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Málaga, de ayer a hoy
El arroyo de los Ángeles es uno de los numerosos cauces urbanos que nacen en los montes que rodean la ciudad y que permanecen secos la mayor parte del año. Pero cuando se producen fuertes lluvias, generalmente en otoño, presentan graves riesgos de provocar inundaciones en los barrios que se encuentran al final de su recorrido. Es un afluente, de corto recorrido, del río Guadalmedina y su nombre procede del antiguo convento franciscano de Nuestra Señora de los Ángeles, que el regidor Diego de Torres fundó en su testamento, para lo que cedió una finca que poseía en el denominado Peñón o Cerro de Miraflores, en las afueras de la ciudad. Por aquellos años se extendió la leyenda de que los santos mártires Ciriaco y Paula, patronos de la ciudad, habían sido lapidados y enterrados en las inmediaciones del arroyo, hecho que se reflejó en una cruz colocada sobre un pedestal, y que derivaría en que en la zona baja del arroyo recibiera el nombre de Martiricos.
Tras la desamortización que se llevó a cabo en 1836, el Gobierno cedió el convento a la junta de beneficencia, que lo usó como manicomio y, más tarde, en 1893, se transformó en asilo de pobres a petición de la Liga contra la Indigencia. Desde entonces, el viejo edificio ha sido la sede del asilo de los Ángeles, regido por un patronato que ha luchado incansablemente por su supervivencia. Hay testimonios de que antiguamente las aguas de este arroyo fueron aprovechadas en el abastecimiento de la población. De hecho, a finales del siglo XVIII se identificó el antiguo arroyo del Agua con el de los Ángeles ya que se encontraron ruinas de cañerías en este último, posible resto de una primitiva conducción que trajo agua a la ciudad a principios del siglo XVI.
La traída de agua desde el arroyo del Agua o de los Ángeles, según el historiador Víctor Heredia, "sólo palió parcialmente el problema del abastecimiento" porque, al parecer, que su caudal acabó siendo utilizado exclusivamente por los molinos de pólvora que existían en la zona de la plaza de Arriola, y que tras el cese de la actividad de esta industria quedó inutilizado hasta que en 1675 el convento franciscano de San Luis el Real solicitó el aprovechamiento del agua del ya por entonces llamado arroyo de los Ángeles, con la condición de poner una fuente para uso de los vecinos del convento. Como permanencia de este acuífero que alimenta las aguas del arroyo, además de las laderas de los montes próximos, entre ellos, el Monte Coronado, Heredia dijo que existe la fuente de la Burra, en las inmediaciones del asilo de los Ángeles.
En la foto se ven, de derecha a izquierda, el Cuartel de la Trinidad, acuartelamiento militar que aprovechó el antiguo convento de los trinitarios, ubicado en la colina en la que la reina Isabel la Católica instaló su campamento durante el asedio de Málaga en 1487; el Hospital Civil Provincial, construido entre 1862 y 1892, según el modelo del Lariboisiere de París como el gran hospital de la ciudad; y las Huertas de Godino, Perdida, Ortega y Las Morillas, y el Cortijo de las Beatas. A lo lejos incluso se aprecia el barrio de la Trinidad. No fue hasta 1948, aseguró el historiador, cuando se construyó un puente sobre el arroyo para facilitar el paso del mismo en los días de lluvia, en dirección a Martiricos. Se trató de un compromiso personal del alcalde José Luis Estrada Segalerva para facilitar el acceso al campo de fútbol de La Rosaleda.
En los años siguientes la urbanización de la zona de Martiricos se benefició de esta mejora, cuando se construyeron la Escuela de Comercio y el instituto masculino Nuestra Señora de la Victoria, la fábrica de teléfonos de Citesa, el Parque de Bomberos y la Escuela de Idiomas.
Ya en la década de 1970, cuando era alcalde Cayetano Utrera Ravassa, se procedió al embovedado del arroyo cuyo curso quedó cerrado en una caja de hormigón, lo que permitió crear en su superficie una amplia avenida que mantiene su nombre. Dando a esta avenida, que por una parte linda con el Hospital Civil, se construyeron las instalaciones de la Comandancia de la Guardia Civil, levantadas en varias etapas, y el Hospital Materno Infantil, inaugurado en 1981. La urbanización de las huertas y terrenos que se ven en la postal comenzó en la década de 1920, cuando se construyó un barrio de casas mata, de una sola planta, cuyas calles recibieron nombres de políticos decimonónicos y que se llamó Victoria Eugenia en honor de la reina, esposa de Alfonso XIII.
Al otro lado del arroyo también se levantaron casas similares. Fue a partir de los años 60 cuando se promovió una urbanización de características muy diferentes por parte de una cooperativa de viviendas. Se trata de los altos bloques de Miraflores de los Ángeles, prevista para cerca de 3.000 viviendas, y que incluyó el colegio Gibraljaire. Hoy en día sigue siendo un barrio muy popular con una intensa actividad y especialmente demandado por estar tan cerca del centro de la ciudad.
l EL RÍO QUE VERTEBRE LA CIUDAD. El arroyo de los Ángeles es el último afluente del curso del río Guadalmedina por su margen derecha. Este río ha dado más de un susto a la ciudad. El más reciente fue en 1907 cuando su desbordamiento provocó decenas de muertos. Hasta entonces, el modesto canal serpenteaba por un cauce que estaba prácticamente a la misma altura que las calles laterales, lo que obligó a construir los paredones a modo de muralla para proteger las casas cercanas en caso de riada.
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