Una paciente en Málaga: "Preferí aplazar la operación, no me fuera a quedar con la pierna medio abierta"
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Los hospitales y centros sanitarios de Málaga han recuperado ya casi totalmente la normalidad tras suspender cientos de operaciones, pruebas y consultas debido al apagón. Este martes, la actividad es muy parecida a la habitual, aunque las extracciones de sangre rutinarias se han aplazado para priorizar las urgentes y de pacientes ingresados mientras siguen las dificultades para acceder a las historias clínicas.
La asistencia en Urgencias, UCI y Oncología estuvo siempre garantizada gracias a los grupos electrógenos con que cuentan los hospitales y que funcionan con combustible. Los centros incluso intentaron este lunes sacar adelante la actividad programada matutina, pese a las complicaciones que supuso trabajar sin ordenador, ni internet y sin acceso al historial de cada paciente. A pesar del esfuerzo de los profesionales, ya hubo muchas suspensiones en la asistencia del final de la mañana porque sin electricidad era imposible. Pero las intervenciones, consultas y pruebas programadas a partir de las 15:00 se cancelaron para priorizar las urgentes, oncológicas y de pacientes hospitalizados.
Concepción Santana tenía este lunes una intervención de rodilla en el Hospital Regional. Cuando le tocaba a ella, el apagón ya había devuelto a España al siglo XIX. "Llevaba 14 meses esperando y estaba en ayunas desde las 7:00. Pero el hospital funcionaba en ese momento gracias a un grupo electrógeno, que preferentemente se reservaba para urgencias. Así que preferí aplazar la operación, no me fuera a quedar con la pierna medio abierta", bromeaba. Informaba además que en el caso de otros dos pacientes que seguían a continuación también se optó por suspender la intervención.
Francisco José tenía cita a las 13:30 de este lunes en el Clínico para un enema opaco, una prueba digestiva para la que es necesaria la preparación igual que la de la colonoscopia. "Me la anularon debido al apagón. Así que después de tres días de no comer fibra y de haberme tomado los sobrecitos asquerosos, me voy para casa y a esperar cita de nuevo. Razones de fuerza mayor", se resignaba.
La Delegación de Salud informó este martes que "gracias a los generadores de gran capacidad con los que cuentan y que proporcionaron el suministro eléctrico" se pudo mantener la asistencia prioritaria en los centros. Pero "se decidió suspender las consultas y cirugías programadas en horario de tarde para poder garantizar la atención a los pacientes ingresados, así como a las urgencias y los servicios de Oncología". Informaba además que este martes ya "se han restablecido todos los servicios y los centros se encuentran funcionando con normalidad, si bien en la mayoría se ha decidido postergar las extracciones rutinarias y primar las que corresponden a urgencias y plantas hospitalarias". La Administración sanitaria admitía que aún, se presentaban "dificultades" en los programas informáticos "con los programas de acceso a las historias clínicas de los pacientes" que esperaban resolver a lo largo del día. Los hospitales y centros sanitarios insistieron en que los pacientes afectados por el apagón "serán reprogramados en cuanto esta situación se nomalice" y recolocados de forma prioritaria en los primeros huecos que haya en las agendas.
Este lunes fue una jornada difícil para los enfermos y también para los profesionales. "Quirófanos y UCI funcionaron bien, pero no fue un día normal", reconocía un facultativo en una consulta de Cirugía Cardiovascular del Regional. En pleno apagón añadía: "Yo sigo viendo pacientes, apuntaré todo en papel y luego lo pasaré a la historia clínica cuando tengamos luz". En un pasillo a oscuras del hospital, otros dos médicos jóvenes admitían: "Funcionamos, pero con limitaciones".
En el Centro de Especialidades (CARE) José Estrada, un enfermero de las consultas de Oftalmología explicaba que este pasado lunes se suspendieron citas a partir del corte de suministro. "No hay luz y es imprescindible para los equipos con los que vemos los ojos de los pacientes", explicaba. Los usuarios que esperaban para radiografías a última hora de la mañana también se tuvieron que ir a casa sin la prueba.
Juan Antonio Peláez esperaba este lunes para una consulta de Traumatología. "Sin ordenadores, los profesionales están bloqueados", lamentaba. "Se nos ha caído todo el sistema debido a un apagón", informaba una sanitaria a los usuarios del CARE. "Pero tranquilidad y paciencia. Vamos a reubicar a todos aquellos a los que se les aplace su cita o su prueba en los primeros huecos disponibles", aseguraba. Pero el problema de Juan no era sólo ese. Dependiente y en silla de ruedas, se planteaba cómo bajar de la tercera planta a la que subió cuando aún había luz si el ascensor no funcionaba. "Yo peso 80 kilos y la silla otro tanto", indicaba. Él, su pareja y esa sanitaria -que afrontaba la situación con responsabilidad y entrega- empezaban a prever que alguien bajara a pulso por separado a Juan, por un lado, y la silla, por otro, a fin de que no fuera tanto peso. "Me preocupan los pacientes en sillas de ruedas porque no hay ascensor. Pero tranquilos que de aquí yo no me voy hasta que todos hayan bajado, sea como sea, y estén encaminados hacia sus casas", comentaba cuando apenas había pasado poco más de una hora de apagón y, aunque todavía no se sabía, aún quedaban muchas más por delante.
Gema la Torre traía a su madre para una consulta con el traumatólogo. Tenía cita en el CARE este lunes a las 13:15, cuando ya no había electricidad en toda España. "Es la primera revisión tras su operación de rodilla". Pero ni siquiera podía subir a la planta de Traumatología porque no funcionaba ascensor. En la entrada, del centro un grupo de profesionales -entre administrativas y sanitarias- intentaban informar a los usuarios, pero ni siquiera podían acceder a los ordenadores para intentar darles otra cita. Una de ellas concluía: "Llevo casi 30 años trabajando en la sanidad y nunca había vivido algo así..."
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