EDITORIAL
Toda preparación es poca ante los temporales
Minutos antes de que suene el timbre para salir al recreo, las clases del colegio de Infantil y Primaria Francisco de Goya son una balsa de aceite. Los niños de tercero, aplicados, atienden a su profesora en orden y silencio. Son pocos, no llegan a la quincena, y eso hace que se respire un ambiente casi familiar. Los pasillos comienzan a llenarse de vida tímidamente, a los alumnos les toca salir al patio no sin antes lavarse las manos con un gel antibacteriano. Ellos son los habitantes del colegio que cuenta, junto al CEIP La Biznaga, con el menor número de alumnos matriculados de la capital malagueña.
Tan sólo unos 150 niños disfrutan de las excelencias de educarse con una atención casi individualizada. El claustro, formado por 18 profesores, está más que orgulloso de la labor que desarrollan en este centro de la barriada de San Andrés. Su directora, Carmen Ariza, lleva cuatro años en el cargo y explica que son diversas las causas que hacen del Francisco de Goya un colegio pequeño. "Este centro se ha visto desfavorecido por la situación geográfica que tiene, a un lado la carretera y el polígono industrial y hay que atravesar un túnel peatonal para llegar, no es un lugar de paso". Además, Ariza comenta que "en toda la zona han bajado mucho las matriculaciones de 3 años, en otros colegios incluso han suprimido unidades porque no había niños". Sin embargo, ellos se han mantenido y un total de 12 alumnos han entrado este curso en primero de Infantil.
"Estamos intentando impulsar el nombre del colegio y cada vez hay más gente interesada, vienen estudiantes de La Luz o del Parque Mediterráneo, que les pilla más lejos", asegura también la jefa de estudios, Noemí Fernández. Y ese impulso lo logran con un programa educativo cargado de extras, iniciativas en las que continuamente está trabajando al unísono todo el equipo docente. Pocos centros, como precisa la directora, tendrán la posibilidad de ofrecer musicoterapia a sus alumnos. "Tenemos un hilo musical en todas las clases y pueden escuchar sonidos de la naturaleza mientras se imparte cualquier materia". Para los responsables del Francisco de Goya el efecto de este sistema se hace visible cada día. "Nuestro centro tiene niveles de violencia bajísimos en relación a otros de la zona, tenemos muy pocas incidencias y rara vez hay que convocar a la comisión de convivencia", asegura Carmen Ariza.
Este CEIP tiene tres profesores de apoyo, lo que les permite desdoblar las clases y conseguir grupos tan reducidos que pasan en poco la media docena. De esta manera los niños de 3 años toman sus primeros contactos con el ordenador una hora a la semana en la sala de Informática. El comedor también tiene puestos libres para atender a demanda, no hay lista de espera en el aula matinal, ofrecen clases de apoyo gratuitas a niños de 5º y 6º durante cuatro horas a la semana y, en este curso, van a implantar el sistema de préstamos en su biblioteca apadrinada por el escritor Antonio Gómez Yebra.
Con nombres y apellidos conocen los profesores a todos los pequeños de este centro. También saben las historias familiares que tienen detrás, algunas de apoyo y superación, otras más problemáticas. La implicación de los padres la buscan con cursos de formación en los que ellos también son protagonistas. Kinesiología, reflexología y masaje infantil se mezclan con conocimientos de Inglés, Matemáticas y Lengua.
Tener una media de 16 ó 17 alumnos por clase es, para todos, sólo ventajas. Lo único negativo es que "no te hacen tanto caso como a otros centros más visibles".
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