Contra la etiqueta del autismo

Hay que detectar de forma temprana las dificultades que pueda tener un niño para comunicarse con el mundo exterior, pero no deben ponerse etiquetas. Porque éstas pesan como una losa y pueden frenar su desarrollo. Ese es el mensaje principal que se lanzó este jueves en el V Foro Infancia y Adolescencia organizado por el Hospital Clínico y centrado en esta ocasión en el autismo.

“Un diagnóstico tiene que ser una brújula que oriente, nunca una etiqueta que sentencie y limite”, argumentó la psicóloga de la Unidad de Salud Mental de Puerta Blanca y organizadora del evento, Susana Ortigoso. En la misma línea, el director de ese área en el Clínico, Javier Romero, apuntaba: “Un niño todavía no ha madurado. Hay que potenciar sus capacidades, no cerrar sus posibilidades de crecimiento. De lo contrario, se bloquean potencialidades en una criatura que está en desarrollo”.

Ambos profesionales advertían del excesivo diagnóstico que se hace bajo la etiqueta de trastorno del espectro autista (TEA). “Está sobrediagnosticado, no hay una epidemia de ese trastorno, sino una epidemia de ese diagnóstico”, aseguraba Ortigoso.

Según los expertos, los casos de autismo severo no han aumentado. Sin embargo, la incidencia del TEA en general ha pasado en una década de un nacimiento por cada mil a uno por cada 67. Los especialistas sospechan que se debe al llamado sobrediagnóstico; es decir a que se encasilla a niños que tienen “dificultades” como autistas, cuando en realidad no lo son.

Ambos profesionales insistieron en la idea de que “los niños no nacen hechos”, sino que son individuos en construcción. De modo que si están rodeados de adultos que tienen esperanzas en ellos, cuentan con posibilidades de un buen futuro. De ahí que señalaron que el tratamiento de estos menores –que debe ser psicológico y sólo excepcionalmente farmacológico– tiene que incluir a sus padres. “El trabajo con los adultos es casi más importante que con el propio niño. Hay que darle apoyo a los padres porque les genera mucha angustia, pero también para que aprendan a conectarse con su hijo y que vean lo que es capaz de hacer”, añadió Ortigoso.

Hay unos 180 casos severos de autismo por 100.000 habitantes atendidos en las Unidades de Salud Mental Infanto Juvenil. Pero los especialistas rehuyen de las cifras ya que no es un trastorno que tenga un marcador biológico inequívoco para su diagnóstico, como es la glucemia para la diabetes, por ejemplo. De ahí la sospecha de los expertos de que hay un sobrediagnóstico y de su advertencia para que no se le pongan etiquetas a los niños que pueden condicionar toda su vida dado que la salud mental del adulto se construye en la infancia.

La psicóloga Beatriz Janín, especialista en psicoanálisis infantil, resume:“Es fundamental diagnosticar tempranamente para poder aportar al despliegue de las potencialidades de un niño, pero también un diagnóstico temprano, cuando es un sello, puede obturar posibilidades de crecimiento”.