Tromba de agua

Los agricultores hablan de daños “irrecuperables” por el temporal

  • Hay fincas en las que la intensidad del agua ha provocado “riadas” de dos metros de profundidad por tres de ancho

Daños en una finca situada entre los municipios de Casarabonela y Ardales.

Daños en una finca situada entre los municipios de Casarabonela y Ardales. / M. H.

Las fuertes lluvias del pasado fin de semana han provocado “daños irrecuperables” para muchos agricultores, según Asaja Málaga. El presidente de esta entidad, Baldomero Bellido, reconoce que todavía no se atreven a arrojar una cifra de pérdidas económicas porque la zona afectada es “muy amplia” con la dificultad añadida que supone “la valoración de un arrastre de tierra”.

Bellido explicó que no se puede hablar de pérdida de cosechas porque en su mayoría, los campos estaban aún sin sembrar. Lo peor, según explicó, ha sido el arrastre de tierra y “las cárcavas” creadas en el terreno en las que “puede caber hasta un camión”. “Cuando se parte la parcela es un daño perpetuo”, comentó.

Es el caso de Gema Florido, tiene una finca de explotación ganadera y agrícola –siembra para alimentar a sus animales– en el término municipal de Casarabonela, cerca la estación meteorológica de Ardales donde se registraron 396 litros por metro cuadrado.

Cuenta que la “brutal” intensidad con la que descargó la tromba de agua en apenas tres horas ha dejado “de arriba a abajo” de su terreno “riadas de una profundidad de dos metros y una anchura de tres”, con toda la pérdida de terreno que ello conlleva y que, matiza, “es irreparable”. "Cuando vi los ríos que había y la fuerza del agua, me entró una impotencia que no sabía si llorar o chillar", afirma.

Con todo, calcula que los daños alcanzarán los 50.000 euros. “Toda la tierra que se ha perdido no la vamos a recuperar nunca, porque en crear un centímetro de suelo se tardan cien años”, afirma Florido y comenta que a algunos “el agua les ha arrancado 100 olivos”.

Además del estado de la tierra, el agua también se llevó por delante las cercas que rodean la finca e inundó una de las dos naves donde guarda alrededor de un millar de ovejas y cabras. Por suerte, dice que ninguno de los animales se ahogó porque se consiguieron refugiar en la otra; eso sí, después de las lluvias, con todo el fango, ha fallecido alguno. “La finca está intransitable incluso para el ganado, porque tampoco es capaz de cruzar esas riadas”, concluye.

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