Las elecciones europeas, claves para el futuro del campo malagueño
Los representantes elegidos redactarán la próxima estrategia de la Política Agraria Común (PAC)
El sector vitivinícola, preocupado por la nueva normativa de etiquetado que estudian en Bruselas
Asaja Málaga pide infraestructuras hidráulicas: "Sin agua la agricultura y ganadería están sentenciadas"
Málaga se la juega este domingo en las elecciones al Parlamento Europeo. Sobre todo, con un protagonista claro: el campo de la provincia. La actividad agraria y ganadera presta atención estos días a los resultados de unos comicios que configurarán la composición del pleno que decide los marcos regulatorios y las distintas estrategias sobre el sector primario. "Todos los partidos están receptivos, pero veremos si nos ayudan", se muestra escéptico el presidente del Consejo Regulador del vino malagueño, José María Losantos.
La elección de los representantes europeos determinará las políticas y estrategias del sector en los próximos cinco años, que vendrán descritas en la sonada PAC (Política Agraria Común). Los eurodiputados electos, 720 de los que España representa un 8,5%, gestionarán la implementación de la norma en su marco 2028-2034, que incluirá, como es habitual, las partidas presupuestarias, los diferentes condicionantes medioambientales, los cupos de explotación o la convergencia de las áreas agronómicas.
Esto último es una de las cuestiones que más ha traído de cabeza al campo malagueño y supone que las ayudas económicas se atiendan sobre la media de una zona geográfica de cada vez mayor tamaño. Una decisión que perjudica a la variedad de cultivo en Málaga y sus diferencias orográficas, que condicionan la rentabilidad según qué zonas.
"Málaga es un pequeño continente en el que tenemos de todos los cultivos, y eso no está contemplado en una norma que quiere meter a todas las explotaciones europeas en el mismo saco", sostiene Baldomero Bellido, presidente de Asaja Málaga. La misma fuente considera que es prematuro hablar de la siguiente PAC, pero se muestra optimista en su fase embrionaria: "La Unión Europea se ha dado cuenta de que el rumbo que llevaba no era el adecuado y ya se han introducido algunas modificaciones, por lo que entendemos que esa será la lógica".
Política medioambiental e hidráulica
"Aunque pueden parecer distintas, las decisiones que se toman en el Parlamento Europeo tienen un impacto feroz y directo sobre nuestro sector", insiste Bellido. La estrategia de Europa condiciona la producción y el crecimiento económico de la provincia. "No nos podemos convertir en unos burócratas detrás de un falso medioambientalismo que hace inviable nuestras explotaciones", sostiene el presidente de Dcoop, Antonio Luque, en conversación con este periódico.
El máximo representante de una de las empresas malagueñas con mayor facturación de Andalucía se muestra contundente con Bruselas: "Tiene que cambiar todas las políticas medioambientales". En eso coinciden el resto de fuentes consultadas: "Es una política verde mal entendida y sin fundamento científico", entiende Bellido, quien pone de ejemplo la obligación de mantener cubiertas vegetales en la explotación, "¡pero si no nacen!", exclama.
En este sentido, otras de las cuestiones sobre la mesa es el agua. "Desde Europa, tienen que financiar todos los proyectos que puedan mejorar las infraestructuras hidráulicas", insisten desde Dcoop. Mientras el sector vitivinícola se muestra satisfecho con las últimas lluvias primaverales, el olivar sigue acusando su deshidratación: "Ten en cuenta que la cosecha se concentra en la zona norte de Málaga, el área donde menos ha llovido de Andalucía", recuerda Luque.
La política europea exige mantener el denominado caudal ecológico, una cuestión que merma la capacidad de riego de las explotaciones malagueñas. "Esta política debe ir acompañada de proyectos hidráulicos que aseguren el abastecimiento de las explotaciones", sostienen desde COAG Andalucía. Su representante en Málaga, Antonio Rodríguez, apunta también a la competencia desleal: "Producimos con los exigentes estándares europeos y dejan que entren productos de terceros países con menor control".
Una situación que ha protagonizado los últimos meses en el valle del Guadalhorce, donde la productos cítricos se han devaluado frente a las producciones internacionales que han protagonizados los lineales. Sudáfrica, Brasil o Turquía se alzan como las principales localizaciones de procedencia de esta producción, según las fuentes consultadas.
Defender la totalidad del cupo
Otra de las demandas de los agricultores malagueños, en este caso del sector vitivinícola, es la de extender el cupo del cultivo de viñedo hasta su totalidad. "¿Por qué España no aplica todo del que dispone?", se pregunta Losantos. Los parámetros de las áreas disponibles para este tipo de cultivo los marca la Unión Europea para sus países miembros, pero suele ser una cifra jugosa en una negociación con otros sectores. "Depende de quién nos defienda y el ministerio nunca pide la totalidad de la plantación permitida", asegura Losantos.
Quienes defiendan el campo malagueño se sabrá este domingo 9 de junio, cuando se elegirán a los representantes que tracen las política sobre un sector en Málaga que representa más de la mitad de la exportaciones, que alcanzan un valor de 1.400 millones de euros. Todo, con el aceite de oliva como el principal producto: tres partes de su producción saltan las fronteras nacionales. Su precio también dependerá de los condicionantes europeos. ¿Bajará? "Lo normal es que sí, pero en los lineales no antes de diciembre o enero", sentencia el presidente de Dcoop.
Las otras reivindicaciones: "Nos quieren obligar a poner poco menos que el vino mata"
A pesar del paulatino crecimiento las ventas de vino denominación de origen de Málaga, el sector ha pasado en los últimos dos siglos de tener 120.000 hectáreas de viñedo en la provincia a disfrutar de unas escasas 3.000. El descenso del consumo del vino en usuarios nacionales se compensa en Málaga por el perfil extranjero. "El turista quiere probar la gastronomía local", subraya el presidente del Consejo Regulador, José María Losantos. En cualquier caso, la misma fuente lamenta que "hay más oferta que demanda", que se traduce en una bajada de los precios, la consecuente pérdida de rentabilidad y el destino final del abandono de los cultivos. "Los vinicultores se pasan al olivar porque ha dado más rendimiento en los últimos años", puntualiza el empresario al frente de la prestigiosa bodega Doña Felisa, quien suma dos variables más: la presión urbanística en las zonas de costa o de interior y la política del etiquetado. En este sentido, la Unión Europea tiene sobre la mesa nuevas exigencias para bebidas alcohólicas, parecidas a las ya habituales de las cajetillas de tabaco. "Nos quieren obligar a poner poco menos que el vino mata", sentencia.
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