Un instituto no organizará el viaje y la graduación como crítica a los recortes

Los recortes directos en el salario de los profesores, la eliminación de la paga extra, los desplazamientos y la subida de horas lectivas han provocado en los últimos meses el disgusto generalizado de los docentes, especialmente en Secundaria. Se han hecho jornadas de huelga, concentraciones y encierros en los centros escolares. Pero también se han propuesto medidas de protestas internas para dejar claro una reivindicación firme de "una educación pública de calidad y para todos". El instituto Emilio Prados es uno de los centros que ya está implantando acciones de protesta contra los recortes. Se han reducido las actividades no lectivas y este año los profesores no organizarán ni el viaje de fin de estudios ni la graduación. De esta última ya se están haciendo cargo los padres.

De manera asamblearia, el claustro de este instituto de la Carretera de Cádiz decidió reducir las actividades no lectivas. Ya no se preparan teatros, bailes o fiestas para los días señalados como el de la Constitución o el día de Andalucía. Ahora estas efemérides se celebran en el estricto ámbito académico y "como marca la ley". Además, todos los miércoles el claustro viste la camiseta verde y una pancarta en la fachada principal reclama más apoyos a la enseñanza pública.

Se siguen haciendo salidas que se consideran académicas, como pasear por Málaga para comprobar la evolución urbana de la ciudad o visitar el Torcal y estudiar su formación para la asignatura de Geología. También los intercambios escolares se están haciendo y otros proyectos extraescolares. Sin embargo, según relata el director del centro, Francisco Ucero, se programaban otras actividades que requerían invertir mucho tiempo y que este año desaparecen.

"Lo que no se considera lectivo ni académico es el viaje de fin de curso, que era una tradición que organizase el departamento de actividades culturales", explica Ucero. Este año si el AMPA o algún adulto no lo propone, los alumnos no viajarán. "Lo que no vamos a hacer es invertir horas extras que nadie paga ni reconoce, que antes salían de la voluntad del profesor", añade el director del centro y subraya que "al alumno no se le reduce ni la materia, ni el trabajo, ni las posibilidades de relacionarse con el exterior, ni la calidad".

Los padres, según el centro, "entienden y respetan la protesta". De hecho, por primera vez son los progenitores los que están organizando la graduación. "Cualquier cosa que se hace en un centro educativo conlleva mucha labor de preparación, horas de dedicación, corregir imprevistos, una dedicación extraordinaria, que no tiene que ver con el proceso educativo en sí", asegura Ucero y aunque los padres "preferirían que nos encargásemos nosotros, entienden la situación" y están tomando las riendas del evento. "Así se acercan un poco a la problemática de nuestro día a día", agrega el director y concluye que "seguimos haciendo nuestro trabajo pero reclamando que se potencie lo público".