Menores sicarios contratados en un año con el doble de causas por muertes violentas en Málaga

Del caso del adolescente de 17 años al que pagaron 3.000 euros hasta el detenido por un crimen en Fuengirola

Detenido en Holanda un menor por el asesinato a tiros de un joven neerlandés en Fuengirola en un ajuste de cuentas

Momento en el que un hombre abrió fuego contra un joven rapero sueco en Marbella
Momento en el que un hombre abrió fuego contra un joven rapero sueco en Marbella / M. G.

La Costa del Sol ahora es escenario de un fenómeno tan inquietante como real: adolescentes contratados por el crimen organizado para matar. Las cifras se repiten, los rostros cambian, pero el modus operandi es casi idéntico: jóvenes de 16 o 17 años dispuestos a empuñar un arma por apenas 3.000 euros. Reclutados en redes sociales y sin edad legal aún para conducir ni para comprar alcohol, ya aprietan el gatillo de fusiles de guerra. Ha habido casos recientes. La Policía Nacional detuvo el mes pasado a un menor que habría actuado como sicario tras, supuestamente, asesinar a tiros en diciembre a un joven neerlandés que trabajaba en un club cannábico en Fuengirola. “Después de matar se gastan aquí el dinero. No tienen escrúpulos”, explican a este periódico fuentes policiales conocedoras de esta nueva tendencia.

Son sicarios low-cost, traídos a España y contratados por grupos organizados, que así reducen riesgos y costes. Muchos proceden de barrios marginales del norte de Europa donde ya hay una cultura del crimen organizado. En la Costa del Sol sólo son el brazo ejecutor. Aquí les prometen dinero rápido, respeto y fama.

En otra de las últimas investigaciones, también un menor acabó detenido en Benalmádena como sospechoso de un crimen en la Costa del Sol. Un plan sencillo y escalofriante en el que el debía recoger un arma que alguien previamente le había dejado en un punto acordado –habitualmente un descampado– para facilitar la tarea. Antes, había recibido instrucciones a través de un canal cifrado de mensajería.

Son asesinos low-cost, muchos de ellos nórdicos traídos a España tras reclutarlos en redes

La fiscal superior de Andalucía, Ana Tárrago, llevaba este miércoles al Parlamento una realidad que preocupa al Ministerio Público. Así, subrayaba que Málaga es la que refleja “una cifra desproporcionada comparada con el año anterior en fallecimientos en todas su formas”. “Se está produciendo la consolidación de nuevas formas delictivas como las agresiones, abusos sexuales y los fallecimientos violentos tentativas y lesiones”, alerta la Fiscalía.

El ejercicio pasado cerró con un total de 156 procedimientos incoados frente a los 72 del año anterior. Y Marbella ocupa en este ranking un lugar destacado: concentra 38 de esas causas, 16 más respecto al cómputo de 2023, con un aumento del porcentaje “ligado a los ajustes de cuentas del narcotráfico”, detallaba la Fiscalía.

El último asesinato se remonta a comienzos de este octubre. La víctima, un rapero sueco de 25 años y de origen marroquí, Hamza Karimi, más conocido en el mundo de la música urbana como Hamko, El joven murió a balazos a plena luz del día mientras hablaba por teléfono. Con la llamada Operación Jaula se dio orden a todas las patrullas entonces disponibles de la Policía Nacional y de la Policía Local en la zona para que blindaran las salidas antes de que el autor, un afgano de 28 años, pudiera escapar de la ciudad. No lo consiguió, pero esta mañana ha intentado, presuntamente, huir de la prisión de Alhaurín de la Torre, en la que se encuentra a la espera de juicio. Los funcionarios penitenciarios detectaron que uno de los barrotes de su celda, que compartía con otro interno, había sido arrancado, desafiando así la seguridad de la cárcel. La principal hipótesis que manejan es que ambos podrían estar planificando una fuga.

Tras la muerte de su víctima, la Costa del Sol volvía a estar en el punto de mira por la crudeza del crimen organizado, que ahora confirma, también, la presencia de mafias nórdicas. “Aquí vienen muchos de ellos. Unos a trabajar, otros simplemente a disfrutar. Pero cuando sus objetivos bajan la guardia, cuando están relajados, los sicarios aprovechan para ajustar cuentas”, describía entonces Mariló Valencia, representante del Sindicato Reformista de Policías (SRP).

La Fiscalía, en su última memoria ya pedía contundencia al Estado. “La lucha contra el narcotráfico no es suficiente con la persecución policial o judicial; debe haber una respuesta social unánime de tolerancia cero, acompañada de medidas especiales y programas transversales desde las distintas instituciones”, advertía. Y, a renglón seguido, insistía en la necesidad de endurecer el Código Penal.

El Ministerio Públlico había subrayado, además, el auge de la actividad ilícita de las bandas que operan en la Costa del Sol y el Campo de Gibraltar, y calificaba el panorama actual en esas zonas como “desolador y muy peligroso” ante el aumento “del poder de corrupción, los ajustes de cuentas, los robos de droga, la violencia contra las fuerzas de seguridad y el uso de armas”.

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