LA Feria de Málaga se aprieta el cinturón un año más. Bien por tradición o por el ahorro económico que supone, muchos malagueños buscan la "mejor ganga" en los comercios del centro para almorzar o beber durante la semana de festejos. Los negocios, por su parte, ajustan los precios para hacerlos más atractivos a los clientes, destacando las ofertas de bocadillos o productos ibéricos con bebida incluida. "Tenemos platos de jamón y queso más bebida por menos de diez euros, señala Antonio Jiménez, propietario de uno de los establecimientos de restauración en calle Caldedería.

Junto a estas ofertas -que adaptan según la demanda del día-, otra estrategia de los locales del centro es ofrecer productos para un tipo concreto de consumidor, así como regalos o vales para degustaciones gratuitas. La mayoría de locales, sin embargo, opta por la venta de alcohol a precios económicos para evitar la competencia con las tiendas de ultramarinos o supermercados de la zona. "La gente cuanto más borracha está, menos crisis padece: a primera hora se contiene más y a última se gasta lo que no pensaban gastarse", valora Rafael Canalejo, responsable de ExtraVirgen, localizado en calle Granada.

En este sentido, las familias no suelen contar en general con un presupuesto fijo para los días de Feria, aunque conforme avanza la semana se ajustan el bolsillo a lo gastado con anteriodidad. "Nos quedamos en casa de familiares por lo que nos ahorramos el alojamiento y en lo demás gastamos según el día, lo que va surgiendo", indica Marisa Pérez, una malagueña afincada en Madrid que visita la ciudad durante las fiestas. Como Marisa, muchas familias acuden a la Feria del Centro con la intención de tapear a bajo coste. "Vemos un poco el ambiente, picoteamos y bebemos lo imprescindible sin entrar en nada más sobre todo para evitar el jaleo por los niños", explica Irene García, quien junto a sus dos hijos y marido acudieron ayer ataviados de flamenco a las fiestas de día. La maniobra que siguen las familias consiste en comparar precios y acudir al lugar más sugerente según el día.

La tendencia predominante entre los malagueños, no obstante, es comprar la bebida y comida en supermercados y prepararla en casa. Esta opción resulta más atractiva debido al ahorro económico que supone, sobre todo para aquéllos que visitan la ciudad durante la Feria y cuentan con un presupuesto más reducido, o para las familias que acuden al centro toda la semana. Así, muchos deciden llevarse su almuerzo para comer en el ambiente festivo. Lidia Lara y sus familiares acicalaron un carro con comida que paseaban a lo largo de calle Larios haciendo parada en los puntos más animados de la vía. "Habremos gastado unos 5 euros por persona y traemos filetes en salsa, alubias con tomate, tinto, Cartojal... Eso sí, ya no gastamos más, hemos venido sin dinero así que cuando se acabe la comida, para casa", explica mientras recoge la comida en el carro para trasladarse al siguiente punto de calle Larios donde los bailes continúan.

Al igual que Lidia, muchos grupos que deciden tapear entre el ritmo de las charangas. Miguel Ángel España y sus amigos tienen desde hace nueve años la tradición de reunirse al principio de calle Martínez para almorzar antes de comenzar la fiesta en el centro. "Es más fácil, cómodo y barato comer aquí que en otro lado. Estamos con los amigos y sin empujones, luego ya subiremos y seguiremos en las casetas", señalan. Lele Luque también lleva unos cuatro años quedando con sus amigos en las inmediaciones del Parque con comida preparada en casa. "Traemos gambas, tortilla, jamón, queso, filetes empenados, cerveza...", comentan agregando que tras el tapeo marchan al centro a continuar la fiesta.

La tendencia del low cost se impone así un año más en la Feria de Málaga, donde además destacan los jóvenes que realizan botellón en las calles del centro. "Venimos de fuera y se nos va un poco el presupuesto. Aunque los precios no están mal optamos por comprar bebidas fuera porque es más rentable", apunta Sheila Córdoba, que visita junto a sus amigos la Feria de Málaga.