La muerte que enseña vida a los futuros médicos

En 2008 un total de 88 personas donaron su cuerpo a la Facultad de Medicina de la UMA · Cada año unos 1.500 alumnos estudian anatomía humana con cadáveres

Un grupo de estudiantes de Medicina siguen las explicaciones de la directora del departamento de Anatomía y Medicina Legal.
Cristina Fernández / Málaga

08 de marzo 2009 - 01:00

No es tan común como la donación de sangre o la de órganos, pero cada día el ciudadano se conciencia más de que su cuerpo puede ser tremendamente útil tras la muerte. Por mucho avance tecnológico surgido en esta era, los expertos coinciden en que no hay nada mejor que el cadáver para la formación de futuros profesionales sanitarios. Un cuerpo desvela de manera real y cercana el sistema neuromuscular y las vísceras con su irrigación correspondiente, la tridimensionalidad de las estructuras y las relaciones entre ellas y puede mostrar interesantes variaciones anatómicas que podrían surgir en la práctica médica posterior. La Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga recibió el año pasado la voluntad de donar su cuerpo a la Ciencia de 88 personas, 55 españoles y 33 extranjeros. Cada curso entran en el departamento de Anatomía y Medicina Legal unos ocho cadáveres. Con éstos, 1.500 alumnos al año hacen prácticas.

La solidaridad es fundamental para continuar con esta práctica formativa esencial y la tendencia altruista en estos años ha ido al alza. En 2002, la UMA recibió 15 donaciones y en 2007 ya se alcanzaron 74. El último año, aumentaron las donaciones casi en un 16%. El primer paso es siempre la información. Ya sea en persona, por teléfono o en la web -www.anatomiaymed-legal.uma.es/anamlega- los interesados se asesoran sobre los requisitos, si conlleva algún coste y, sobre todo, por los futuros usos que se le van a dar a su cuerpo. "Para ser donantes tienen que venir aquí libre y voluntariamente", comentan la directora del departamento María José Mora y la secretaria Carmen Mesa, que asegura que atiende consultas de este tipo casi a diario.

Una vez que se ha tomado la decisión, presencialmente se cumplimenta el acta de donación del cuerpo en presencia de dos testigos del propio área para mayor comodidad y se le entrega la tarjeta de donante, que deberá portar en todo momento. Sin embargo, hay causas de rechazo del cadáver. Si el fallecimiento ocurre fuera de la provincia de Málaga la Facultad de Medicina no se hace cargo de él. Tampoco en casos de muerte por accidente o cualquier otro motivo que haga necesaria su autopsia. La muerte por enfermedades infecto-contagiosas o por contaminación por productos radioactivos haría imposible manipular posteriormente el cuerpo y también son causas de rechazo.

"El cuerpo tiene que llegar a la facultad antes de que transcurran 24 horas del deceso y la familia tener conocimiento del hecho, aunque el carné no obliga a nada, te puedes arrepentir en cualquier momento", añade la doctora Mora. Cuando se produce el hecho, técnicos de guardia trasladan el cadáver sin coste alguno para el donante ni sus familiares y se embalsama, es decir, que se sustituye la sangre por un líquido fijador que hace que se conserven los tejidos "aunque los endurece un poco, pero, obviamente, interrumpe la putrefacción", explica la directora del departamento.

Cuando el cadáver está preparado se conserva en un depósito con formol a la espera de futuros estudiantes. Un total de cuatro grupos suelen trabajar con un mismo cadáver durante dos años, ya que la asignatura de Anatomía Humana se cursa en primero y segundo de Medicina. Pero también pasan otros alumnos por la sala de disección, unos 1.500 al año. Cuando la donación ya ha cumplido su función, el cadáver se incinera y las cenizas reposan en un columbario común de Parcemasa, aunque la familia podría hacerse cargo de éstas si quisiese.

Pero las prácticas con cadáveres no son de uso exclusivo de estudiantes. También especialistas, entre los que destacan los cirujanos, ensayan nuevas técnicas con cuerpos, en este caso congelados que se traen desde EEUU. "Cuando se descongela, se acerca mucho más a la realidad y las dificultades que se pueden encontrar con una persona viva son las mismas, los músculos, la piel, la semejanza es mucho mayor que cuando están embalsamados", dice María José Mora.

Aunque aún falta algo de información "la gente responde", dice Carmen Mesa. Antes eran más extranjeros los que donaban su cuerpo, como el propio Gerald Brenan. Hoy esa tendencia ya se ha invertido. "La mayoría viene porque creen que son útiles incluso después de muertos", asegura Mora. No obstante y aunque el agradecimiento a la solidaridad es mucho, para el avance de la ciencia "siempre haría falta más".

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