San Agustín, la historia de un colegio abandonado
Desde que la escuela cerrara en 1972, la propiedad del edificio ha pasado por Diputación, Junta y Gobierno Central · Vecinos y antiguos alumnos protestan por la falta de reformas
El edificio del antiguo colegio de San Agustín lleva años sin añadir páginas a su historia, amplia y rica desde que fuera inaugurado a finales del siglo XVII. El inmueble ha sido residencia de frailes, maestros, alumnos e incluso médicos y enfermos a lo largo de sus cuatro siglos de vida. Hoy, tras continuas permutas entre Diputación, Junta de Andalucía y Gobierno Central, el otrora colegio espera una rehabilitación que nunca llega mientras los vecinos se quejan de desperfectos en sus propios hogares causados por la continua humedad.
La instantánea se difundió ayer a través de la red social Twitter. El abogado local, José María Flores, colgó en su perfil una fotografía con la que se quejaba del “ruinoso” estado del edificio. Las opiniones no se hicieron esperar y varias voces más se alzaron para denunciar las condiciones de abandono que sufre el inmueble de calle San Agustín, en pleno centro de Málaga, entre el Museo Picasso y la Catedral.
La edificación permanece cerrada a cal y canto, por lo que la única imagen del interior se puede conseguir desde la iglesia de San Agustín, que linda con la antigua escuela. Desde la dirección de la parroquia declaran que en los últimos años han tenido que realizar diversas reformas debido al agua que se acumula en el patio central durante el invierno. Por el momento, la iglesia no se ha planteado denunciar la situación, que también afecta a los vecinos cuyos muros lindan con los del edificio sellado.
Así, cristales rotos, decenas de tejas, hierbas secas y pupitres que antaño rellenaban las aulas adornan un patio central que cuenta ya por más de una década los años de espera para un proyecto de Biblioteca Provincial que al final no llegó. Esta idea surgió bajo la responsabilidad del Estado. Sin embargo, el colegio que cerrara en 1972 ha pasado por muchas manos. La dirección de la orden de los agustinos vendió el inmueble a la Diputación de Málaga en 1974. Estos a su vez, lo cedieron a la Universidad, el cual lo destinó a Facultad de Filosofía y Letras, primero, y a Cursos para Extranjeros, después. En 1995, la Junta obtuvo el derecho de explotación sobre el edificio tras el pago de 377 millones de pesetas a la Diputación. Casi una década después, en 2004, el Gobierno andaluz lo permutó con el Estado a cambio de una biblioteca de la calle Alfonso XII de Sevilla.
Desde entonces, las funciones del espacio han sido las de depósito de excavaciones arqueológicas y lugar de salida de la Hermandad de la Salud. Por el estado que presenta el edificio, vecinos, antiguos alumnos y visitantes se quejan de la “falta de acción por parte de los organismos responsables”, en este caso el Gobierno Central. El techo de algunas aulas cedió hace tiempo por el mal estado de la estructura, pero todavía no ha habido respuesta oficial y, muchos menos, respuesta. “El patio está lleno por todos lados de hierba seca, por lo que en caso de incendio se propagaría con gran rapidez”, avisa José María Flores, que difundió la foto denuncia del edificio. De esta forma, debido al continuo cambio de propietarios y a la falta de un proyecto estable de futuro, el deterioro es cada vez mayor en uno de los edificios histórico de Málaga.
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