I+D+i | Investigación sobre el humor en la Universidad de Málaga

La risa, puro reflejo de su contexto

  • 'El humor y su sentido'. Un grupo internacional de 16 investigadores capitaneados por la UMA afrontan con diversas perspectivas el humor desde el siglo XVIII a nuestros días

Antonio Calvo en su despacho.

Antonio Calvo en su despacho.

Toda sociedad ha necesitado del humor para sobrevivir, para afrontar la tragedia, para interpretar su propia realidad. Y, aunque no siempre ha estado bien vista en cierto contexto o clase social, la risa ha sido uno de los síntomas más humanos de esta especie. Todavía se siguen contando chistes de la época romana y la gente los pilla. Pero, indudablemente, el humor refleja el contexto en el que se produce, los valores que satiriza, los líderes que intenta ridiculizar, los patrones establecidos que pretende derrumbar. Y eso es lo que estudian un equipo de 16 investigadores internacionales capitaneados por el profesor de Historia Moderna de la Universidad de Málaga, Antonio Calvo.

En 2017 comenzaron el proyecto El humor y su sentido dentro del Plan Nacional de Investigación y financiado con 56.000 euros. El 23 y 24 de mayo celebrarán un congreso en la Facultad de Filosofía y Letras y para 2020 prevén publicar una monografía conjunta que reunirá los estudios que ha realizado cada investigador en su parcela. Desde el humor en el siglo XVIII, a las redes sociales, pasando por el cine del destape y el humor femenino están siendo analizados en este proyecto pionero. “Desde el campo de la Historia no ha habido otro proyecto sobre el humor”, comenta Calvo.

Un congreso el 23 y 24 de mayo y el libro ‘Risa Española’ serán resultados del proyecto

“Hoy en día estamos viendo cómo llevan a los juzgados a gente por hacer un chiste, un tuit o una broma en televisión, esto hace ver que la libertad de expresión no es tal y demuestran una inmadurez en nuestra democracia y nuestro sistema de libertad de expresión”, explica el profesor titular de la UMA. Y estos “límites del humor” tan patentes en el siglo XXI fue lo que los llevó a idear este proyecto que se enfoca “desde una perspectiva cultural”.

Y lo que buscan es “demostrar que entre el siglo XVIII y la actualidad se produce el proceso por el que el humor se convierte en un vehículo de comunicación legítimo para expresar ideas serias, no ya como una manera de hacer reír, como algo que podemos practicar en privado, sino como algo que está bien visto en el ámbito público”, relata Calvo. Y subraya que, en contraste con otras épocas, en la actualidad “se espera que un político, que un profesor o un líder tenga sentido del humor, no hay nada peor que parecer aburrido”.

Tres siglos atrás esto no estaba bien visto, como señala el profesor de Historia Moderna. “Había temas que no admitían el humor, la seriedad era el único camino para expresarse en la política, en la religión, en el debate de la esfera pública”, indica. Pero a partir del XVIII “el humor sale del ámbito privado, de las fiestas populares, de los ámbitos de confianza y salta a la palestra pública”. Los ilustrados se dan cuenta de que la sátira es la mejor manera de cambiar las costumbres.

Viñeta de Miki y Duarte. Viñeta de Miki y Duarte.

Viñeta de Miki y Duarte. / Miki y Duarte

“Frente a esa persona rancia, fanática, absolutista, que no quiere discutir, que se expresa siempre a través de tochos muy serios, muy concienzudos que solo lo leen cuatro, se dan cuenta que un texto más corto y que ridiculice las antiguas costumbres es la manera más fácil de cambiar los hábitos, las costumbres heredades y hacer ver a todo el mundo que son ridículas”, apunta el investigador principal del proyecto. Así, además, tienen asegurado “llegar a más gente”.

“Creemos que el humor es un reflejo de la sociedad en la que se practica. El humor refleja la cultura, los hábitos, la ideología de la sociedad que lo practica”, afirma Calvo. De ahí que las bromas vayan mutando, incluyendo escenarios o personajes del momento. “Ha habido humor en todas las situaciones, incluso en los campos de concentración nazi, en la época de la revolución bolchevique, todo el mundo ha querido reírse para aliviar su situación”, asegura el investigador. “El humor refleja la época y consideramos que es un código, aunque es una constante histórica, es una variante cultural, dependiendo de la época y del contexto hay un tipo de humor u otro”, desgrana el investigador.

Y las maneras y modos también son distintos. “Te puedes reír de ti mismo, de otro, hay un humor contestatario, reírse del poderoso es una forma de subvertir la situación social, pero también hay un humor conservador que reafirman los prejuicios de la época”, agrega. De ahí que prevalezcan chistes homófobos, xenófobos, machistas... “Como nos reímos seguimos fomentando ese esquema social”, apunta.

También la perspectiva de género va a estar presente en este trabajo. “El humor femenino ha llegado mucho más tarde, las mujeres han tardado mucho más en empodarse del espacio público”, sostiene. La risa, igualmente, es una pulsión que durante mucho tiempo estuvo degradada a la plebe. En ningún retrato podían ensañarse los dientes, menos aún una auténtica carcajada. Algo impensable en la era del selfie. El humor en la religión, en los gobiernos autoritarios, en el antes y el después de acceder al poder... Son muchos los campos que están abarcando estos investigadores de universidades americanas, inglesas y españolas con España como eje central. El libro Risa Española dará buena cuenta de ello el próximo año.

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