Investigadores malagueños recogen en un estudio las "heridas emocionales" sufridas en la pandemia, para no repetirlas

"La pandemia nos enseñó que no podemos volver a dejar a los pacientes solos", ha reflexionado Ian Blanco-Mavillard, investigador en Ibima

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Ian Blanco-Mavillard, investigador de Ibima.
Ian Blanco-Mavillard, investigador de Ibima. / M.G.

Málaga/La pandemia fue una etapa en la que pacientes y cuidadores sufrieron aislamiento, falta de contacto humano e incertidumbre, unas "heridas emocionales" que se quieren evitar volver a vivir. El estudio liderado por el Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (Ibima Plataforma Bionand) ha recogido las claves para no repetir los errores del pasado.

Entre los principales consejos que recoge este estudio está facilitar la comunicación real, apoyar emocionalmente a los cuidadores, mejorar la coordinación entre instituciones sanitarias en familias y asegurar la humanidad en la asistencia. El trabajo se ha publicado en la revista científica BMC Nursing, bajo el título Percepciones de la atención y el apoyo familiar de pacientes y cuidadores familiares durante la pandemia de Covid-19: un estudio fenomenológico en España.

"La pandemia nos enseñó que no podemos volver a dejar a los pacientes solos", ha reflexionado Ian Blanco-Mavillard, investigador en Ibima. El estudio no es solo una investigación sobre lo que ocurrió, sino que también "es una oportunidad para aprender del pasado y construir un futuro sanitario más humano", ha afirmado.

El investigador explica que durante la pandemia "actuamos a ciegas, improvisando sobre la marcha. No teníamos evidencias, solo intuiciones y referencias de pandemias pasadas como la de 1918. Ahora sí tenemos datos, tenemos historias reales, y tenemos la responsabilidad de escucharlas".

El estudio recoge los testimonios de pacientes y cuidadores. Los primeros describen la angustia de estar hospitalizados sin poder ver, tocar o abrazar a sus seres queridos. "Se nos llenaba la boca con palabras como atención humanizada y solidaridad, pero en la realidad dejamos a los pacientes solos", ha lamentado el investigador, que vivió esa experiencia en carne propia con su padre ingresado por una neumonía bilateral.

Los cuidadores relatan la sobrecarga emocional de atender en casa sin apoyo suficiente, con miedo al contagio y con escasa preparación. Las dificultades para comunicarse con el personal sanitario solo aumentaron la ansiedad y la sensación de abandono.

Cuatro claves para evitar estas "heridas emocionales" en el futuro

A partir de este análisis, el estudio propone cuatro claves para evitar que una nueva crisis vuelva a romper los vínculos esenciales entre pacientes, familiares y profesionales de la salud.

  • En primer lugar, facilitar la comunicación real: Garantizar que la tecnología esté al servicio de las personas, permitiendo el contacto frecuente entre pacientes y familiares cuando las visitas presenciales no sean posibles.
  • Apoyar emocionalmente a quienes cuidan: Invertir en programas de acompañamiento psicológico, tanto para pacientes como para cuidadores, especialmente en contextos de aislamiento prolongado.
  • Formar e informar: Mejorar la coordinación entre instituciones sanitarias y familias, con canales claros, eficaces y humanos para compartir información médica.
  • Y en cuarto lugar, no renunciar a la humanidad en la asistencia: Aunque los protocolos de seguridad son fundamentales, no deben eliminar el contacto emocional ni la empatía que también curan.

El trabajo incide en que "incluso en los momentos más críticos, la presencia humana no es un lujo, es una necesidad sanitaria y ética".

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