La cabalgata más trágica
Un niño de 6 años muere atropellado por una carroza cuando iba a coger caramelos a la altura del plaza del General Torrijos. El Ayuntamiento mantuvo el desfile por motivos de seguridad.
"La cabalgata se ha teñido de luto". Fueron las primeras palabras con las que el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, comenzó las declaraciones a los medios de comunicación unos minutos después de conocer la tragedia. Con la voz entrecortada, daba la desgraciada noticia: un niño de 6 años, que se disponía a coger caramelos, había fallecido tras atropellarle una de las carrozas que llevaba la comitiva a su paso por la plaza del General Torrijos.
El Consistorio había establecido un dispositivo especial de seguridad con Policía Local para que la cabalgata se desarrollara con normalidad, pero el suceso resultó, en palabras del regidor, "inevitable". "El pequeño se soltó de sus padres y fue arrollado por una de las ruedas, pese a los medios de protección que había, cuatro o cinco personas a cada lado de la carroza y otras tantas delante y detrás. Son cosas que, a veces, inevitablemente ocurren", explicó. Ni siquiera los padres pudieron impedir el percance. El niño, al que inicialmente trataron de reanimar, fue trasladado en estado muy grave a una ambulancia, donde los médicos no consiguieron evitar el fallecimiento.
La tragedia tuvo lugar pasadas las 17:30, poco después de que la comitiva partiera del Ayuntamiento. A solo unos metros se encontraban los Reyes Magos, que acababan de subir a sus respectivas carrozas, ajenos al siniestro que posteriormente daría un giro radical a la tarde. Desde antes de las 16:00, familias enteras esperaban para coger sitio frente a la escalinata de la Casa Consistorial y recibir el saludo de sus Majestades. Pero la ilusión se tiñó de negro.
El desfile se paró durante una media hora, lo que inquietó a los ciudadanos que todavía desconocían lo que había pasado. Hacia las 18:15, los niños comenzaron a bajar de la carroza que había sufrido el accidente. Mientras, Francisco de la Torre, los concejales de Seguridad Ciudadana, de Cultura y de Servicios Operativos y Playas, Julio Andrade, Damián Caneda y Teresa Porras, respectivamente, se reunían en la zona en que se produjo el suceso con uno de los responsables de la Policía Local. La confusión era muy grande y la disyuntiva se basaba en suspender la cabalgata o bien modificar el recorrido. Los rostros del equipo de Gobierno mostraban la tesitura en la que se encontraban. "Hemos tomado la solución menos mala. En un principio contemplamos la posibilidad de suspender el desfile. Sin embargo, son varias las dificultades que eso supone. El padre es de la opinión de seguir el desfile. Hay gente esperando en distintas zonas y no podemos tampoco acelerar el recorrido, dado que afectaría a la seguridad. Es un momento muy difícil para todos; haría todo lo posible por que esto no hubiera pasado", señaló el alcalde, que ha decretado dos días oficiales de luto. La decisión, que parecía firme, pasaba por eliminar la última parte del paseo, concretamente desde la plaza de la Marina hasta la Catedral, donde estaba prevista la ofrenda de los Reyes Magos.
Pese a que la cabalgata continuaba su paso, intentando repartir ilusión a tantos niños, la música ya no sonaba igual. La ciudad, por unos minutos, quedó dividida en dos mitades. Una de ellas la formaban aquellos que esperaban ansiosos la llegada de sus Majestades, sin aún tener constancia de la tragedia. La otra parte, conmocionada, trataba de encontrar explicaciones por semejante golpe en una día que será recordado.
La noticia corrió como la pólvora, al punto de que en casi todos los rincones del centro malagueño la conversación giraba en torno a la desgracia. Una de las empleadas de la tienda de ropa Punto Roma, sita en la plaza de la Constitución, manifestó a este periódico que todos los clientes que habían entrado desde que comenzó la tarde se interesaban por el fatal desenlace. "¡Dios bendito! ¿Cómo pueden pasar estas cosas?", se preguntaba una mujer al conocer el suceso. "Me he enterado por internet. Ha sido muy fuerte. Nos ponemos en el lugar de los padres y debe de ser horrible. Hoy [por ayer] el día es de los niños y tienen que disfrutarlo como sea", expresaba Beatriz, que acababa de ver la cabalgata por la calle Larios junto a sus dos hijos.
El de ayer no fue, sin embargo, el único incidente ocurrido en los últimos años en el desfile de Reyes. En la pasada edición, dos mujeres, al llegar a la calle Carretería, tuvieron que ser atendidas por contusiones leves tras caer de una carroza, aunque por fortuna no hubo víctimas que lamentar.
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