De Málaga a Roma con su jefe en coche: la 'peregrinación' de cinco días de Miguel Ángel para ver a la Esperanza

El joven de 28 años, portador de la Humillación, admite estar emocionado por el acontecimiento: "Es como la Champions de las cofradías"

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Miguel Ángel, a la derecha, junto a Jesús camino a Roma en coche / M.H.

Cinco días, más de 2.500 kilómetros y un coche con dos compañeros que comparten una ardiente pasión cofrade. Miguel Ángel Guerrero, educador en el Hogar de las Madres de Desamparados de Málaga y portador del Cristo de la Humillación, emprendió un viaje ilusionante el pasado sábado que lo llevó a Roma a profesar su fe "de una manera insólita", admite. Lo hizo junto a su jefe, en una peregrinación poco común pero profundamente simbólica: Málaga, Barcelona, toda la costa francesa, Milán, Cinque Terre, Pisa, Florencia y por fin, Roma. No había prisa, los malagueños querían disfrutar de lo que el camino les ofrecía antes del día grande.

Visitando el Coliseo Romano / M.H.

“El viaje ha sido una experiencia increíble. Íbamos con calma, aprovechando cada sitio para hacer turismo y visitar la ciudad. Todo esto no es solo un destino, es el recorrido, el compartir, el sentir que algo importante nos espera al final”, cuenta con emoción. Y ese “algo importante” tiene nombre: Jubileo de las Cofradías.

Miguel Ángel llegó unos días antes del gran evento, alojado con otros compañeros en la sede vaticana de las Madres de Desamparados, la misma congregación para la que trabaja en Málaga. Desde allí, a tan solo diez minutos del Vaticano, vive cada momento de la Roma cofrade que estos días parece vestida por la devoción andaluza.

“Esto para un cofrade es lo más grande que hay. Es como la Champions de las cofradías”, explica el educador. “Para nosotros que una congregación de Málaga nos represente aquí es grandioso. Que en la sede de la cristiandad vaya a estar representada tu ciudad es lo más grande”.

Haciendo una parada en Cinque Terre / M.H.

Aunque Miguel Ángel no pertenezca a la Cofradía de la Esperanza, siente como suya esta celebración histórica. “A pesar de que vayamos ajenos a la Esperanza y yo sea de la Humillación, lo bonito es que estos eventos unen a todos los malagueños. Ya ni siquiera se mira que sea una u otra la que va, sino que va un trono de nuestra ciudad”.

El ambiente lo desborda todo, calles repletas de cofrades, acentos andaluces mezclándose con lenguas de todo el mundo, abrazos, risas y cánticos espontáneos. “Esto está siendo una experiencia única y enriquecedora. Me acordaré toda la vida, seguro. Voy a tardar en asimilar todo lo que estamos viviendo”, cuenta emocionado Miguel Ángel.

Entre los recuerdos que se lleva, también hay lugar para la amistad y la emoción compartida. “Uno de mis mejores amigos es hombre de trono y me dijo que lleva toda la semana descentrado en el trabajo, solo pensando en el fin de semana y lo grande que va a ser. Es normal. Es algo histórico para nosotros”, concluye el joven cofrade.

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