Málaga: Signos de identidad y mutación
20 años de 'Málaga Hoy'
Desde el mapa de museos al Teatro del Soho pasando por el Festival de Cine, Málaga ha hecho de la cultura un signo visible de su capacidad transformadora
La movilización ciudadana que ganó la Aduana para Málaga es quizá el mayor hito
Málaga: de los museos a Los Asperones
Más que una mera acumulación de actividades, más que un sector productivo con sus particularidades al uso, la cultura es en Málaga una cuestión de identidad. Y lo es porque pocos discursos como el que emana de la creación artística o literaria se ajustan tan bien a una identidad como la de Málaga, cambiante siempre, dinámica, nunca conformista, capaz de adquirir matices distintos a la primera de cambio. Esta asociación ha quedado bien clara estos últimos veinte años y, también, refrendada en consecuencia con las decisiones políticas oportunas. A la contribución inicial que aportaron ya en 2003 el CAC Málaga y el Museo Picasso Málaga (el de mayor afluencia en Andalucía, con cerca de 780.000 visitantes en 2023) para el reconocimiento de Málaga como Ciudad de los Museos, se añadieron el Museo Carmen Thyssen Málaga en 2011 y el Centro Pompidou Málaga, así como la Colección del Museo Ruso de San Petersburgo en Tabacalera en 2016 entre otros muchos espacios expositivos de muy diversa índole. Sin embargo, donde mejor cabría ver hasta qué punto ha conectado este pulso con una sociedad civil singularmente sensible al respecto es en la movilización que ganó el Palacio de la Aduana para uso museístico y que concluyó con la inauguración del Museo de Málaga en diciembre del mismo 2016, un hito que, sin la lucha infatigable de la Plataforma La Aduana para Málaga, nunca habría llegado a materializarse. El museo aunó en una misma sede las colecciones del Museo de Bellas Artes y el Museo Arqueológico y permitió así a los malagueños disfrutar de su patrimonio en el mejor escenario posible.
Seguramente como reacción al fiasco que entrañó la candidatura a la Capitalidad Cultural de Europa en 2016, Málaga comenzó bien pronto a elaborar un discurso propio sobre la materia, con una especial atención a la capital pero con influencias compartidas con toda la provincia. En estos veinte años, además de los museos, el Festival de Málaga se ha consolidado como el primer escaparate internacional de cine en lengua española. El Teatro Cervantes ha sabido articular una programación diversa, para todos los públicos, en torno al teatro y la música, con citas fundamentales como su Festival de Teatro y con especial relevancia en las producciones de su Temporada Lírica. También vio Málaga renacer su Teatro Echegaray, puesto al servicio del tejido escénico malagueño, mientras la Junta de Andalucía se reservaba su programación escénica para Málaga en el Teatro Cánovas. Pero quizá el mayor acontecimiento a nivel escénico tiene que ver con la transformación del antiguo Teatro Alameda de la calle Córdoba en el flamante Teatro del Soho de la mano de Antonio Banderas: lo que había sido un proyecto largamente acariciado por el actor como sueño personal, terminó haciéndose realidad con su inauguración en noviembre de 2019. El mismo Teatro del Soho acogió, en el contexto adverso de la pandemia, una de las dos galas de los Premios Goya a las que Málaga ha servido de sede en los últimos años, mientras que el Teatro Cervantes hizo lo propio con los Premios Max en el difícil 2020.
Sería imposible hacer aquí acopio de todos los festivales de música que, del Starlite de Marbella al Calamijas, han tenido lugar estos veinte años en la provincia. Por no hablar del papel de la Orquesta Filarmónica de Málaga como agente dinamizador a través de la música clásica, con diversos festivales y ciclos de los más diversos géneros. Especial mención merecen los festivales literarios aparecidos de manera reciente en el contexto provincial, como Escribidores, Verdial o Marpoética. También en estos veinte años abrieron sus puertas La Térmica y el Centro Cultural La Malagueta como definitivos escaparates de las últimas tendencias culturales e intelectuales, así como el Centro Cultural de la Fundación Unicaja. Ahora, la mutación cultural sigue visible en el horizonte con próximas incorporaciones como la del deseado CaixaFórum. Y todo lo que habrá que contar.
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