Se construye edificio a demanda

Solvia ha iniciado la precomercialización de un edificio en pleno paseo marítimo Antonio Banderas que solo se levantará si hay clientes interesados

Una ciclista pasa junto al terreno en el que se anuncia la futura promoción inmobiliaria en la zona oeste de la capital.
A. Recio Málaga

04 de octubre 2015 - 01:00

En pleno paseo marítimo Antonio Banderas, junto a la playa, con supuestas buenas calidades... En 2005 las promotoras ni se lo pensaban. Les bastaba con poner una caseta de venta y les quitaban los pisos de las manos, lo que les permitía poner el precio que quisieran y subirlo cada pocas semanas. En 2015, diez años después, la situación ha cambiado. Los empresarios, tras el desplome inmobiliario que ha arruinado a centenares de compañías e industrias auxiliares, con las correspondientes familias que hay detrás, han aprendido la lección y nadie mueve una piedra si no tiene asegurada la clientela por adelantado. Antes el ritmo lo marcaba la promotora y ahora es al revés.

En el paseo marítimo Antonio Banderas hay un terreno junto a una conocida hamburguesería que estaba predestinado para la construcción de viviendas, pero que se ha quedado en barbecho durante estos últimos años hasta que pasara la tormenta. Las perspectivas son ahora favorables, pero nadie se fía. En los últimos días han colgado un cartel anunciando una próxima promoción de viviendas con dos, tres y cuatro dormitorios, trastero, garaje, piscina y zonas comunitarias. Los que den a la zona sur, presumiblemente los más caros, tendrán además vistas directas al mar. El promotor le ha encargado la comercialización y la construcción a Solvia, la división inmobiliaria del banco Sabadell, pero con la salvedad de que se está en fase de precomercialización, es decir, que solo se levantará el inmueble si hay demanda suficiente a unos precios acordes con los gastos y la rentabilidad esperada por el propietario.

Fuentes de Solvia explican a este diario que aún no hay fecha de construcción y que está "todo por definir". No hay ni precios fijados. Los interesados llaman a un teléfono y ahí se sondea qué quieren y cuánto podrían pagar. Desde Solvia apuntan que es una promoción de 54 viviendas, que sus superficies útiles parten desde los 63 metros cuadrados, que se entregarán equipadas "ofreciéndose a futuros compradores opciones para la personalización de las mismas", o que habrá áticos. Ahora se están recogiendo los datos de las personas interesadas y, si se cumplen las expectativas, habrá edificio. Es la encuesta de mercado de toda la vida aplicada al mundo inmobiliario.

En cualquier caso, la simple colocación del cartel ya indica que el mercado vuelve a latir tras años en la unidad de cuidados intensivos. En la zona oeste de la capital se ha repetido el fenómeno en La Térmica, donde la comercializadora CBRE también ha colgado un cartel para buscar inversores que quieran adquirir parte de ese suelo. Es propiedad de la sociedad Nueva Marina Real Estate, participada en un 60% por Endesa, y en ese espacio se pueden construir 270 viviendas de renta libre, así como hoteles, oficinas y comercios. "La comercialización de los terrenos de La Térmica es muestra de la reactivación del mercado inmobiliario malagueño, impulsado por la recuperación de la economía y el auge del turismo en toda la Costa del Sol, que han vuelto a poner a Málaga en el punto de mira de los inversores", comentó Íñigo Molina, director de CBRE en Andalucía el pasado 29 de julio cuando se anunció el inicio del proceso de venta de esta parcela.

El sector va claramente al alza porque, entre otras cosas, ha vivido en el fondo durante demasiado tiempo. Tras restañar las heridas, los promotores vuelven a mirar suelos y a pensar en nuevos proyectos, si bien el número de visados en el Colegio de Arquitectos de Málaga es aún mínimo. Cobran especial relevancia los fondos de inversión extranjeros, que han puesto sus ojos en este sector a la caza de gangas para obtener una rentabilidad razonable. La construcción se desbordó a mediados de la década pasada, se pinchó la burbuja y todavía se sufren las consecuencias. Pero todo pasa y se vuelven a ver carteles en las calles. Lo siguiente serán, otra vez, las grúas.

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