Bandas organizadas convierten los supermercados de Málaga en su terreno de caza
“Nadie roba por hambre”, sentencia el fundador de una cadena
Detectan un mercado paralelo que compra a la mitad los productos robados, desde salmón e ibéricos hasta chocolate
El Ayuntamiento saca a concurso el proyecto de reforma de la cubierta del mercado de Atarazanas
Entra sin prisa, pero con cálculo. No viene a comprar, aunque conozca los estantes mejor que muchos clientes. Tiene claro dónde están los productos de mayor valor y de cuánto tiempo dispone antes de que alguien repare en él. Carrito en mano, o sin él, mirada distraída, paso tranquilo. Su ruta no es improvisada. Sabe, sobradamente, por dónde salir sin llamar la atención. Uno aguarda fuera, el otro llena los bolsillos. En menos de cinco minutos, el golpe está hecho. Patinete, motor, fuga. En las tiendas de alimentación malagueñas los robos se han profesionalizado. Ya no son hurtos al descuido, ni gestos desesperados de quien roba para comer. Son operaciones calculadas, silenciosas. “El mayor problema que tenemos son las bandas organizadas”, explica Sergio Cuberos, fundador y director general de Maskom Supermercados, una de las cadenas locales más veteranas.
Detrás de estos grupos criminales, asevera, subyace un mercado paralelo que alimenta el delito. “Hay un mercado puerta a puerta, o incluso en rastros, donde se revenden los productos a mitad de precio”, detalla. En ese escenario hay quien compra salmón, ibéricos o cosméticos robados.
Delincuentes que actúan en pareja o en pequeños grupos que acceden al establecimiento con una naturalidad pasmosa. “A veces se desplazan en patinete, otras en moto. Buscan las horas de más afluencia, cuando hay ruido y movimiento. Esconden productos de valor y salen rápido”, detalla el empresario.
Entre los artículos preferidos figuran los sobres de charcutería, desodorantes, productos de limpieza personal, quesos o aceites caros. También el chocolate, que ha pasado a ser un objetivo casi prohibitivo. “Es plano, fácil de esconder y tiene un valor importante”, reconoce Cuberos.
Durante años, las bebidas alcohólicas han sido los artículos más deseados, pero las cadenas han aprendido a protegerse: chapas magnéticas, botellas protegidas y sensores en las puertas. “Ahora suena la alarma y eso los delata. Prefieren cosas que puedan meter en el abrigo”, sostiene.
Cuberos habla con la serenidad de quien lleva años observando el fenómeno y ha tenido que adaptarse a él. Su tono evidencia que conoce bien a los malhechores. “La mayoría tienen antecedentes. Son relativamente profesionales y saben qué coger, por dónde escapar y a qué tienda no volver en unos días”, atestigua.
Con el cambio de legislación en España, desde 2014 los hurtos por valor inferior a 400 euros pasaron de ser una falta administrativa a un delito penal. Una circunstancia que no ha hecho que se reduzcan los robos, pero que sí ha supuesto que varíe ligeramente el perfil de quienes los perpetran, ahora más especializados.
Algunos de estos cacos han sido grabados una y otra vez por las cámaras de seguridad. “Tenemos imágenes de los mismos en distintos establecimientos. Los denunciamos todos. Es la única defensa que tenemos: acumular denuncias para que, al final, terminen pagando”, señala el empresario.
"El robo famélico casi no existe"
Y, acto seguido, lanza una advertencia: “Nadie roba por hambre. El robo famélico casi no existe. Lo hacen porque hay un mercado donde colocar el producto”, destaca. En los márgenes de la legalidad, existe un circuito paralelo de reventa.
Los robos en supermercados afectan a todo tipo de barrios, aunque con distintos matices. En Málaga capital se han detectado estas bandas que operan en zonas como Campanillas y Ciudad Jardín. En el centro o en pueblos del interior, los robos son más improvisados, en ocasiones perpetrados por personas con adicciones. “Entran, cogen lo que pueden y se lo beben en la calle. Es otro tipo de delito, más impulsivo”, subraya,
Cada robo individual no es baladí. El balance global de pérdidas resulta demoledor. Las llamadas “pérdidas desconocidas” —la diferencia entre el inventario real y el teórico— suponen entre el 1% y el 2% de la facturación de los supermercados. “Son muchos miles de euros. Cada vez que haces inventario, salen esas cifras, y parte de eso son robos”, señala el responsable de Maskom.
Para protegerse, las cadenas han invertido en tecnología y medidas disuasorias. “Todos los supermercados tienen entre 15 y 20 cámaras vigilando constantemente. Hemos puesto puertas para obligar a pasar por caja, etiquetas magnéticas, barreras, chapas para el aceite o las bebidas alcohólicas. Todo eso tiene un coste enorme, pero si no lo asumimos, el que no se protege es el primero al que atacan”, se lamenta el empresario.
La otra alternativa, la contratación de seguridad privada, resulta difícil de sostener. “Los precios son terribles. Son muchas horas y no se puede tener a un vigilante solo por hurtos. Tiene que haber algo más, porque si no, el negocio no aguanta”, reflexiona.
Aun así, los supermercados trabajan mano a mano con la Policía Nacional. “Les pasamos todas las imágenes y la información. Ellos saben que hay bandas activas, y cuando las detectamos, avisamos de por dónde se mueven”, señala.
En ocasiones, son los propios empleados quienes consiguen retener a los ladrones hasta que llega la patrulla. Pero no siempre hay suerte. Actúan rápido. Si suena la alarma, ya están lejos. Y batallan, además, con la subida de costes. “La luz, el transporte, la materia prima… todo sube. Y en un mercado tan competitivo no puedes trasladar esos costes al cliente. Así que vienen años complicados”. La voz de Cuberos mezcla resignación y firmeza. No se queja, pero tampoco disimula el desgaste. Sabe que su trabajo ya no consiste solo en vender alimentos, sino en protegerlos de quienes los roban para revenderlos. Y para ello se han tenido que armar.
Los asaltantes que usaban machetes y fusiles falsos
Una banda que empleaba machetes y fusiles simulados para asaltar supermercados ha sido desarticulada por la Guardia Civil en Málaga, operación en la que han sido detenidas tres personas, que han ingresado en prisión provisional por orden judicial. Eran jóvenes y violentos. La Guardia Civil ha desarticulado un grupo criminal dedicado a cometer robos con violencia e intimidación. Empleaban machetes y fusiles de asalto simulados para asaltar supermercados de la provincia de Málaga. Como resultado de la investigación, bautizada como operación “Guamparas”, han sido detenidas tres personas. La operación comenzó a principios de junio de este año tras un atraco ocurrido en Coín. Después de varias semanas de investigación, se averiguó que los autores de los hechos estudiaban y vigilaban los comercios antes de los asaltos y que cometían los atracos en horario comercial, cerca de la hora de cierre, para conseguir la recaudación diaria.
También te puede interesar
CONTENIDO OFRECIDO POR SÁNCHEZ ROMERO CARVAJAL
Contenido Patrocinado
CONTENIDO OFRECIDO POR AMAZON