Vacaciones en familia

Los padres de acogida en verano son una iniciativa que organizan las asociaciones para mejorar la calidad de vida de muchos niños

Vica, de Bielorrusia, con su familia de acogida.
Elisa Moreno / Málaga

08 de julio 2012 - 01:00

Lo primero que le llamó la atención a Vica fue la sandía, a Kantún el frigorífico. Vica es rubia, muy delgada y algo bajita para su edad. Tiene los ojos azules y procede de Bielorrusia. Por el contrario, Kantún es morena, de ojos oscuros, lleva el pelo recogido en una trenza, tiene una sonrisa impecable y viene desde Argelia. Aunque a simple vista no lo parezca, ambas tienen algo en común: una familia de acogida en los meses de verano.

Esta iniciativa la han llevado a cabo multitud de padres en toda la provincia de Málaga a través de asociaciones como La sonrisa de un niño y Amistad con el pueblo Saharaui, entre otras, encargadas de organizar este tipo de acogidas con el fin de contribuir a la mejora de la salud de estos niños. Algunos lo hacen por primera vez, otros como la familia de Antonio y María José repiten este año con Vica, de nueve años. Ella llegó ayer junto a 40 compañeros más, y aunque no conoce el idioma sabe entenderse perfectamente con sus padres de acogida: "Basta con cogerles de la mano y llevarles a una frutería, ellos te señalarán todo lo que quieren", comentaba Antonio. De hecho, una de las cosas que más le llamó la atención fue la fruta, sobre todo la sandía. "Aunque no conozcan el idioma aprenden rapidísimo. El año pasado aprendió algunas palabras, este año queremos enseñarle frases". Además, Vica sabe que si aprende a comunicarse mejor podrá conseguir más cosas como a pedir el teléfono para comunicarse con su familia, con quien ya lo hacía cada semana.

Los edificios, los coches, la bañera, el patinete, el carrito de la compra, prácticamente todo le llamaba la atención. Y es que hasta entonces Vica no conocía más que el campo donde vivía con sus padres, cuatro hermanos, su sobrino, dos vacas, tres gallinas y un pato. El único problema es que estos animales, sobre todo las vacas, siguen estando contaminadas por la radioactividad que desde hace 26 años castiga a sus habitantes debido al desastre nuclear de la central de Chernobil. Por esta razón, los expertos aconsejan sacar del país a estos niños al menos un par de meses al año, evitando de esta manera el contagio de enfermedades y alargarles la vida con tan solo este gesto. El yodo de la playa, el sol, la dieta mediterránea y la fruta contribuyen a la mejoría de su salud.

A la llegada es importante que se hagan a la casa y luego conozcan el entorno, según comenta Antonio desde su experiencia. El proceso de adaptación será rápido, y tan rápido. Vica llegó sin gustarle el agua y no querer meterse en la bañera hasta que aprendió a nadar y apenas quería salir de la piscina. Pero lo más importante, señala Antonio, es "darles cariño" y no consentirlos demasiado porque después "la diferencia es muy grande".

Cuando llegue la hora de partir, Vica tendrá ya unas ganas tremendas de ver a sus padres y cambiará su mochila pequeña con ropa interior y "tres trapitos más" por una maleta grande con ropa de verano e invierno. Puede que el año que viene repita, pero antes tendrá que pasar el resto del año estudiando y aprobar el curso, requisito indispensable para tener la oportunidad de pasar el verano con una familia de acogida.

Kantún viene acompañada de Sergio y se tratan como hermanos. Tiene 14 años y viene a casa de su familia de acogida desde que tenía seis, aunque su hermana también lo hizo antes que ella. En su caso, una de las cosas que más le llamó la atención fue el frigorífico desde donde poder tomar bebidas frías y, como a muchos otros niños, la piscina. Kantún conoce perfectamente el idioma ya que lo estudia en la escuela desde primer curso de primaria con lo que la comunicación no resulta un problema para ellos. Además, desde que ha pasado a secundaria ha mejorado notablemente su escritura y nivel de lectura.

Sergio conoce a la perfección la situación de estos niños en los campamentos de la población refugiada saharaui en Tindouf (Argelia) ya que viaja hasta allí dos veces al año. Kantún procede de uno de los pocos campamentos donde hay agua aunque "no como para pegarte un baño". Por eso una de las cosas que más le llamó la atención fue la piscina y la playa: "Al principio le tenía mucho respeto a tirarse al agua de cabeza, pero ahora parece que le ha cogido el gustillo", explicó Sergio. Además cuenta que, aunque la situación es delicada, ha mejorado mucho en los últimos 30 años. "Sus análisis han salido bien, en cambio su hermana siempre llegaba con hongos y las condiciones de higiene eran diferentes. Una de las causas por las que ha mejorado es por la presencia de españoles en el campamento. Hay un vínculo tan grande que ha hecho que mejore su situación", comenta.

Kantún contaba con la ventaja de que su hermana, quien ya tiene 20 años y supera la edad máxima para viajar con el programa, ya había estado antes en casa y conocía su entorno gracias a fotografías y las vivencias que ella le contaba, con lo que le costó menos adaptarse. Ellos son cinco hermanos aunque para ella Sergio es como otro hermano más. A estos les gusta compartir mucho tiempo juntos: "Ella hace un té muy bueno y mientras aprovechamos para hablar de su familia y de las cosas más cotidianas de los campamentos".

Una de las cosas que más le llama la atención de Kantún es su madurez y su visión ante determinadas situaciones: "Ella no soporta que tiremos comida o que pelemos una patata y tiremos las sobras". Arroz, garbanzo, lentejas, alubias, aceite y hasta hace poco que empezaron a recibir fruta por primera vez, son los alimentos básicos con los que estas familias viven su día a día. Kantún, con sonrisa tímida, afirma que lo que más le gusta comer aquí es arroz con tomate.

Al final son dos niñas con las mismas ganas de jugar que cualquier otro: Vica, a la pelota; Kantún, al Monopoly. Sus padres de acogida tan solo les ayudan a contribuir en la mejora de su salud y a que abandonen por al menos dos meses la situación en la que se encuentran en su ciudad natal convirtiéndose en otra parte más de su familia.

Durante la estancia, las asociaciones se encargan de organizar eventos donde los pequeños puedan reunirse y disfrutar con sus compañeros y sus familias de acogida. Además, durante el resto del año también llevan a cabo verbenas o fiestas donde recaudar dinero que irá destinado al próximo viaje de los niños de acogida.

Cuando acabe la estación, Vica, Kantún y sus compañeros desearán reencontrarse con sus padres. Pero como ellos, otra multitud de niños estará esperando una familia de acogida para el próximo verano.

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