Ropa negra, piel blanca: más que simple estética

Tras el punk, a finales de los 70, surgió el movimiento gótico · Aunque son pocos y aún los miran con extrañeza, en Málaga hay desde tiendas de ropa a bares y teterías

Ropa negra, piel blanca: más que simple estética
Cristina Fernández / Málaga

29 de septiembre 2009 - 01:00

El negro domina por encima de cualquier otro color. La ropa, el pelo, las uñas y los labios oscuros contrastan con pieles blancas, maquilladas. Cuero, vinilo, encajes, lazos y tules para las chicas. Camisetas negras, gabán, botas militares para ellos. Si van en grupo aún despiertan la atención del resto y es raro el que no se gira para observarlos. Son góticos, pero más que una fachada defienden que se trata de una filosofía de vida que tiene mucho que ver con el gusto por lo desconocido y lo oculto. Son pocos en la ciudad, sin embargo existen tiendas especializadas, bares de copas que pinchan sus grupos favoritos, peluquerías e, incluso, una tetería que ya está consiguiendo adeptos a sus ataúdes de chocolate. Las hijas del presidente Rodríguez Zapatero han puesto en el candelero a esta tribu sobre la que aún hay mucho desconocimiento.

El movimiento gótico surgió a finales de los 70, tras la decadencia punk, principalmente en el norte de Europa y en Inglaterra. En España "es bastante nuevo y todavía la gente se sorprende, no hay muchos locales que acompañen y ayuden a que se normalice", explica Damsel, propietaria de la tienda Tiberio Dark Side, en la calle Don Cristian. Ella sabe que "aún hay mucho mito con lo oscuro, lo siniestro y lo macabro, la gente piensa que estamos en los cementerios", ríe.

Sin embargo, aunque sea a través de los libros, en el cine o la música, reconocen que la mitología, las ciencias ocultas y el mundo de los vampiros les fascina. "Los góticos son gente muy culta y en su búsqueda de conocimiento quieren ir más allá y trascender hacia lo desconocido, lo tabú", señala. Pero también es consciente Damsel que "cada vez es todo más frívolo" y en su tienda se encuentra un amplio abanico de clientes. Las que más compran suelen ser chicas de entre 15 y 30 años, pero también acude algún fetichista o una bailarina que prepara un espectáculo.

La tienda El callejón del infierno, en Dos Aceras, lleva dos años abierta. Loli Garrido y Paco Contreras dirigen este establecimiento al que acude mucha gente de fuera de la provincia porque "hay muy pocos locales de este tipo, antes siempre compraban por internet pero la gente prefieren ver la ropa y probársela, como es normal", comenta Loli. Jana Klingenhegel es una cliente asidua. "Antes me compraba ropa todos los meses", dice esta gótica que ya iba con camisetas de Marilyn Manson a los diez años. "No conocía a los góticos, he tenido amigos de todas las tribus urbanas, pero lo llevo dentro, me atrae todo lo relacionado con esto", confiesa Jana.

No le gusta "ir como los demás" pero exige para su cultura la misma tolerancia que ellos muestran con los demás. "Algunos creen que odiamos el mundo, que tenemos rencor hacia los que se consideran normales, que somos personas muy negativas y pensamos siempre en la muerte, estamos cansados de escuchar esas cosas", comentan Jana y Loli. Aunque reconocen que "siempre hay gente metida en su papel", a ellos les gusta la noche "como a cualquiera". "Ésta es una forma de vida, como el que es rapero o pijo, es una tribu urbana más", comenta Ezequiel, pareja de Jana. Él ha trabajado haciendo un poco de todo. Ella hasta en El Corte Inglés, aunque ahora estudia secretariado médico y tanatopraxia. "De pequeña quería ser forense", comenta.

Ser consecuente hasta el final es lo que le llevó a Dherek a montar una tetería gótica, El refugio de los condenados, en la zona de Las Delicias. Se pinta las uñas, se maquilla la cara y le encanta el negro pero su local está abierto a "todo tipo de público". Hace tres meses que abrieron y en su tetería no sólo ofrecen una buena variedad gastronómica, sino que también programan exposiciones, conciertos y cuentacuentos. "Aquí entra gente de todo tipo buscando algo diferente, desde familias con niños, a pijos, pasando, sobre todo, por gente con collares de pinchos". Dherek considera que el desconocimiento siempre genera miedo. A ellos esa sensación es la que les hace seguir indagando.

3 Comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último