Cuanto más cerca, mejor
Los comercios del Centro mejoran los datos del año pasado, mientras que lo más alejados sufren la crisis
EN el centro de la fiesta esta el beneficio. Desde que llegara la Feria a Málaga el día 16 de agosto, los comercios más próximos a la juerga y el consumo han experimentado la mayor rentabilidad frente a todo el dinero invertido. Por su parte, los negocios que lindan con calle Larios, el foco de la celebración, sufren las consecuencias de la crisis y cierran las libretas de cuentas con peores números que el año pasado.
A falta de los resultados del sábado, una de las jornadas más activas de la Feria, las tiendas, bares y restaurantes del Centro preparan un caluroso y efusivo adiós a la fiesta de agosto. Los comerciantes han tomado cariño a estos días de movimiento, ya que durante estas ocho jornadas de festividad sin fin la gente consume más y los beneficios se multiplican con respecto a temporadas anteriores. "El año pasado fue el primero que abrimos en Feria, pero al ver los beneficios que teníamos decidimos repetir otra vez", declara Paqui Marín, gerente de la tienda de ropa Chavala. Este comercio, como muchos otros, se han percatado de su posición estratégica en la Feria y de las ganancias que ésta conlleva. Sin embargo, esta ubicación ventajosa sólo parece atraer a clientes de fuera de Málaga, ya sean de otras provincias españolas o de "Alemania, Inglaterra o incluso Japón". "Los malagueños que habitualmente visitan el Centro no se atreven a venir, por la gran cantidad de personas que hay estos días. La mayoría de los clientes son de fuera", señala Marín.
Esta característica del público en los establecimientos del Centro parece repetirse en la mayoría, ya que parte de las personas habituales de los bares de este espacio optan por huir del bullicio de estos días. Así, restaurantes y zonas de copas de la parte cercana a la celebración se ven obligados a doblar sus efectivos en Feria para cubrir la demanda. "Durante estos días hemos contratado a 20 personas más. En total somos 50 y, en ocasiones, nos vemos desbordados", explica Emilio Ruiz, camarero del restaurante Los Mellizos, que cuenta con dos establecimientos en el Centro de Málaga. En la gran mayoría de los comercios del corazón de Málaga la respuesta a los resultados de la Feria son positivos. En general, la cifras de 2014 superan o superarán a las del año pasado, por lo que las expectativas se cumplen y las fiestas se mejoran con nota.
Otro local que supera a los coletazos de la crisis es el Pepa y Pepe 2. Su dueño, Antonio Sánchez, se muestra satisfecho con las 400 personas que cada día de Feria se concentran en su espacio del Centro. "Por ahora, estamos igualando los datos del año pasado, pero creo que los acabaremos superando", declara Sánchez como vaticinio final de las fiestas de agosto.
No obstante, no todo es regocijo en los comercios que lindan con la calle Marqués de Larios. De hecho, como si se tratara de una zona totalmente alejada de la Feria y sus beneficios, los comercios de la Plaza de la Marina y la Alameda Principal, a apenas 300 metros del epicentro del dispendio, "lloran" ante los ingresos y se conforman con cerrar las fiestas con unas cifras cercanas a las de 2013.
"No existe comparación con el año pasado. Esta Feria solo consumen las personas extranjeras, ya que a la mayoría de malagueños 3,5 euros por un kebab les parece demasiado", se queja Mehmet Ersen, dependiente en el restaurante A la Turca. Este local, que lleva más de 10 años en la Alameda principal, abre durante la Feria a las once de la mañana y cierra a las tres de la madrugada sin encontrar el beneficio del año pasado. "Si no fuera por los extranjeros, probablemente, tendríamos que cerrar en fiestas", añade este hostelero de origen Turco.
Por su parte, a 200 metros y, también, en la divisoria con calle Larios, el kiosko de Eva González afronta con pesimismo el final de la Feria. "Literalmente, estamos consiguiendo la mitad de dinero que el año pasado", explica. Este hecho sorprende ante la concurrencia de viandantes y turistas por la zona, unos posibles clientes que, sin embargo, se quedan en solo eso, posibles. Según los kioskeros, las causas de estas pérdidas se localizan en los impuestos que se ven obligados a pagar y en los vendedores ambulantes. "Yo desembolso cada año 1.700 euros por estar en la Plaza de la Marina, ya que se considera de categoría 1 por la gran cantidad de personas que pasa", relata González. Sin embargo, esta comerciante del Centro afirma que el precio que debe pagar al Ayuntamiento por mantenerse en dicha zona no es rentable frente a los beneficios que obtiene. Por otra parte, y no solo González, la totalidad de los kioskeros del Centro se queja de los vendedores callejeros en Feria, ya que ofrecen "tabaco de contrabando y bebidas de forma ilegal. Algo contra lo que no se puede competir si la Policía Local no hace nada".
Así, locales del Centro capean la crisis con beneficios superiores a los de la Feria pasada gracias a sus terrazas repletas de un público que no encuentra el mismo atractivo en los negocios que lindan con calle Larios. Al final, sólo queda algo claro para el comerciante que quiere sobrevivir a la Feria: cuanto más cerca de la fiesta, mejor.
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