Las empresas de la depuradora en la Vega de Mestanza paran las obras por amenazas

La Policía Nacional, que ya tiene abierta una investigación por el incendio de maquinaria, se está haciendo cargo de la denuncia

Vuelve la tensión a la Vega de Mestanza, entra la excavadora para reponer una pasarela sobre el río

Agentes de la Policía Nacional y trabajadores este pasado miércoles en la Vega de Mestanza.
Agentes de la Policía Nacional y trabajadores este pasado miércoles en la Vega de Mestanza. / Javier Albiñana

Los primeros trabajos para la construcción de la depuradora proyectada en la Vega de Mestanza no se iniciarán finalmente, al menos de momento. Las empresas subcontratadas han tomado la decisión de paralizar las obras, que tenían que haber comenzado esta misma mañana, tras las "amenazas recibidas". Y es que las constructoras pertenecen a la comarca y los empleados "tienen miedo" por ellos y por sus familias, según ha informado la Junta de Andalucía.

Desde la Dirección de Infraestructuras, Movilidad y Ordenación del Territorio de la Consejería aseguran que ya han puesto en conocimiento estos hechos ante la Policía Adscrita autonómica, junto con los pantallazos que demostrarían las presuntas amenazas. Ésta a su vez lo ha trasladado a la Policía Nacional, que es la competente en la zona, y que ya tiene una investigación abierta por la quema de las máquinas, han precisado.

La UTE (Unión Temporal de Empresas) adjudicataria de las obras también ha denunciado ante la Policía Nacional todos los altercados que se vienen produciendo desde que se iniciaron los trabajos previos. Entre ellos figuran la quema de maquinaria, la rotura de la pasarela sobre el río -que este pasado miércoles se reparó- o la colocación de barreras naturales para impedir los accesos, entre otras.

La Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) Málaga Norte y su situación vienen generando polémica por las protestas de los vecinos de la Vega de Mestanza, emplazamiento elegido por la Junta de Andalucía y los ayuntamientos afectados y su petición de buscarle otro emplazamiento. La ubicación definitiva no se ha movido desde 2003, habiéndose sellado el pasado verano en un convenio entre los cinco consistorios que tratarán allí sus aguas.

La necesidad de la depuradora es acuciante, en tanto que desde finales de 2000 la Junta debería tener ordenado el tratamiento de las aguas residuales de la zona. La Unión Europa, por el incumplimiento de esto, está multando a la administración andaluza con 634.000 euros al semestre; 1,2 millones de euros anuales, por el daño medioambiental.

Precisamente este pasado miércoles, la tensión se hacía más que palpable en la Vega de Mestanza. A primera hora de la mañana entraban en el paraje máquinas excavadoras acompañadas de la policía, a pesar de la resistencia vecinal. Los trabajadores, custodiados por los agentes, consiguieron reponer la pasarela sobre el río que resulta necesaria para acceder a la vega, y que los vecinos habían retirado previamente.

Estos se reafirmaban en que no está en los proyectos y que han presentado dos denuncias por delito medioambiental y medidas cautelares para paralizar los trabajos. Desde la Consejería de Agricultura y Pesca aseguraban, por su parte, que la pasarela forma parte del proyecto, que este está validado y que es necesaria para que accedan los biólogos que van a acometer el estudio de fauna encargado por la unión temporal de empresas (UTE) a la que se ha adjudicado los trabajos.

Los vecinos llevan semanas manifestándose en este paraje situado entre Málaga capital y Alhaurín de la Torre para mostrar su rechazo frente a la construcción en este enclave, que conllevará la tala de miles de árboles frutales (8.500 según la Junta de Andalucía; unos 20.000 acorde a los vecinos).

Pero un cambio de ubicación de la depuradora supondría un retraso de unos siete años, por lo que no estaría en marcha hasta 2032. Esto obligaría pagar otros 8,8 millones de multa, añadidos a los que ya se han tenido que abonar. Ahora mismo se vierten anualmente al río Guadalhorce y, como consecuencia al mar, 5,9 hectómetros cúbicos de aguas residuales sin depurar. El equivalente a 1.750 piscinas olímpicas.

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