Apicultura en la UMA

Apicampus, abejas que reinan en la azotea

  • El proyecto multidisciplinar Apicampus instala dos colmenas experimentales en el campus de Teatinos para estudiar el comportamiento de los insectos, su producción y difundir su importancia

Parte del equipo multidisciplinar del proyecto Apicampus.

Parte del equipo multidisciplinar del proyecto Apicampus. / Universidad de Málaga

La importancia de las abejas y otros polinizadores es incuestionable para el equilibrio natural. Pero el uso de pesticidas y algunas enfermedades como la varroa, un ácaro que puede acabar con una colmena entera, son amenazas tan serias en el medio natural que el ámbito urbano puede presentarse como una suerte de oasis para estos insectos.

La Universidad de Málaga está trabajando en un proyecto multidisciplinar de investigación cuyo objetivo es promover el desarrollo de la apicultura en ambientes urbanos, aumentar la concienciación sobre la importancia de las abejas y otros insectos polinizadores y fomentar el estudio de las propiedades de los productos apícolas.

Se trata del proyecto Apicampus, financiado por el I Plan Propio del Vicerrectorado de Smart-Campus. Dicho proyecto consiste, como punto de partida, en la instalación de dos colmenas experimentales en el campus universitario de Teatinos, concretamente en la cubierta de la Facultad de Ciencias.

Un apicultor abre una de las colmenas del campus de Teatinos. Un apicultor abre una de las colmenas del campus de Teatinos.

Un apicultor abre una de las colmenas del campus de Teatinos.

Una de las colmenas es tradicional, realizada con madera y la otra de poliestireno, mucho más ligera. Ambas están monitorizadas. “Van a estar conectadas a unos sensores de humedad, de temperatura y peso, también un contador de abejas para controlar la entrada y salida y se van a marcar abejas para ver su recorrido de vuelo”, explica María del Mar Trigo, profesora del Departamento de Biología Vegetal e investigadora principal.

Con unos rotuladores de colores especiales y minúsculas pegatinas se marcarán a las abejas de las colmenas. Así se podrán reconocer cuando se vean en el entorno. “Vamos a lanzar una alerta a los alumnos del campus para que reporten el lugar exacto donde han visto el insecto, a través de una aplicación móvil con georeferenciación”, indica Trigo y apunta que el sistema puede ser parecido al del anillamiento de los pájaros.

Las colmenas también van a llevar dos cámaras, una interna y otra externa, conectadas a internet “para que desde cualquier punto del mundo se pueda ver la actividad de nuestras abejas”, dice la investigadora.

Abejas posadas en la mano del experto. Abejas posadas en la mano del experto.

Abejas posadas en la mano del experto.

En Apicampus participan profesores de varios departamentos de la Universidad de Málaga: Biología Vegetal (Botánica), Ecología y Geología, Biología Animal e Ingeniería mecánica, Térmica y de Fluidos. También colaboran estudiantes, así como Bee Garden Málaga, empresa ambiental y multidisciplinar especializada en apicultura de origen malagueño. Igualmente, está colaborando el Centro de Cálculo.

Además de estudiar la actividad, se va a analizar la producción de estos insectos, el contenido polínico de la miel y las cargas de polen que recogen en las patas traseras y así conocer cuáles son sus fuentes de alimentación, si recurren a las plantas silvestres del campus o también a las ornamentales.

“Los compañeros de Ecología están investigando el uso medicinal de los productos derivados de la colmena, no solo la miel, el polen y la jalea, también propóleos, que es una especie de cera”, señala Trigo. Y subraya que “ya han hecho un estudio preliminar y parece que pueden tener propiedades anti tumorales”.

La colmena amarilla de polietireno y la tradicional de madera. La colmena amarilla de polietireno y la tradicional de madera.

La colmena amarilla de polietireno y la tradicional de madera.

Otro de los objetivos fundamentales del proyecto, en el que también están implicados estudiantes gracias a contratos de prácticas, es difundir la importancia de las abejas en particular y los polinizadores en general. “Son los que posibilitan que las plantas tengan fruto a través de la polinización, si desaparecieran tendríamos un serio problema en la producción hortofrutícola y la supervivencia de las plantas estaría bastante comprometida”, agrega la profesora.

Ya se están recogiendo los primeros datos con la primera producción de miel y polen. Los investigadores esperan que el proyecto se pueda prolongar más de un año.

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