Debate sobre la construcción al norte de las rondas

La ronda de Málaga deja de ser frontera

  • Promotores y arquitectos huyen del rechazo a la conquista por encima de la autovía pero insisten en hacerlo sobre la base de un modelo urbanístico adecuado

Vista de la parte este de Málaga y de los terrenos al norte de la autovía.

Vista de la parte este de Málaga y de los terrenos al norte de la autovía.

La imagen de la ronda de circunvalación de Málaga capital como una especie de frontera instalada contra la construcción empieza a difuminarse. El convencimiento ya mostrado en la última década por el Ayuntamiento, contrapuesto a la negativa de la Junta de Andalucía en este mismo periodo, gana aliados, allanando el camino para que a medio y largo plazo el salto sea una realidad. 

La línea de pensamiento, en cualquier caso, discurre por una apuesta por el interés general, lejos de la etapa en la que el ladrillo era protagonista por sí solo. Los condicionantes parecen claros, anulando esa especie de barra libre propia del desarrollismo de la etapa del boom. Los propios impulsores de la iniciativa, con el alcalde, Francisco de la Torre, a la cabeza, subrayan la necesidad de que cualquier operación al norte de las rondas se localice en espacios adecuados desde el punto de vista orográfico, yendo de la mano de equipamientos de interés metropolitano y de la reforestación de los suelos.

"Una construcción moderada", llegó a defender días atrás el consejero de Presidencia del Gobierno andaluz, Elías Bendodo, en un discurso en las antípodas del mantenido en 2009 por quienes, también desde la Junta, tumbaron la apuesta municipal por, en el nuevo planeamiento de la ciudad, permitir medio millar de viviendas en el sector Limonar Alto, por encima de la ronda este.

El nuevo escenario político y la aparición de un aliado claro para los intereses del regidor reactivan su ya antigua aspiración de dar el paso. Las voces favorables son abundantes. Frente a los grupos de la oposición municipal, el PSOE y Adelante Málaga, que insisten en mantener el estado virgen estos terrenos, advirtiendo del riesgo de erosión que supondría intervenir sobre ellos, colectivos como el de los promotores y arquitectos avalan la idea de ir más allá.

La Asociación de Constructores y Promotores (ACP) abunda en la oportunidad que supone este espacio. "Málaga se está posicionando como gran ciudad y hay que planificar su crecimiento; el único crecimiento posible es hacia el norte", explica la secretaria general del colectivo, Violeta Aragón, quien incide en que este avance tiene que hacerse "estudiando y respetando el valor natural".

"Una autovía, en sí misma, no delimita el valor medioambiental de unos suelos; no hay que poner el grito en el cielo por pensar en construir al norte de ella, sino desarrollar un modelo urbanístico adecuado, que compagine necesidades de la ciudad y el necesario respeto a  los espacios que justificadamente deban protegerse", concluye.

En la misma línea, el Colegio de Arquitectos de Málaga. Su decano, Francisco Sarabia, aboga por no convertir este asunto en un tema "tabú". "Abrir un diálogo no me parece mal, eso no implica iniciar la construcción mañana", aclara, "es el pistoletazo para hacer estudios más rigurosos y concienzudos".

Para Sarabia, es clave el cambio de mentalidad que se ha producido en estos años sobre "el consumo del territorio". "Atravesar la ronda no supone que se va a cuajar todo de edificaciones, habrá que ir conquistando espacio verde para los ciudadanos; cualquier apropiación del territorio hoy está basado en el respeto al medio ambiente", sostiene. Y abunda en que un "límite artificial" como es una carretera no puede ser sinónimo de un límite “natural para el crecimiento”.

El nombre del arquitecto Ángel Asenjo está directamente asociado con la única de las operaciones urbanísticas dibujadas en las primeras versiones del Plan General de Ordenación Urbanística, la de Limonar Alto. La misma fue anulada por la Junta, que obligó al Ayuntamiento a mantener los terrenos como no urbanizables. Incluso, fue a más al redoblar la protección de los terrenos en el marco del Plan de Ordenación Territorial de la Aglomeración Urbana de Málaga (POTAUM). 

Su punto de vista es claramente favorable a retomar el salto. "No es algo nuevo; hace años que se produjo de forma sensible en Cerrado de Calderón y en Pinares de San Antón", dice, defendiendo el modelo que se planteó para el sector Limonar Alto. "Era una ordenación muy adecuada para el mejor desarrollo de esta zona; es una oportunidad única de llevar a efecto un urbanismo de calidad, que contribuya a potenciar la centralidad de Málaga en relación a la Costa del Sol".

Desde la Academia Malagueña de Ciencias optan por la prudencia a la espera de poder analizar con más detalle el asunto. Su presidente, Fernando Orellana, entiende que si bien la autovía es "un límite artificial", antes de poder expresa una opinión institucional es preciso analizar "factores ambientales, el modelo de ciudad que se quiere, las exigencias de garantías a demandar, con el fin de que no haya actuaciones lesivas irreversibles como en el litoral". Para ello, avanza que se convocará “un debate intenso previo”. Sí señala la necesidad de "simultanear" cualquier ocupación de estos suelos “con la reforestación pendiente de gran parte de la zona, buscando la protección de avenidas”.

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