El 'cristal' o 'cuarzo' gana terreno a la cocaína como droga de los jóvenes
Las incautaciones de este estupefaciente, derivado del éxtasis y altamente dañino, se multiplicaron por diez en 2007 y las aprehensiones del presente año reflejan esta tendencia creciente · Su consumo asociado a discotecas y lugares de ocio nocturnos reduce la conciencia de peligrosidad
El cristal o cuarzo, una metaanfetamina derivada del éxtasis cuyos costes de producción son menores para los narcotraficantes, y cuyos efectos son una ruleta rusa, se ha convertido en la nueva fuente de diversión de los jóvenes malagueños, que se acercan a ella como una opción distinta a la cocaína. Presentada en gramos, su consumo disuelto en la bebida es menos evidente, lo que se ha convertido en uno de los principales atractivos para sus consumidores.
Según se extrae de los datos facilitados por el Ministerio del Interior a una pregunta parlamentaria del Partido Popular, las incautaciones de estimulantes derivados de las anfetaminas registran un incremento considerable, algo que fuentes policiales achacan a una mayor demanda por parte de los jóvenes.
El conocido como cristal o cuarzo -recibe este nombre por su semejanza con el mineral- contiene prácticamente los mismo componentes que el llamado éxtasis, aunque los traficantes han comenzado a dejar de comercializarlo presentado en la tradicional pastilla porque la adquisición de las máquinas para transformarlo es muy costosa y está vigilada por las Fuerzas de Seguridad. Además, una píldora puede tener un peso aproximado de diez miligramos, mientras que la distribución del cristal se realiza habitualmente en bolsitas de medio y un gramo, lo que permite venderlo con mayor rapidez.
Las cifras evidencian un aumento significativo del consumo de metaanfetaminas. Las Fuerzas de Seguridad del Estado se incautaron durante el año pasado en Málaga de más de 72.630 dosis de estas drogas puramente químicas, lo que representa un incremento brutal con respecto a 2006, en el que las aprehensiones se situaron en torno a las 7.400. Las aprehensiones de este año reflejan que la tendencia al alza se mantiene, pues en una sola operación policial desarrollada en enero se intervinieron más de cuatro kilos de este estupefaciente.
Las citadas fuentes explicaron que de un kilo de cuarzo se pueden extraer más de 1.000 dosis, número que sería más elevado si se corta con alguna sustancia. A la reducción de los costes de producción derivados de la presentación se une que el gramo de este estupefaciente se está vendiendo a unos 60 euros aproximadamente, el margen de beneficios que obtienen los traficantes es mucho mayor.
El perfil de éstos se aleja del tradicional camello. Suelen ser jóvenes de clase media, con un nivel de educación aceptable, algunos de ellos universitarios, y que tienen en el teléfono móvil su principal herramienta. La captación de clientes suele hacerse a través del boca a boca de personas de confianza y la entrega del estupefaciente suele hacerse a domicilio. Es complicado que uno de estos dealers porte una cantidad superior de la que tiene apalabrada con el comprador. Es una medida de seguridad.
Los traficantes de cristal juegan la baza de que el consumidor no suele tener conciencia de la peligrosidad de esta sustancia porque su ingestión suele realizarse en ambientes de ocio -como after hours y discotecas- y la vinculan con la diversión, sin reparar en los graves daños que puede tener para la salud, como fallos renales, arritmias, hipertermia o muerte súbita.
Torremolinos y Benalmádena se han convertido en importantes puntos de distribución de esta droga, hasta tal punto que en el Hospital Clínico -por proximidad- se ha convertido en el principal centro sanitario en el que atienden a los intoxicados por la misma. Fuentes sanitarias manifestaron que, cuando llega uno de ellos, "lo primero que se intenta averiguar es qué ha consumido, por lo que se llegan a registrar las pertenencias para ver si aún conserva algún resto de la droga para determinar el tratamiento"
El cuarzo ha ganado terreno a la cocaína como droga de fin de semana, pero las cifras de ésta siguen siendo rotundas. Si en 2006 se incautaron cerca de los 65 kilos de cocaínicos -también se incluyen el crack o la coca base-, el año pasado se aproximó a los 160 kilogramos, lo que sigue manteniendo a esta sustancia como la más demandada.
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