Antes, la dieta mediterránea era la comida de los pobres. Legumbres, productos de cercanía, alimentos de la huerta... “Hace 50 años era la dieta de los pobres, pero ahora es la de los ricos porque sale más cara la verdura que comprar un producto insano en una gasolinera”, reflexionó el presidente de la Sociedad Española de Obesidad (Seedo), Francisco Tinahones.

Entre que las legumbres “tienen poca publicidad” y la “globalización de los menús”, entre otras causas, se produce un “alejamiento” de la dieta mediterránea. Desde la Seedo recordaron que esa dieta es “de las más saludables del planeta” y que el estudio Predimet demostró que reducía los efectos cardiovasculares un 30%.

Sin embargo, la adherencia a esa forma de alimentarse va descendiendo. “Nos homogeneizamos con lo que comen los ingleses y franceses”, apuntó Tinahones. El resultado es que esta dieta se va perdiendo. “Hemos bajado la adherencia a la dieta mediterránea. Estar bañados por el Mediterráneo no significa la adherencia a esa dieta”, recalcó.

Los especialistas apuntan que poco a poco un español come de forma más parecida a un habitante “de Liverpool” que a los que vivían en España hace medio siglo. La dieta mediterránea se basa en legumbres, verduras, más pescado que carne, aceite de oliva y frutos secos.