Semillas radioactivas que salvan vidas

El Regional ha tratado a más de 500 pacientes con una radioterapia local que minimiza los efectos secundarios

Francisco Alcaide, Francisco Díaz, Ismael Herruzo y Coral Bodineau (de izq. a der.), ayer.
Leonor García Málaga

30 de abril 2015 - 01:00

Tienen el grosor de una aguja de coser normal y apenas miden dos milímetros de largo. Son de platino y liberan iodo 125. Las semillas radioactivas llevan 14 años utilizándose en el Hospital Regional para tratar el cáncer de próstata. Desde 2002 se han intervenido con esta técnica -llamada braquiterapia- un total de 506 pacientes con excelentes resultados.

Según los miembros del equipo que atienden a los enfermos, esta radioterapia local tiene menos impacto en la calidad de vida del paciente que otras alternativas terapéuticas -como la cirugía o la radioterapia externa- y permite que el 77% conserve una "buena" función sexual y que otro 22% -que sufre una disfunción eréctil pasajera tras el tratamiento- la recupere con el tiempo.

Francisco Alcaide, un paciente que en 2005 se sometió a esta técnica, dio fe de las bondades que pregonaban los facultativos de la braquiterapia. "Yo me intervine un día y al siguiente me fui a mi casa. Era un viernes. Pues el lunes estaba trabajando. Claro que soy autónomo", bromeó.

Alcaide relató que los médicos le dieron tres alternativas para atajar su cáncer de próstata: la cirugía, la radioterapia externa o la braquiterapia. "Ésta era la menos traumática y la que me podía dejar menos secuelas. Mi mujer es médico y mirando por sus propios intereses, vio que era la mejor", volvió a bromear.

Los médicos estudian a cada paciente. En función del tamaño de su próstata y del estadío de su enfermedad le colocan entre 50 y 85 semillas radioactivas. Para ello utilizan una especie de tabla de coordenadas y unas agujas con las que se introducen en ese órgano. Durante un año, van liberando el iodo 125 que mata el tumor.

El responsable de Oncología Radioterápica del Regional, Ismael Herruzo, apuntó que la braquiterapia "está infrautilizada". No todos los cánceres prostáticos pueden tratarse con esta técnica. Sólo se puede utilizar en aquellos casos en los que el tumor es pequeño y no ha salido de la próstata. Pero como en la actualidad es una patología que se diagnostica de forma precoz, el 70% de los pacientes podrían tratarse con braquiterapia. Sin embargo, los pacientes se decantan a partes iguales -en torno a un tercio cada una- por la cirugía, la radioterapia externa y las semillas radioactivas.

Las ventajas de la braquiterapia son varias: la intervención se hace en poco más de dos horas, solo requiere un día de ingreso, el 77% de los pacientes conserva su función sexual y otro 22% la recupera con el tiempo, es más barata para el sistema sanitario que las otras opciones y la morbilidad es mínima.

Francisco Díaz, especialista de Urología del Regional, recordó que el Regional fue el primer hospital de Andalucía en incorporar la braquiterapia. Y luego indicó otras de sus ventajas: "[Es una radioterapia que] respeta otros órganos, como la vejiga o el recto, tiene efectos secundarios mínimos y el paciente puede reanudar pronto su actividad laboral y familiar". El paciente apenas nota una cierta irritabilidad urinaria que remite con el tiempo.

Coral Bodineau, especialista en Radiofísica Hospitalaria del Regional, explicó que las semillas se liberan de manera que sólo actúen sobre la zona del tumor. "Luego hacemos un seguimiento semilla a semilla", precisó. Al principio los controles son cada tres meses y luego, anuales. Las únicas recomendaciones que deben seguir los pacientes es que en los meses posteriores a la intervención no deben coger niños en su regazo ni acercarse a mujeres embarazadas.

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