El 24 de diciembre inician la retirada de amianto del CEIP José Calderón

Los alumnos abandonan el colegio el viernes 23 de diciembre y el mismo día de Nochebuena, en la mañana del 24, los obreros tomarán el CEIP José Calderón de Campanillas. Será la primera de las nueve jornadas, incluidos los sábados, en las que podrán trabajar estas Navidades para la retirada del amianto. Según informó el director del centro en el consejo escolar celebrado el lunes, en estos días se procederá a la sustitución de la cubierta del gimnasio, unos 254 metros de fibrocemento. Esto supone una décima parte de la superficie total del centro construida con este material prohibido desde hace más de una década.

La empresa Chirivo Construcciones será la encargada de realizar los trabajos. "Ha venido el técnico de prevención laboral de la empresa Chirivo para presentar el plan de actuación", explicó ayer Ángeles Guzmán, secretaria de la Asociación de Padres y Madres. "Primero le imprimen una capa para evitar el desprendimiento de fibra, la retiran y las placas grandes las meten en plástico para que no suelte fibra", agregó la secretaria. Según comentaron a los padres, el operativo requerirá de una grúa y "lo más seguro es que tengan que romper la puerta del gimnasio".

En unos cuatro días prevén retirar el amianto del gimnasio, que presenta grietas y desperfectos desde hace años. Luego tendrán que poner la nueva cubierta y reparar los muros que tengan que echar abajo para acometer esta labor. Como el tiempo es limitado a las jornadas vacacionales de los alumnos, y con los días festivos en medio, se va a contrarreloj. Además, "los trabajadores no pueden estar más de cuatro horas expuestos al fibrocemento, por lo que tendrán que hacer dos turnos", apuntó Guzmán.

Para tener este centro de Campanillas limpio de amianto tendrán que esperar al verano. El colegio, construido en el año 73 con el Plan de Urgencia de Andalucía (PUA), contiene unos 2.400 metros cuadrados de uralita, no sólo en los tejados, también en los bajantes que llegan hasta el suelo de los espacios comunes y con los que los niños están en contacto. En 2008 descubrieron grietas en el gimnasio y los técnicos municipales afirmaron que se trataba de amianto y que, o bien se retiraba o se ponía un falso techo para impedir que la fibra llegara al alumnado. No se hizo nada entonces y comenzó la lucha de las familias, que llegó al Parlamento andaluz, al Fiscal de Menores y al Defensor del Pueblo.

La Agencia Pública Andaluza de Educación (Apae) también se comprometió con los padres a la reparación "de un muro de contención que tenemos rajado y que han catalogado como peligro medio". Sin embargo, todavía no saben si se actuará en este sentido. Por el momento, tan sólo cuentan con unas vallas protectoras que proporcionó el Ayuntamiento.