Van Dulken, el generoso soñador que hizo ciudad

Con voz emocionada, Lucía, hija de Enrique Van Dulken Muntadas, habló ayer de "lealtad y valentía", del "continuo desvelo" de un hombre de "fuerza, resolución y energía arrolladora" que nunca se acomodó en la posición más fácil para proponer iniciativas y soñar proyectos que hoy día son parte de la realidad de la ciudad. "Mi padre era como un libro al que se acude a cuestionarle y aún sentimos el dolor de que esa fuente se haya agotado", explicó su hija para cerrar el acto de entrega de la Medalla de la Ciudad y el título de Hijo Predilecto a título póstumo. Su faceta de empresario, de consignatario del puerto, de cónsul, de teniente de alcalde y, sobre todo, de fundador de Aesdima fueron los logros desgranados como causa de la distinción. Por encima de todo, su compromiso con la tierra en la que nació en 1918.

En el pleno del 24 de febrero de 2011 se acordó por unanimidad otorgarle esta distinción para reconocer su incansable labor a favor de Málaga desde las distintas facetas profesionales en las trabajó a lo largo de su vida. Un mes antes de su fallecimiento, en abril de 2011, se le otorgó "un pequeño anticipo, una venera", como comentó el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre. Pero la ceremonia oficial llegó a título póstumo. "Fue un hombre auténticamente ejemplar, inagotable en el servicio a los demás, fue un hombre bueno", destacó Damián Caneda, instructor del expediente. También destacó su labor desde mitad de los años 70 hasta el final de su vida al frente de Aesdima, una asociación sin ánimo de lucro en la que "supo poner lo mejor de sí mismo y concitar lo mejor de todos", añadió Caneda.

De la Torre destacó la intervención de Van Dulken en el desarrollo de las comunicaciones de la ciudad. "No quería que Málaga se quedase atrás e impulsó autovías, trazado de líneas de alta velocidad, ampliación del puerto y del aeropuerto", señaló el alcalde. "Las cartas de Enrique han llegado a muchos ministerios", subrayó De la Torre con una cariñosa sonrisa de recuerdo, que destacó "su larga y fecunda vida" reconocida en este "acto de justicia" con este malagueño de apellido holandés, tercera generación de una familia que eligió por amor una vida en el sur.

María Gámez, portavoz socialista, destacó la figura polifacética y poliédrica de Van Dulken y es que sus actividades empresariales desarrolladas desde 1942 fueron múltiples. Después de estudiar en la Residencia de Estudiantes de Madrid, de servir en la Marina durante la guerra y de pasar por la Universidad de Sevilla, volvió a Málaga para asumir la gerencia de la empresa familiar dedicada a la exportación de productos agrícolas. Junto a su hermano Gerardo creó una empresa dedicada a la exportación de aceites y abrió mercados como el de Australia.

En el sector de los transportes se distinguió entre los consignatarios de buques del puerto y en los años sesenta fundó el diario Sol de España, el cual presidió durante más de seis años. A esta faceta empresarial se sumó su actividad consular, que le llevó en 1999 a ser elegido decano del Cuerpo Consular acreditado en Málaga. En 1954, como teniente alcalde del Ayuntamiento de Málaga, ocupó la delegación de Cultura, Beneficencia y Aguas.

Pero lo que todos destacaron como su principal aportación a la ciudad fue la fundación de Aesdima, asociación que nació con el propósito de recuperar para Málaga el antiguo vigor derivado del comercio marítimo, promoviendo la creación de un Área Marítimo Industrial, y para luchar por la modernización de la provincia. Para ello, como destacaron los miembros del Consistorio, era imprescindible la implementación de una ambiciosa red de infraestructuras de comunicaciones en todos los ámbitos.

Como subrayó Eduardo Zorrilla, portavoz del grupo Izquierda Unida, "su dedicación y su pasión fue Málaga y eso ya basta para la concesión de la medalla". Al acto asistieron familiares y representantes de la empresa, la cultura, el deporte, la Universidad y el ejército.