Málaga

Sucedió en Málaga: Robo de una caballería

Calle La Puente.

Calle La Puente. / M. H.

Los últimos años de la década de 1920 vienen marcados por el declive del régimen dictatorial del general Primo de Rivera. Fue en 1923, reinando Alfonso XIII con un Gobierno de “concentración liberal” a cuyo frente estaba Manuel García Prieto, cuando el capitán general de Cataluña se hizo con el poder dando un golpe de Estado. El Gobierno pidió al Rey la destitución inmediata de los generales sublevados y la convocatoria de las Cortes Generales, pero el monarca no solo no apoyó la medida sino que nombró a Primo de Rivera presidente del Gobierno. Pero la llegada del general al poder no fue mal acogida por todos los sectores de la sociedad.

La realidad fue que, durante los dos primeros años, el Gobierno se redujo a un solo hombre: el dictador. Él era el presidente y el único ministro porque lo que hizo fue nombrar un Directorio (en lugar de un gobierno) compuesto solo de militares y declarar un estado de guerra. Con eso consiguió restablecer la paz social, acabar con el pistolerismo (pasó de 315 atentados por año que se dio en el quinquenio anterior, a solo 10 por año durante su mandato) y reducir el número de huelgas, lo que contribuyó a un importante crecimiento económico.

En 1925 sustituyó el Directorio militar por uno civil y el régimen fue saliendo adelante con cierta bonanza económica. Por un lado puso en marcha numerosos proyectos y reformas sociales, para lo que intentó incorporar al Partido Socialista y hasta consiguió que algunos líderes, como Julián Besteiro o Largo Caballero, colaboraran con la dictadura. Por otro lado suprimió de raíz toda aspiración regionalista y mostró una incomprensión absoluta con el mundo intelectual y universitario, hasta el punto de que personajes de la talla de Unamuno, Marañón o Valle Inclán fueron perseguidos o desterrados. Al final de la década, ya con la economía a la baja, fue perdiendo la popularidad alcanzada por sus logros y en el año 30, solo, sin apoyos, ni del Rey ni del Ejército, y con muchos enemigos, dimitió y se fue a Paris a morir sintiéndose desgraciado.

Sin embargo, en opinión del hispanista británico Hugh Thomas, en su obra La Guerra Civil Española, “esta dictadura solo puede juzgarse teniendo en cuenta la personalidad del propio Primo de Rivera. Era patriótico, magnánimo, comprensivo y tolerante, y había demostrado su valor físico y moral en Cuba, Filipinas y Marruecos. Deseaba gobernar España como un déspota ilustrado, pero en una época en que el despotismo sólo podía durar si era brutal”.

En este escenario transcurre el año 1928, un año que fue señalado para Málaga, fundamentalmente por dos razones: Por un lado, recién entrado el año, nace en calle del Agua, en el barrio de La Victoria, Manuel Porras Alcántara, más conocido por Manuel Alcántara, el gran poeta y articulista que, sin duda, ha sido el que más y asiduamente han leído los malagueños y muchos otros del diverso mapa español. Él mismo nos cuenta con ingenio y fino humor, en Málaga nuestra, el mundo en el que nace: “He dicho que pertenezco a la cosecha del 28. Nací un diez de enero, martes, a las siete de la mañana, que no son horas para que un desconocido se presente en casa de nadie. En aquél remoto mes de enero pasaron muchas cosas, como es natural. Charlot estrenó El circo, a Trotsky lo expulsaron de Moscú, debutó en España Carlos Gardel, murió Blasco Ibañez y, en los Estados Unidos, Paulino Uzcudun le ganó por K.O. a Pat Lester. Andando el tiempo, que no sabe estarse quieto, traté bastante a Paulino.” T. L. Oliver no tuvo la suerte de poder leerle entre los poetas de Las mil mejores poesías de la lengua castellana.

Por otro lado es el año en que nace nuestra maravillosa cerveza Victoria. El 8 de septiembre de 1928, coincidiendo con la festividad de la patrona de Málaga, la Virgen de la Victoria, la familia Franquelo inaugura en El Perchel la fábrica de cerveza a la que le da el nombre de la patrona. Intentan hacer la mejor cerveza del mundo y acuden a maestros cerveceros alemanes, y a fe de malagueño que lo consiguieron.

Aún recuerdo aquellos mediodías del mes de agosto volviendo a casa como un bacalao, después de haber pasado la mañana en los Baños del Carmen, que paraba en el Pombo para tomarme una caña mientras miraba a aquel gordo alemán, limpiándose el sudor de su monda cabeza con un pañuelo y luciendo un panamá en la otra mano. Delante tenía un botellín y un vaso rebosante de espumosa y helada cerveza Victoria, idéntico al que yo me estaba tomando ¡Madre mía, Insuperable! El cartel rezaba el eslogan: “Malagueña y exquisita”.

Pues, en este año transcurre el caso del robo de una caballería que da lugar al siguiente atestado: T. L. Oliver, guardia segundo de la Comandancia de la Guardia Civil de Málaga de la quinta Compañía, perteneciente al puesto de Poniente, por el presente atestado hace constar: Que prestando el servicio de correrías acompañado del de su clase J. R. Somosierra, de la misma Comandancia y destacamento, al llegar al cruce del camino viejo de Churriana, como a las once horas del día diez y nueve de Abril del año mil novecientos veintiocho, fue encontrado el que dijo llamarse Juan Corral Heredia de treinta años de edad, de oficio esquilador, habitante en calle de la Puente número diez, el que conducía un caballo castaño encendido más de la marca, cerrado, que dijo ser de su propiedad, pero sin poderlo acreditar con guía ni documento alguno, por lo que se procedió a gestionar la procedencia del mismo, lo que dio por resultado que dicho animal había sido robado de las caballerías de la finca San Guillermo, término municipal del Distrito de Santo Domingo, para cuyo efecto dicho sujeto con una llave ganzúa abrió la puerta falsa de dicha casa sacando dicho semoviente y se dirigía a coger el camino de Coín para venderlo en esta población, seguidamente se procedió a detener a dicho sujeto e incautarnos de la ganzúa y caballo y a extender el atestado que previene el artículo doscientos ochenta y dos de la Ley de Enjuiciamiento Criminal para su puesta a disposición del Sr. Juez de Instrucción del distrito expresado a efectos de justicia, el que consta de un folio útil sin la cubierta y se cierra en Málaga a las catorce horas de dicho día, firmado después de darle lectura, dicho delincuente y en unión de la pareja que certifica.

Posteriormente se procede a hacer la Diligencia de entrega: En Málaga a las quince horas del día diecinueve de Abril del año mil novecientos veintiocho, se le hace entrega al Sr. Juez de Instrucción del Distrito de Santo Domingo del presente atestado por robo de una caballería reseñada en el cuerpo del mismo, la que queda en depósito de su dueño Don Juan Pozos López, mayor de edad y habitante en la referida finca de San Guillermo, una llave ganzúa cuerpo del delito y del detenido Juan Corral Heredia, a los efectos de justicia, rogándole a su Autoridad el oportuno recibo. Para que conste se pone por diligencia que firma el auxiliar de pareja y el que certifica.

Es curioso la descripción que se hace en el atestado de la caballería, ya que hace suponer un buen conocimiento de Hipología (ciencia hípica): “caballo castaño encendido más de la marca”. Para los no entendidos, como es mi caso, aclaro que, por lo que he podido indagar, la marca es la “zona blanca del pelaje sobre la capa”, siendo la capa la “combinación del color de la crín y del pelo del cuerpo”. La marca o marcas suelen estar en la frente. Pues bien, al señalar que el caballo es castaño, o sea, pelo con tonalidades rojizas o marrones, cabos y extremos negros, y encendido, esto es, pelo de tonalidad rojo.

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