Los padres de Lucía Vivar, la niña de tres años desaparecida en Pizarra en julio de 2017 y hallada muerta en las vías del tren, han presentado 127.000 firmas para pedir la reapertura del caso. Las rúbricas han sido reunidas en el último año en toda España por la familia, que las ha entregado en la mañana de este jueves en la Ciudad de la Justicia de Málaga.

Además, según ha explicado Almudena, la madre de Lucía Vivar, en las próximas semanas su abogado hará entrega de un escrito para solicitar formalmente esa posible reapertura del caso, aportando nuevas pruebas periciales y testimonios de personas que, a juicio de los padres, son "muy importantes" y que pueden ayudar a arrojar luz a la investigación.

"Tenemos esperanzas porque son cosas nuevas, esperamos y deseamos que sirva de algo, al menos que se investigue en condiciones, y que si tenemos que llegar a la misma conclusión... pues bueno", ha señalado, en referencia al archivo de la causa penal iniciada sobre la muerte de la pequeña, que fue confirmado por la Audiencia de Málaga en febrero de 2019.

"No sabemos si van a servir para algo, al menos para que no caiga en el olvido y por poner un grano de arena para seguir luchando, aunque sabemos que es muy difícil", ha explicado Almudena, que insiste en que "como padres seguimos luchando". 

Asimismo, la madre de Lucía Vivar, que ha asegurado que cada vez se siente más débil, "aunque sacamos fuerzas de donde no las tenemos", ha mostrado su agradecimiento a las personas que han aportado su firma, aclarando que "era nuestro deber entregarlas como se prometió, también por toda esa gente que quiere ayudar y no sabe cómo, por el apoyo moral que recibimos de todo el mundo, que todos los gestos cuentan por mínimos que sean", ha manifestado. "Esta lucha va a ser para siempre, desgradaciadamente", ha lamentado.

En febrero de 2019 la Audiencia desestimó el recurso presentado por la acusación particular, en representación de los padres, contra la decisión del Juzgado de Instrucción número 10 de Málaga de archivar la causa por la muerte de la niña, al considerar que tras las pruebas practicadas no existían indicios de delito ni de intervención de terceras personas en la desaparición de la niña.

La Sala consideró que "todo apunta a que el fallecimiento se produjo como consecuencia del impacto que la menor recibió en la cabeza cuando se encontraba posiblemente tumbada entre las vías del tren", a la vista de las diligencias realizadas, sobre todo el informe de autopsia y la declaración del conductor del tren, quien no vio a ninguna persona sino tan solo un bulto oscuro.