"Los extranjeros daban por hecho que las casas compradas aquí eran legales"

Romero Boldt señala que a los foráneos les da "pavor" que les expropien su vivienda · Este experto asegura que muchos residentes no aprenden español "no porque no quieran, sino porque les cuesta mucho trabajo"

Ignacio Romero Boldt posa momentos después de la entrevista en el consulado de Austria en Málaga, junto a una bandera y la imagen del presidente de ese país.

30 de mayo 2010 - 01:00

A simple vista parece austríaco, pero es malagueño de pura cepa. Su madre es de origen alemán y ha vivido largas temporadas en ese país y en Gran Bretaña, completando su formación como abogado y aprendiendo los dos idiomas. Es cónsul de Austria y, recientemente, ha sido elegido decano del Cuerpo Consular en Málaga, que hace las funciones de portavoz de todas las representaciones internacionales con sede en esta provincia y que, en algunos casos, tienen 400 años de historia.

-¿Cuántos consulados hay en Málaga?

-Hay 35 consulados cada uno con su respectivo cónsul o vicecónsul. Unos son generales, otros honoríficos... Todo depende de la estructura de representación que quiera cada país. Todos esos cónsules se reúnen en lo que llamamos Cuerpo Consular y el decano, que soy yo, lo representa en los actos públicos.

-Habla de distintos tipos de cónsules, ¿qué diferencia hay?

-Unos tienen la carrera diplomática y son funcionarios, y otros son honorarios y ejercen una profesión particular aunque también realicen la labor consular.

-¿Cómo eligen los países a los cónsules?

-Normalmente el Gobierno elige a una persona que quiere que le represente en una zona. En mi caso soy abogado desde hace 30 años y siempre me he dedicado al asesoramiento y asistencia jurídica de extranjeros. Hablo inglés y alemán, alguien me recomendó y, en un momento determinado, la embajada de Austria pensó que podría estar al frente del consulado en Málaga.

-¿Les pagan?

-Los consulados honoríficos no son retribuidos en la mayoría de los casos. Tiene que contar, al mismo tiempo, con una persona que disponga de una infraestructura profesional que permita acoger en sus oficinas, o las que cree, a las personas que lo necesiten.

-¿No es mucho trabajo para ser algo sin ánimo de lucro?

-Da prestigio.

-¿Suelen ser abogados los cónsules?

-No siempre. Hay también empresarios, médicos, procuradores... Lo importante es tener capacidad de trabajo y organización. Son personas que tienen alguna vinculación con una colonia determinada por cualquier motivo. Los abogados podemos ser un 10 ó 15%. Normalmente un 60% son cónsules honorarios y un 40% son funcionarios de carrera.

-Supongo que en Málaga, dada la importante población extranjera residente y turista, tendrán mucho trabajo.

-Tenemos a personas de 130 nacionalidades residiendo en Málaga y 35 consulados por lo que hay aún un amplio sector de la población que no tiene representación consular en Málaga. Tienen que ir a otras ciudades o a la embajada en Madrid.

-¿Cuáles son las funciones habituales de un consulado?

-Hay problemas de todo tipo. De traducción, asistencia médica, traslados de cuerpos por accidente o fallecimiento, seguridad social, súbditos que tienen problemas con la policía o los juzgados... Somos una oficina abierta del Estado al que representados en la que recogemos solicitudes de todo tipo.

-¿Cómo es el día a día?

-Vemos, por ejemplo, muchos problemas con la pérdida de pasaportes. Tenemos un señor en el aeropuerto al que se le ha perdido o le han robado el pasaporte y tiene que coger el avión. Hay que buscarle una solución e intervienen las líneas aéreas, la Policía... En los juzgados ha sido también problemático el asunto de las traducciones. Ahora está solventado pero fue importante. También nos piden, por ejemplo, una fe de vida para poder acceder a una pensión. El cónsul tiene la facultad notarial para darla. Vienen muchas personas preguntando sobre si tienen derecho o no a la asistencia médica en la Seguridad Social.

-¿Hay problemas de homologación entre los sistemas sanitarios de España y otros países?

-Cada país tiene una circunstancia determinada. La Seguridad Social suele tener convenios. Hay una norma de oro que es atender a todas las personas que acudan a un centro médico.

-¿Cree usted que, como se dice, hay un turismo sanitario en España?

-Hay países donde la Seguridad Social no ofrece muchos servicios a sus ciudadanos y vienen a buscarlos aquí.

-Imagino que habrá visto circunstancias casi esperpénticas.

-Hemos tenido casos de personas que han fallecido solas, por lo que nosotros tenemos que coordinar todo. Hablar con la funeraria, intentar localizar e informar a la familia, trasladar el cuerpo a su país si lo desean o hablar con los ayuntamientos si se va a enterrar aquí. A otras personas les han robado el dinero y se quedan sin nada, en plena calle, sin ropa, sin maleta...

-¿Ha ocurrido mucho eso?

-Sí, vienen al consulado de pronto sin nada y le damos el teléfono para que hablen con su familia pero, en caso de necesidad, le hemos tenido que prestar dinero que no sabemos si cobraremos o no.

-Al final son los padres de cada súbdito.

-Sí e intentamos hacerlo con los recursos que tenemos. Tenemos una magnífica colaboración con los ayuntamientos y normalmente éstos le buscan un alojamiento y les dan de comer.

-Se suele decir que numerosos extranjeros, al menos en la Costa del Sol, crean sus propias comunidades y no quieren relacionarse con los españoles, ¿es así?

-Hay extranjeros que se incorporan perfectamente a la vida social malagueña y aprenden el idioma y muchos otros no.

-¿Por qué no?

-No es que no quieran aprender el español, es que no pueden.

-Siempre se puede aprender español, máxime si viven durante años aquí.

-Hay personas que tienen una edad avanzada y les cuesta muchísimo aprender un nuevo idioma porque exige un verdadero esfuerzo, ir constantemente a clase, dedicarle horas al estudio y cuando se ha perdido el hábito de estudiar cuesta mucho más trabajo. El inglés es más fácil de aprender, pero los verbos irregulares, el masculino y el femenino, etcétera del español les cuesta mucho porque ellos no lo tienen en su idioma.

-Es difícil, pero también hay que poner interés.

-Si se aprende de niño es más fácil. Yo he comprobado que les cuesta mucho trabajo. Además le crea mucha inseguridad, una necesidad de consulta constante y, a veces, un aislamiento respecto a este país. A eso se le añade la dificultad de un sistema legal como el español, que es muy distinto a otros. Hay extranjeros que les dicen que les van a expropiar su casa. Ellos piensan que va a funcionar como en su país y preguntan si le van a hacer una valoración de mercado o una conforme a la ley del suelo. Todo eso les crea temor. Nosotros iríamos a un abogado pero ellos llaman al consulado y piden información porque no pueden ir al ayuntamiento porque no lo entienden.

-Hace unas semanas hubo una manifestación de extranjeros en Málaga contra el derribo de casas en la Axarquía. ¿Qué le parece?

-Es la primera que ha habido de este tipo pero llevamos ya mucho tiempo lidiando con estos temas. Ha pasado en Levante, en Almería... Normalmente en los países europeos el catastro está vinculado con el Registro de la Propiedad y aparece la misma información. Cuando algo está en el catastro todo el mundo da por supuesto que eso es legal y tiene todas las bendiciones, pero en España no ocurre así. Y eso crea una intranquilidad. Cuando alguien le dice a un extranjero que tiene su casa inscrita en el Registro de la Propiedad y que le pueden expropiar crea pavor. De hecho, ha salido en la prensa que la Junta y el Consulado de Gran Bretaña han creado un servicio de información en materia inmobiliaria. A la Administración española le interesa porque se puede crear una imagen mala o equivocada del país.

-Esta semana han detenido a un grupo mafioso irlandés en la Costa del Sol. Esta provincia siempre se identifica con este tipo de delincuentes, en muchos casos, extranjeros. ¿Cree usted que la situación es preocupante?

-No creo que sea preocupante porque los índices de criminalidad no superan los ratios determinados por la Fiscalía y la Policía hasta el punto de crear una situación de angustia en la población. Lo que pasa es que, lógicamente, las zonas costeras son utilizadas por personas que creen que pueden disimular más fácil su presencia. Es algo implícito a que haya una mayor concentración urbana y extranjera porque si detienen a un grupo nacional tiene menos repercusión en la prensa.

-Cambiando de tercio, ¿hay un mayor interés de empresas europeas por instalarse en Málaga?

-Ha habido épocas donde la presencia ha sido más importante que ahora. Estamos en crisis pero produce un efecto positivo como la reordenación de diversos sectores y una mayor posibilidad de competencia. La crisis la están pasando todo los países, en momentos distintos. Se dice que Alemania ya está creciendo porque entró antes. En Sudamérica o Asia la crisis no se está viviendo como en Europa y hay empresas que se están trasladando allí.

-¿Es usted de los que piensa que a España le puede pasar lo mismo que a Grecia?

-Yo creo que no. Hay una necesidad de ajustes económicos porque hay menos ingresos. El Estado quiere dar el mayor servicio posible, ha aumentado sus gastos y hay un desequilibrio. Las medidas de ajuste de España también se han adoptado en Alemania o Gran Bretaña y han sido tan duras como las nuestras pero esos dos países tienen una capacidad productiva mayor que hace que ese ajuste tenga un menor traslado a la población. El desequilibrio entre ingresos y gastos ha sido en un espacio de tiempo muy corto y eso ha provocado, entre otros motivos, ese fuerte desajuste. En España hay mucho paro y una gran dependencia del ladrillo, mientras que en otros países viven de la industria y otros sectores. España estaba menos diversificada y ahora nos va a costar un poco más.

-Los recortes del Gobierno supondrán un ingreso de 15.000 millones de euros. Sin embargo, España se ha comprometido en ayudar a Grecia con casi 10.000 millones en tres años. ¿Qué opina usted?

-Creo que no debemos verlo así porque cuando se constituyó la Comunidad Europea se tomó la decisión de la solidaridad. Bajo ningún concepto podemos tener la visión de que cada uno se va a solventar sus problemas en su región y que eso va a determinar su riqueza. España se ha beneficiado mucho de las ayudas europeas y se sabía que tendría que perderlas en beneficio de los países del Este. En cualquier caso, a Grecia se le da un préstamo y ese dinero tiene que volver. Es como si le prestamos dinero a un familiar que lo necesita. Hay que concienciarse de que vamos a vivir mejor en unos momentos y peor en otros.

-La mayoría de ciudadanos sabe qué es la Champions League, pero no qué es el Parlamento Europeo. ¿Hace falta una mayor concienciación europea?

-El ciudadano no sabe que muchas de las leyes con las que está trabajando día a día se han inspirado y creado en Europa. El consumo, el tráfico, el funcionamiento de sociedades, normativas fiscales... Hay que homogeneizar toda la legislación europea y se está haciendo mucho más rápido de lo se piensa.

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