Jessica Harillo, malagueña viviendo en Suiza: "Llevo 10 años fuera, pero todos los días echo de menos Málaga"

Es gerente de una tienda Intimissimi en el municipio suizo de Lausana, donde reside con su marido y su hija

José Manuel Moreno-Benítez, experto malagueño en insectos, sobre la presencia de tijeretas

La malagueña Jessica Harillo, en una imagen en Suiza. / M.H.

Jessica Harillo de Pablos llegó a Suiza desde Málaga por amor, y sigue allí por la misma razón. Lleva diez años en el país que se encuentra en mitad de los Alpes, en el municipio de Lausana, casada con un suizo, con una hija de un año y trabajando desde hace cuatro de gerente en una tienda de la marca de ropa interior Intimissimi. Nació en 1987, tiene 36 años, y estudió filología inglesa. Eso sí, aunque ha pasado una década reconoce que "todos los días echo de menos Málaga". Sobre las diferencias, destaca que Suiza es "un país totalmente diferente a lo que estamos acostumbrados: hace frío y la gente es más despegá", explica Harillo. Eso sí, subraya que "es un país muy bonito", aunque sea "duro vivir aquí".

Antes de mudarse, Jessica trabajaba en el aeropuerto de Málaga, allí "estaba contenta", pero se mudó porque su pareja del momento encontró trabajo en Suiza. Una vez allí, al tiempo, se separaron. Pero el país de los Alpes le presentó al que es su actual marido, y con el que tiene una niña de un año. Cuando llegó, hace diez años, ella sabía hablar inglés y alemán, pero no francés, la lengua oficial. "Hay gente que dice que hablando inglés encuentras trabajo fácil, pero no es así", relata la malagueña.

También incide en que si bien Suiza ofrece más oportunidades, "no es como se pinta en las redes", donde parece que el "trabajo cae del cielo", pero insiste en que no es así. Y que incluso aunque se tenga una formación concreta, no siempre se acaba en un puesto relacionado con los estudios. En su caso, cuenta que cuando llegó a Suiza comenzó cuidando niños, de nounou como llaman allí a las niñeras. Estuvo trabajando para la familia un año y medio, y después estuvo en un Starbucks, donde aprendió francés. Idioma que aprendió de forma autodidacta, no fue a clases, pero se presentó a los exámenes para obtener los diferentes niveles.

La malagueña apunta durante su relato que para trabajar en este país europeo, es necesario un permiso de trabajo, que solo se consigue cuando se obtiene un puesto. "Yo como española podía estar 3 meses sin un permiso de trabajo, pero luego lo necesitaba para seguir viviendo allí", explica Jessica. Así como que sin este, no se puede tener un seguro de salud.

Consiguió ser jefa de equipo en la cafetería, y después le ofrecieron un puesto en Intimissimi, empresa en la que lleva cuatro años. Y entremedias de esta etapa, se quedó embarazada de su hija.

Desde que llegó a Suiza ha residido en Lausana, una ciudad que da al lago Ginebra. Jessica explica que para ella era muy importante contar con un gran espacio de agua. Explica que en la otra orilla está Francia. Pero es tan grande, que con un poco de niebla no se ve el otro extremo, y a la malagueña le recuerda al mar. Aunque la ciudad es muy diferente a Málaga, este elemento le conecta con sus raíces.

Diferencias entre Málaga y Suiza

"Diferencias hay muchísimas", apunta la malagueña. No solo en cuanto al frío y el carácter de la gente, hay otras cosas que le han llamado la atención. "El tema de médicos es un shock para la persona que venga de España", explica que la sanidad es totalmente privada, "para ir al hospital necesitas un seguro, que pagas todos los meses".

Otro de los aspectos que más le ha llamado la atención es el de los horarios de cierre. No se abre ningún domingo ni festivo, y el horario máximo de apertura son las 19:00 horas. "Una persona que esté acostumbrada a salir a las 20:00 y que siguen las cosas abiertas... Aquí no". Expone que entre semana, lo habitual es ir de la casa al trabajo, y del trabajo a la casa. Recuerda que cuando trabajaba en Málaga, era habitual que cuando terminaba la jornada, salía con compañeros a tomarse algo.

Suiza se ha convertido en su hogar, donde reside con su marido y su hija. Además, tiene su propio grupo de amigos, que destaca que son de muy diversas nacionalidades, pero ninguno de España. Y aunque la malagueña echa de menos su tierra, ha hecho su vida en Suiza.

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