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El Museo de Málaga acoge desde este miércoles hasta el próximo 20 de julio una exposición dedicada a los Mantones de Manila, pertenecientes a la colección Perraut y que se completa con mobiliario histórico y obras pictóricas de los fondos de la pinacoteca.
La exposición ha sido presentada por el delegado de Turismo, Cultura y Deporte, Carlos García, la directora del Museo de Málaga, María Morente, Encarnación Perraut, dueña de la colección de mantones, su hijo Jesús Burgos Perraut, la Comisaria de la muestra, Dolores Vargas, y la presidenta de la Academia de Bellas Artes de San Telmo, Rosario Camacho.
Carlos García ha destacado la originalidad de la exposición al aunar obras singulares y mobiliario histórico del Museo con una selección de 41 mantones y otros enseres de la colección de la Familia Perraut, cedida para esta muestra por Encarnación Perraut y su hijo Jesús Burgos Perraut.
En este sentido, ha explicado que la colección permite realizar un recorrido bastante completo por la historia, técnicas de bordado, diseños, composición e iconografía del mantón de Manila desde sus orígenes a la actualidad.
La exposición muestra ejemplos de mantones antiguos, del primer tercio del siglo XIX, de “ala de mosca”, de los denominados “chinescos” decorados con escenas típicas chinas y su evolución a mediados del siglo XIX en sus flecos macramé; los “enriquecidos” propios del último tercio de siglo con apliques de caras chinescas en marfil, nácar, porcelana o plata, y también mantones “isabelinos”.
También se pueden ver de la colección Perraut ejemplos de mantones realizados en Lima, Chile o Panamá, de decoración diferente a los chinos por la profusión de enormes flores sobre gruesa seda y flecos exagerados; o de motivos taurinos.
Asimismo, se podrá disfrutar en el recorrido de la exposición de mantones bordados directamente en España, exponente de nuestros gustos y costumbres. El folclore español adaptó el mantón como un elemento integrado en su indumentaria, evolucionando a los mantoncillos de traje de flamenca, de chulapa madrileña o de trajes regionales extremeños, castellanos, aragoneses o valencianos. Todos ellos han tenido el mantón como protagonista, bien de cuarterones, isabelinos, cantoneses, modernistas o de cigarreras.
El Mantón de Manila es un elemento que pervive en su uso desde el siglo XVIII, complemento del atuendo femenino, cargado de simbolismo y de un imaginario que ha participado en la creación de símbolos de identidad y en el que se aúna tradición, oficio en el arte del bordado, historia y mezclas culturales.
Aunque denominados de Manila, estas prendas bordadas en seda tienen su origen en China, en la región del Cantón y el sur del país. Desde allí comenzaron a exportarse a España a finales del siglo XVIII, y posteriormente a América, constituyéndose también en exponente de las rutas y comercio internacional desde esa fecha hasta inicios del siglo XX.
Desde finales del siglo XVI, el tráfico mercantil oriental comenzó su circulación a través de Filipinas, territorio hispánico, denominación de estas islas en honor a Felipe II. Desde Manila, su capital, se distribuían las mercancías chinas a México, arribando en Oaxaca y Acapulco, donde las desembarcaban y por vía terrestre se trasladaban al puerto de Veracruz, para de nuevo por vía marítima, atravesando el Atlántico, llegar a Sevilla y a Cádiz.
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