Málaga

La ley contra el despilfarro alimentario multará a bares y supermercados por tirar comida

Camarera recogiendo sobras de clientes en un bar de Málaga.

Camarera recogiendo sobras de clientes en un bar de Málaga. / Javier Albiñana (Málaga)

Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario, así se denomina el proyecto de ley que se ha aprobado hoy en el Consejo de Ministros. La norma pretende conformarse como un “modelo de buenas prácticas para evitar el desperdicio de alimentos con actuaciones a lo largo y ancho de toda la cadena alimentaria, desde el origen hasta los hábitos de consumo en hogares y la restauración”, según recoge Moncloa. Así, las empresas del ámbito alimenticio deberán programar la donación del excedente, publicar los datos sobre el desperdicio y hacer hincapié en que los clientes pueden llevarse la comida que no han ingerido, entre otras medidas recogidas.

“Los tuppers están a la orden del día”, explica Manuel Villafaina, gerente del chiringuito Los Manueles y presidente de la Asociación de Empresarios de Playa Costa del Sol. Este explica que desde hace unos años casi el 90% de las sobras que los clientes no se han terminado se las llevan a casa. “Tanto el arroz, como el pescaito frito, como los espetos, todo lo que no se hayan comido, se lo llevan”, indica el empresario, el cual se muestra a favor de la futura norma.

Desde el restaurante La Viña del Rincón, en Rincón de la Victoria, comparten la idea de que desde hace unos cuatro años la clientela está habituada a llevarse las sobras. “Antes daba vergüenza pedir un tupper y ahora es el día a día”, explica Miguel Cerón, dueño del negocio, este también considera una buena opción que se regule a nivel estatal el desperdicio de alimentos, pero indica que desde el restaurante ya realizan una gran labor para que “ningún alimento vaya a la basura”.

El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, presentó en octubre de 2021 el proyecto de ley y señaló que “en los hogares de España se desperdician 1.364 kilos de comida y bebidas al año”. Planas hizo hincapié en que “se trata de una ley de convencimiento y no de coerción, y que, por tanto, su verdadero éxito será formar parte de los valores de la sociedad en su conjunto.”

Lay ley establece que todos los organismos implicados en la cadena alimenticia deben seguir una jerarquía de prioridades para tratar el excedente. En primer lugar se deberá destinar a la alimentación humana a través de donaciones a empresas sin ánimo de lucro. En el caso de que los alimentos estén en condiciones óptimas pero no para donar, deberán ser transformados en zumos, mermeladas u otros formatos. Por último, cuando no sean aptos para el consumo humano, deberán ser utilizados como subproductos para la alimentación animal o fabricación de piensos, para la industria, para la obtención de compost de calidad para uso agrario, o para la obtención de biogás u otro tipo de combustible.

Además de este orden, se recogen otras obligaciones que deberán cumplirse como que la hostelería tendrá que ofrecer a sus clientes la posibilidad de que se lleven, sin coste adicional, lo que no han consumido y tendrán que informar de ello de forma visible, preferentemente en la carta o menú. Así mismo, los productos con fecha de consumo preferente vencida deben presentarse de forma separada al consumidor y con precios inferiores. Por último, los agentes de la cadena alimentaria deberán informar anualmente de las pérdidas alimentarias.

Aunque la norma aun no haya entrado en vigor, los restaurantes malagueños llevan tiempo concienciados para frenar el desperdicio alimenticio y operan para que los productos se consuman a tiempo. “Preferimos pelar dos veces patatas al día, conforme vaya haciendo falta, antes que pelar una gran cantidad que se tenga que tirar”, explicaban desde Taberna Harén, el tradicional negocio de calle Andrés Pérez que volvió a abrir sus puertas a principios de año. Desde aquí comentaban que calculan las cantidades a diario y que optan “quedarse cortos a la hora de elaborar los platos”. “Preferimos decir que nos hemos quedado sin ensaladilla rusa a cocinarla en exceso”, concluía uno de los dueños, Germán del Río.

Tanto Los Manueles como La Viña del Rincón son establecimientos cuyo menú depende casi a la totalidad de producto fresco. El primero se dedica al pescado y el segundo a la carne. En ambos locales se opera de la misma forma: comprando el producto a diario. “Es difícil que nos sobre pescado porque conocemos las cantidades que se despachan y al ser los cálculos a diario, es más sencillo”, indicaba Villafaina. Desde el negocio especializado en carne indican que cuentan con una cámara de maduración. Esta les permite mantener el producto en un perfecto estado durante grandes periodos de tiempo, por lo que es otra de las herramientas que utilizan para luchar contra el desperdicio de alimentos.

Régimen sancionador

En cuanto al régimen sancionador de la futura norma, se considerará falta grave no contar con un plan de prevención que estará sancionado con entre 2.001 y 60.000 euros. Una infracción leve, que estará sancionada con multas de hasta 2.000 euros, será, por ejemplo, no aplicar la jerarquía de prioridades o que las empresas de distribución al por menor y la hostelería y restauración no donen los productos no vendidos que sean aptos para el consumo humano a través de un pacto o convenio. Otra infracción leve será la negativa a colaborar con las administraciones para cuantificar los residuos de alimentos.

Finalmente, las infracciones muy graves podrán ser sancionadas con entre 60.001 y 500.000 euros de multa, se considerará la segunda o ulterior falta grave que se cometa en un plazo de dos años.

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