Roban la comida para alumnos en el colegio María de la O

Ayer por la mañana un par de cerrajeros estaba cambiando la cerradura del colegio María de la O, el centro público de Los Asperones. En la madrugada del martes reventaron la puerta para entrar a robar. Los ladrones se llevaron un frigorífico, leche, galletas, algunos congelados y embutidos, además de un ordenador. Era la comida con la que se alimentan a los niños del barrio en edad escolar. Los víveres fueron el botín principal. Otros objetos de valor no fueron sustraídos.

"Había un televisor, utensilios de cocina o un microondas que han dejado aquí", explica el director del centro, Patxi Velasco. La alarma del colegio saltó y la Policía acudió rápidamente hasta el lugar y precintó la zona. Por el momento, no hay ningún detenido y el suceso aún está en fase de investigación. Sin embargo, "a las 5:30 no entra nadie de fuera para robar en Los Asperones", dice con cierta amargura uno de los mayores activistas de este núcleo marginal que "ha tocado fondo", según sus propios vecinos.

La cocinera y algunas ayudantes se afanaban ayer en recuperar el ritmo en sus fogones. Están acostumbrados a levantarse cada día a pesar de los palos de la jornada anterior. También los profesores llevan con estoicismo la situación. No es la primera vez que asaltan el centro, pero es verdad que llevan ya un buen tiempo atendiendo cada vez un mayor número de peticiones de comida. Por ello, el Plan de Garantía Alimentaria de la Junta supuso un revulsivo en el barrio, aunque ya en el CEIP María de la O, la alimentación de los niños y su higiene siempre ha formado parte esencial de la enseñanza. "El colegio hace lo que puede pero no tenemos un plan para que la gente pueda salir de aquí", estima el director del centro.

"Que en Málaga, en plena Costa del Sol, haya un barrio en el que la gente tenga menos esperanza de vida, se diagnostique mucha enfermedad mental, los niños crezcan menos y que no haya salida debería de ser una vergüenza para la ciudad, no es normal, las situaciones que se viven a diario no son normales, la gente necesita una oportunidad y no se te da en barrios marginales", considera Velasco. Como miembro de Cáritas prepara ahora una campaña de recogida de firmas con la que intentarán elevar la voz de Los Asperones, silenciada por su propio miedo y por la falta de confianza institucional en una integración real en otro lugar.

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