Cambio de sentido
Carmen Camacho
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"Un conductor de autobús se ha negado en varias ocasiones a dejarme en la parada porque simplemente no le gusta mi pueblo". Marina Moreno, de 22 años, estudia Pedagogía en Málaga y cuenta por decenas las historias de sus viajes a la capital en los últimos cuatro años de carrera. Marina vive en La Atalaya, un núcleo poblacional que pertenece a Villanueva de Algaidas. Desde allí, sus desplazamientos a la capital de provincia se han convertido en una auténtica odisea por las dificultades de horarios y falta de espacio en los autobuses.
"Aunque La Atalaya está en el recorrido, los autobuses no pasan por la mañana, así que mis padres tienen que llevarme al pueblo para poder ir a Málaga", explica. Sin embargo, este olvido de la compañía de autobuses no es el único que sufren los usuarios, ya que, como sostiene esta estudiante, las máquinas expendedoras de billetes en la estación de autobuses de Málaga no permiten comprar viajes directos a su pueblo, por lo que más de una vez se ha visto obligada a esperar a que todos los pasajeros con billete entraran, arriesgándose a perder el autobús.
De hecho, Marina ya vivió esta situación hace unos meses cuando por "una falta de previsión de la compañía de transportes, tuvo que esperar en la estación de la capital hasta cuatro horas para volver a su casa de La Atalaya. "Un día vendieron billetes a más personas de las que cabían en el autobús, por lo que muchos nos tuvimos que quedar allí esperando hasta el siguiente viaje cuatro horas después", afirma Moreno, que también explica cómo en otra ocasión tuvo que posponer los planes de volver a su casa por la imposibilidad de entrar en un autobús "repleto de personas".
Para Marina, una de las causas de estos imprevistos es la compra de la compañía de transportes Casado, que se ocupaba de conectar los pueblos de la comarca de Nororma con Málaga, por parte de la empresa nacional Alsa. Desde que se produjo esta absorción, el autobús que circula por esta zona ha pasado de hacerlo por mañana y tarde para solo ofrecer servicio a primera hora. Por su parte, los sábados no existe posibilidad de viajar a Málaga o volver, mientras que el domingo la única opción es tomar un autobús que llega a la capital a las seis de la tarde, cuando el viaje de vuelta sale a las siete, una hora después. "Ni siquiera nos avisaron de los cambios en las líneas. Tras la compra de Casado, los horarios antiguos permanecieron en las paradas durante semanas, por lo que mucha gente se confundió al no encontrar su autobús habitual", comenta Marina.
Aparte de Villanueva de Algaidas, la línea de ida que utiliza Marina conecta el municipio cordobés de Rute con los pueblos de Cuevas de San Marcos, Cuevas Bajas, Archidona, Antequera y, finalmente, Málaga. Con tantas zonas de parada, el servicio se satura en "numerosas ocasiones" ante la gran cantidad de usuarios a los que debe asistir. En el viaje de vuelta la situación es similar, añadiendo la localidad de Villanueva del Trabuco en el camino. Entre Rute, origen de esta línea gestionada por Alsa, y Málaga, destino de la misma, el tiempo de viaje alcanza las tres horas, mientras que en coche este desplazamiento apenas supera una hora.
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