Vámonos a hacer pascuas
Una operación permitirá comer sólido a un joven casi sin maxilar
La complejidad de la intervención, hecha en el Carlos Haya, radicaba en que los implantes debían fijarse en el poco hueso que tenía el paciente y cerca de los ojos
Por una malformación genética, el paciente casi no tenía maxilar y apenas, unos pocos dientes diminutos. Durante sus 25 años de vida, no ha comido nunca nada sólido. Todos los alimentos que ha ingerido han tenido que ser previamente triturados. Pero dentro de poco podrá disfrutar del placer de dar bocados a alguna comida contundente. Una operación realizada en el Hospital Carlos Haya permitirá colocar al paciente una prótesis dental para que pueda masticar alimentos sólidos. Cuando se trata de ponerla en una persona normal, los dentistas no tienen muchas dificultades porque fijan los implantes al hueso. Pero el problema en este paciente era que casi no tenía maxilar superior.
Los cirujanos maxilofaciales tenían que fijar entonces los implantes en la zona ósea de los pómulos. La complejidad de la operación radicaba en que había que entrar por la boca y perforar el hueso para hacer los anclajes, pero sin dañar los ojos. Y debido a su estrecho maxilar, la intervención requería mucha pericia.
"Es una operación de gran precisión", apuntó ayer el jefe de la Unidad de Gestión Clínica de Cirugía Maxilofacial del Hospital Carlos Haya, Lucas Bermudo, que realizó la intervención junto a José Luis Salinas y Francisco Ruiz. Los cirujanos tenían que taladrar el hueso del pómulo como si usaran un guarrito con una fresa muy larga y anclar allí el implante sin tocar los ojos. A esa altura colocaron dos más grandes. Después, en la zona del maxilar de debajo de la nariz pusieron otros dos que eran más pequeños y más fáciles de implantar. La operación fue hecha hace dos meses, aunque el hospital no ha informado de esta técnica hecha por primera vez en el centro sanitario hasta no ver la evolución del enfermo. Y su recuperación ha sido satisfactoria. "El paciente está contento", aseguró el cirujano.
De momento, el joven tiene los cuatro tornillos sobresalientes sobre su escaso maxilar. En un par de meses, estará en condiciones de que se le ponga la prótesis dental en la parte superior. Así que, por ahora, todavía no puede comer sólido. Ese gusto podrá disfrutarlo cuando le fijen la dentadura postiza gracias a los cuatro implantes que ya le han hecho. Según Bermudo, podrá comer sólido porque en el maxilar inferior tiene algunos pequeños dientes, que son como los de leche de un niño. No obstante, el cirujano apuntó que si tiene problemas, en el futuro puede someterse a una operación para la dentadura de abajo.
Hasta ahora, la técnica que se empleaba en estos pacientes era más agresiva y requería dos intervenciones. Una, en la que se le quitaba hueso de la cadera para ponerle un injerto en el maxilar y otra, en la que se le hacían los implantes. Los problemas surgían cuando los injertos no prendían.
Con la nueva técnica, se ahorra una operación, se evita tener que quitar tejido óseo de la pierna y no se está a expensas de que el injerto prospere. Esta novedosa práctica quirúrgica exige unas dos horas de quirófano. "Es más compleja para hacerla, pero es mejor para el paciente", aclaró el jefe de Cirugía Maxilofacial.
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