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Seis décadas "enamorado" de un negocio sobre ruedas

Uno de los dueños de Navarro Hermanos cumple 80 años dedicado aún a su empresa Tendrá una calle en su pueblo, Cuevas del Almanzora

El fundador de Navarro Hermanos posa junto a varias motos.
Celina Clavijo Málaga

26 de abril 2015 - 01:00

Baltasar, uno de los fundadores de Navarro Hermanos, empresa que hace honor a su primer apellido, ha cumplido esta semana la friolera de 80 años, o 50 + 30, como prefiere decir, pero no tiene intención ninguna de aflojarse la corbata. Tras seis décadas centrado en un negocio que vio la luz en Vera (Almería) y que después se ha expandido por distintos puntos de la geografía, continúa al pie del cañón acudiendo seis días a la semana a su despacho de la sede central, situada en el polígono San Luis de Málaga. El domingo, que lo dedica a la familia, es, recalca, "sagrado".

Con un símil trata de reflejar la ternura que siente hacia la popular cadena de distribución de motocicletas y recambios de la que está, asegura, "enamorado". "He tenido tres hijos y uno más. No puedo abandonar a ninguno. Todavía tengo fuerzas para seguir con el cuarto. Lo paso muy bien y no soy una persona que está aquí a la fuerza. Como quiero a mi niño, vengo a verlo", expresa.

Y ese amor, precisamente, es el mismo que pretende transmitirle a los cinco nietos, dos de ellos mellizos, que le han dado sus tres hijas -también centradas en la empresa- y a los que le ve, precisa, "futuro" en el sector. "Estoy deseando que se vengan para acá. ¿Por qué otro sitio? Estamos creando un negocio bonito para ellos", manifiesta.

La salud, reconoce este veterano empresario, no le ha jugado todavía ninguna mala pasada, lo que responde, relata con humor, al hecho de que sus padres le "fabricaron no muy mal". "Soy una persona normal. No abuso de cosas que me puedan perjudicar. Sigo trabajando puesto que tengo capacidad y ganas. ¿Por qué lo voy a dejar? Mientras esté útil seguiré haciéndolo ya que me gusta", recalca.

Quizá esa ilusión sea la que ha contribuido al éxito de su negocio, que se mide en cifras. En un año llegó a vender 13.000 motos. Mantener la calidad, pese a la época de vacas flacas, ha sido la filosofía dominante durante estos años, revela Baltasar, orgulloso de "haber tenido la suerte de poder comprar a los mejores fabricantes". La financiación ha dejado de ser un obstáculo para algunos clientes. "Hay gente que no ha cumplido con sus obligaciones y ahora va al banco y no le atienden bien, pero a quien lo ha ido haciendo, sí", apostilla el propietario de la firma, "contento sobre cómo va el país".

Los padres de Baltasar regentaban una pequeña tienda de comestibles en Cuevas del Almanzora, su tierra natal. "Vendían de todo. Estuve ayudándoles desde que tenía 13 años. Se ve que me pusieron buena semilla. Es bonito. Recuerdo aquello con mucho cariño, pero tuve otras perspectivas. Estuve en Vera. Empezamos a vender bicicletas y después me fui a Málaga, porque vi que era una provincia que tenía un importante futuro", rememora.

Fue en 1963 cuando el apellido Navarro se afincó en la primera tienda de recambios de calle Carretería. De aquellos comienzos recuerda una simpática anécdota. "Cuando llegué vi que había unas cartas en la tienda que se había traspasado y pregunté quién las quería porque en esa casa nunca faltaría trabajo. Entonces eran tres empleados. Ahora son más de 200 y todos están a tope", detalla el fundador de Navarro Hermanos, quien considera que Málaga "siempre ha sido muy motera" gracias a su buen clima. "Se pasa muy bien en moto. Es bonito circular en ella por la ciudad. Nunca me gusta aconsejar a alguien que se compre una, pero siendo prudente y llevando casco no pasa nada", destaca.

Ya en 1999, la empresa inauguró sus oficinas centrales en el polígono San Luis. A ese local se han sumado otros en municipios como Marbella y Vélez-Málaga. La previsión es seguir creciendo y extendiendo el apellido Navarro, aunque siempre en puntos de la región andaluza. "No vamos a parar porque el mundo tampoco lo hace", dice. El recambio del automóvil sigue siendo la parte más viva del negocio desde hace 30 años.

Y como reconocimiento a su más de medio siglo de andadura profesional, en la que también ha actuado como embajador de su tierra, el alcalde del pueblo que le vio nacer, Cuevas del Almanzora, ha decidido que una calle lleve el nombre de la empresa. "Me llamaron hace poco para decírmelo. Es bonito que después de 50 años nos reconozcan el trabajo y que no soy una mala persona. Siempre he intentado hacer bien las cosas para que nunca me juzguen", destaca emocionado.

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