Su madre había conservado la primera carta que, juntas, escribieron a los Reyes Magos hace casi 40 años en una clásica Olivetti de color azul. La misiva estaba doblada y grapada por los laterales. Nunca se abrió, pero el contenido podía leerse. En el reverso aparecía la dirección del domicilio de Puerto Real en el que la familia residió durante varios años. "Tenía 4 ó 5 añitos y me sabía las letras. Mi madre me iba diciendo qué teclas tenía que pulsar", recuerda Elvira Cubiles. Desde hace un tiempo, afligida por la enfermedad que le diagnosticaron a su padre -y que eclipsa parte de sus recuerdos- guarda la carta en el interior de un libro para llevarla siempre con ella. Hasta el domingo. Ese día, dejó olvidada la obra literaria en un cajero de calle Larios donde acababa de sacar dinero. Ahora pide colaboración a través de las redes sociales para encontrar la lista de deseos que nunca llegó a entregar a sus Majestades de Oriente. "Quiero recuperarla porque es uno de los primeros recuerdos que tengo de mi infancia. Lo he compartido en todos los grupos que tengo con mucha tristeza", explica esta profesora de Música, de 42 años.

Sucedió el pasado domingo, hacia las 11 de la noche, cuando regresaba a su casa tras haber pasado el fin de semana con sus padres, que residen en Torre del Mar. Al deshacer la maleta y meterse en la cama, Elvira fue a echar mano de 'La ladrona de libros', que relata las peripecias de una menor alemana a la que dieron en adopción hasta el final de la II Guerra Mundial. "La historia me tiene atrapada y leo siempre antes de dormir. Entré en pánico al recordar que no tenía el libro al entrar en mi casa", cuenta la mujer.

Pensó que el ticket de pago de la tarjeta con la que había pagado el taxi de vuelta le podía dar la clave para contactar con el conductor en un hipotético de que hubiera recuperado su novela. Pero cuando preguntó por él supo que ya había terminado su servicio. Elvira reparó entonces en que había el libro en el cajero de la sucursal bancaria situada al principio de calle Larios. Y allí lo perdió. Dentro, además de su primera carta a los Reyes, guardaba también "otro tesoro". Se trataba de una nota que su profesor de piano, quien fuera "su amor platónico", le escribió hace 26 años. A la 1 de la madrugada, pidió un taxi para regresar hasta el banco. "Era tarde, pero la pena era más grande. ¿Cómo iba a dormir? Tenía un gran pellizco", destaca la profesora.

La novela no estaba allí. Tampoco ha llegado, por el momento, a la Oficina Municipal de Objetos Perdidos de Málaga, pero confía en la magia de las redes sociales y pide a los internautas que le ayuden a recuperarla porque, cree, "nadie puede tener interés" en quedarse con un libro. "Estoy muy agradecida a todos los que han compartido la publicación. Han sido muchísimos y no lo esperaba", espeta Elvira satisfecha con la repercusión que ha tenido el caso.