilidad de defender sus intereses en la causa. La Sala Primera ordena que el procedimiento judicial se retrotraiga al momento en que se presentó la demanda de reclamación de cantidad.

El origen de esta larga batalla contra el canon digital arrancó el 3 de noviembre de 2004 cuando Eduardo Serrano interpuso la demanda contra Naylo Hardware. Pretendía que de los 60 céntimos del precio del CD virgen que había comprado le devolviera los 19 correspondientes la cuota por reproducción de copia privada. Evidentemente lo que a Eduardo Serrano le preocupaba no eran los 19 céntimos, "sino la injusticia". En el texto de su demanda hacía constar la importancia de los CD y demás dispositivos digitales como "soporte de registro de la civilización del siglo XXI", por lo que ponía en cuestión la constitucionalidad de una tasa "a favor de una minoría".

Pero perdió. En junio de 2005 el Juzgado de Primera Instancia número 14 de Málaga desestimó la demanda al entender el juez que era legal que se protegieran los derechos de explotación de las obras de propiedad intelectual ante la imposibilidad de confiar su gestión directa a los autores. Este primer revés no desanimó a Eduardo Serrano, que interpuso un recurso de apelación ante la Audiencia de Málaga en el que volvía a señalar la inconstitucionalidad del canon. En esta ocasión los tribunales le dieron la razón. El 19 de septiembre de 2005 la Sección Quinta de la Audiencia revocó la sentencia del juzgado de primera instancia y ordenó la devolución de los 19 céntimos, aunque rechazó la cuestión de constitucionalidad que también había planteado.

La Audiencia determinaba que la imposición del canon "no es aplicable en todo caso", puesto que el CD se había utilizado para obtener una copia del acta del juicio y no para reproducir obras de autores.

Y aquí fue cuando saltó la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). Al conocer por los medios de comunicación el sentido de este sentencia interpuso primero un incidente de nulidad ante la Audiencia de Málaga que no fue admitido al entender que en este pleito no tenía "un interés directo y legítimo". Entonces la SGAE acudió al Tribunal Constitucional por considerar que se había vulnerado su derecho a la tutela judicial efectiva.

En la demanda de amparo expuso que Naylo Hardware era su "deudor solidario de la remuneración compensatoria por copia privada", y que, ateniéndose a la sentencia, la empresa podría "exonerarse de su responsabilidad solidaria". Es decir, que podría negarse a pagar a la SGAE el canon por el disco.

El Tribunal Constitucional, en una sentencia fechada el pasado 28 de septiembre, considera que se ha vulnerado el derecho de la SGAE a la tutela judicial efectiva y le reconoce "interés legítimo en esta cuestión. La Sala resalta en la sentencia que la Audiencia de Málaga hizo una interpretación "restrictiva y rigorista" de las normas al rechazar el incidente de nulidad e impedir que la SGAE hiciera valer en el procedimiento sus intereses como entidad de gestión de los derechos de propiedad intelectual.

En definitiva, el Constitucional otorga el amparo a los autores y anula todo el procedimiento judicial desde que arrancó en el Juzgado de Primera Instancia número 14 de Málaga. Acuerda que se retrotraiga el procedimiento al momento en que se admitió a trámite la demanda, o sea, que se regrese al 3 de noviembre de 2004.

Cinco años de pleitos por 19 céntimos no han desanimado a Eduardo Serrano que se muestra dispuesto a seguir adelante. Su gesta arranca del convencimiento de que la expansión de la cultura a través de medios masivos y accesibles no puede verse constreñida "por los intereses de unos oligopolios" como pueden ser las industrias "del cine, la música o los medios de comunicación controlados por unos cuantos operadores mundiales".

Eduardo Serrano resalta que durante esta batalla dirigida a torpedear los límites que tratan de imponer "unos cuantos grupos de presión" se ha visto muy apoyado. En su momento pudo causar perplejidad pero la sensibilidad social ha crecido mucho durante estos años", argumenta. Considera que esta es "la guerra de clases del siglo XXI".  Y, a pesar de los tropiezos sufridos en este camino, él está dispuesto a ejercer de Quijote contra los gigantes.

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