Vámonos a hacer pascuas
¿Cómo controlar el mundo desde el teléfono móvil?
Unos 200 expertos de los siete laboratorios de I+D más prestigiosos del planeta se reunieron ayer en Málaga · La radiofrecuencia es el futuro y tiene miles de aplicaciones
En Asia se puede ir a una tienda, ver cualquier alimento, señalarlo con el teléfono móvil e, inmediatamente, aparece en la pantalla del terminal información adicional sobre ese producto. Es muy práctico, por ejemplo, para personas diabéticas que pueden saber al momento si lo pueden tomar o no. También para aquellos que se preocupan, otro ejemplo, por la procedencia de la carne. Este servicio ya existe allí y se espera que en un plazo máximo de dos años llegue a Europa. Es una de las múltiples aplicaciones de la radiofrecuencia o, lo que es lo mismo, la identificación de objetos a través de ondas magnéticas.
En el mundo hay siete grandes laboratorios científicos con centenares de técnicos que estudian cómo desarrollar esta nueva tecnología, entre los que se encuentra, por ejemplo, el prestigioso y muy conocido Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). Sus máximos representantes, unas 200 personas, se reúnen dos veces al año, normalmente en Estados Unidos y en Bruselas. No obstante, en esta ocasión, uno de esos dos encuentros se realizó ayer en Málaga, organizado por la multinacional GS1, la empresa que dirige a escala planetaria los sistemas de radiofrecuencia.
Miguel Ángel Lopera, presidente de GS1, explicó a este diario que "estamos ante una revolución tremenda" y que, en un futuro no muy lejano, la comunicación entre el usuario y los productos se va a realizar a través de los teléfonos móviles. "Vamos a poder pagar en comercios, sacar dinero, coger una plaza de aparcamiento, suscribir pólizas de seguro, etcétera a través del teléfono en un plazo máximo de tres años", dice Lopera.
Para utilizar esta tecnología habrá que disponer de otro tipo de teléfonos que las grandes firmas del sector a escala mundial -Nokia, Motorola o Siemens- ya han fabricado, aunque "aún no los han comercializado porque las empresas y los operadores de telefonía móvil tienen que llegar a acuerdos para ver cómo se utilizan estos servicios", prosigue el máximo responsable de GS1.
Florian Michahelles, doctor del Auto ID-Lab en la Universidad de St. Gallen y Eth en Zurich (Suiza), destacó ayer que en 2009 habrá 450 millones de teléfonos móviles que podrán ser comunicados con objetos mediante una tecnología conocida como NFC. "Aún no existe la infraestructura necesaria para poder pagar con el móvil usando esta tecnología. La idea ahora es automatizar todos los procesos para que los objetos puedan dar información sobre su posición. El siguiente paso será ver cómo se pueden autodiagnosticar y controlar para mejorar el rendimiento", señaló este experto.
La radiofrecuencia a escala particular todavía tiene que ser estudiada, pero a nivel empresarial está bastante extendida en cadenas de logística, almacenes farmacéuticos u hospitales. Lopera afirmó que en estos momentos intentan incorporar esta tecnología en los sistemas públicos de salud para reducir los errores pues, según el directivo, "en Estados Unidos mueren cada año 3.000 personas porque toman medicinas de forma equivocada. Si un sistema identifica cada paciente y el medicamento que debe tomar, estos números se reducirían".
No obstante, aún queda mucho por hacer. John Williams, doctor del Auto ID-Lab en el MIT, puso el ejemplo de cómo aplicar la radiofrecuencia a una empresa de distribución farmacéutica que mueve 20 millones de referencias diarias. Con la tecnología actual, se pueden dar 200 órdenes por segundo y, sin embargo, resulta insuficiente para atender con garantías todos los pedidos. En el MIT están haciendo un simulador para ver cómo pueden trabajar varios ordenadores a la vez, ya que hay otro problema: los chips son cada vez más pequeños y tienen una carga de trabajo cada vez más alta, por lo que tienden a sobrecalentarse y perder eficiencia. La ventaja es que los costes son también menores, pues antes los chips tenían un precio unitario de 5 dólares y ahora se pueden encontrar por 9 céntimos de dólar y con mejor tecnología, pues utilizan unos materiales microscópicos y casi huecos, llamados metaelementos, que reducen el calor.
Con un teléfono móvil se podrá controlar el mundo. Y en menos tiempo de lo que se podría pensar.
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