Las dudas que sobre el hotel del puerto vienen mostrando abiertamente numerosos colectivos sociales y profesionales de Málaga parece haber llegado también al PSOE. La organización política que en los últimos años ha mostrado sin reserva su apoyo a la construcción de la torre impulsada por un fondo de inversión catarí, opta por eludir un posicionamiento contundente con la iniciativa y admite la existencia de un "momento de reflexión del propio proyecto". "Somos conscientes del rechazo que hay de la sociedad y estamos a tiempo de darle una vuelta al tema", admitió el portavoz de la formación en la Casona del Parque, Daniel Pérez.

Son muchas las ocasiones en las que los socialistas en la Casona del Parque han votado en la misma línea que el Partido Popular y Ciudadanos, rechazando de plano cualquier propuesta contraria a este proyecto. Incluso, en septiembre de 2016 formuló una moción en la que instó al Ayuntamiento y al Gobierno central, por aquel entonces con el PP al frente, para acelerar los trámites necesarios para hacer posible el proyecto. Eran días en los que al frente de la Junta de Andalucía estaba Susana Díaz, mientras que las riendas del Puerto las llevaba Paulino Plata.

Ahora, sus principales dirigentes en la capital y la provincia optan por la prudencia y por esconder el que será el voto de los ediles en la aprobación definitiva del ajuste urbanístico necesario para hacer realidad el hotel en suelo portuario. Un asunto que, previsiblemente, llegará al Pleno en enero o febrero próximo.

"Cuando Urbanismo entregue el proyecto al Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Málaga, algo que hasta el momento no se ha producido, lo analizaremos con detenimiento para ver si recoge lo que nuestro portavoz municipal ha reiterado en múltiples ocasiones: la reducción en la altura y en el basamento de la torre para que se ajuste mejor a la fachada portuaria y se integre en el skyline de la ciudad", comunicó el secretario general del PSOE de Málaga, José Luis Ruiz Espejo, a este periódico.

Daniel Pérez, portavoz del PSOE, en un Pleno del Ayuntamiento de Málaga.

Condicionantes que Pérez ya expresó en la campaña electoral de las municipales de 2019, cuando se presentó como candidato socialista a la Alcaldía. De las premisas aquí señaladas, algunas parecen haberse cumplido, como la reducción de la cota. De los 135 metros que, según el arquitecto José Seguí iba a tener en origen, se pasa a unos 116 metros. "Siempre hemos defendido que habría que reconciliar el proyecto con la ciudad y encajarlo mejor con la fachada portuaria", insistía Pérez.

En lo que no va a encontrar respuesta satisfactoria es en la defensa que viene haciendo de abrir a la ciudadanía la decisión final sobre el espacio. Una opción largamente demandada en la esfera municipal y siempre descartada por el alcalde, Francisco de la Torre.

"Siempre hemos expresado nuestra posición favorable a abrir un proceso de participación para que los malagueños y las malagueñas digan si quieren o no este proyecto", dijo Ruiz Espejo, quien valoró la posibilidad de que los vecinos puedan participar "de un proyecto de esta envergadura, ya que contribuiría a reconciliar el proyecto con la ciudadanía". Y en esta misma línea se pronunció el portavoz socialista: "Sabemos que hay contestación que ha ido creciendo con el paso del tiempo, si hubiese sido alcalde lo hubiese sometido a una consulta".

El interrogante es si descartado este camino, el PSOE opta por oponerse a la aprobación definitiva de la modificación del Plan Especial del Puerto. El valor de la posición socialista en este asunto tiene, en el ámbito local, más valor testimonial que práctico, por cuanto los votos del PP, Cs y del concejal no adscrito Juan Cassá son suficientes para culminar el procedimiento urbanístico.

Sin embargo, un voto contrario sembraría de dudas el futuro de una inversión que, en última instancia, necesita de la aprobación del Consejo de Ministros, compuesto en la actualidad por representantes del PSOE y de Unidas Podemos. Si los socialistas ahora parecen abrirse a una vía alternativa a la que durante estos años han defendido, la confluencia de IU y de Podemos se ha confrontado de manera clara a la propuesta, reclamando la paralización de su tramitación.

Y aunque es cierto que el papel del órgano ejecutivo es el de autorizar o no el uso hotelero planteado, sin entrar en valorar la propuesta concreta, no lo es menos que una corriente crítica por parte de sus partidos, a sumar a la contestación ya existente en otros foros, podría condicionar la decisión final.