De la paliza al conductor 'pirata' árabe al promotor que prohibía la "entrada a maricones": 21 detenidos por odio en un año en Málaga

Los casos de racismo y xenofobia, con 12 arrestos, están detrás de casi el 40% del total y son los más denunciados

Sekou Gassama denuncia gritos racistas de aficionados del Málaga CF

Detención de uno de los sospechosos en Málaga por la agresión grupal
Detención de uno de los sospechosos en Málaga por la agresión grupal / Policía Nacional De Málaga

Un grupo de radicales propinaron una paliza a un conductor pirata de origen árabe en el aeropuerto de Málaga. La Policía engrilletó a cinco personas como presuntas responsables. El ataque, en el que la víctima, de 41 años, recibió puñetazos y patadas, además de insultos racistas, fue captado en imágenes por varios pasajeros en la terminal de llegadas. Los testigos aseguraban entonces que una disputa entre taxistas, por un lado, y conductores ilegales, de otro, había sido el trasfondo de la reyerta. Aquello fue sólo un ejemplo. En 2024 hubo una veintena de detenciones vinculadas a delitos de odio, la mayoría por racismo y xenofobia, el principal móvil de los autores, según refleja el último balance con su evolución en España, que ha hecho público el Ministerio de Interior.

Las estadísticas reflejan una caída del total de denuncias por ataques directos contra la dignidad y los derechos de las personas, pasando de 81 casos investigados y 25 detenidos en 2023 a los 43 del ejercicio pasado, con 21 arrestos. El descenso, consideran fuentes policiales consultadas, podría estar motivado por los mensajes con “tintes xenófobos” de partidos políticos que en los últimos años han defendido los discursos de rechazo hacia colectivos como los inmigrantes o los menores llegados a España. Las mismas fuentes consideran que la presión social que implican estas manifestaciones disuaden a víctimas de acudir a una comisaría.

Tras el racismo y la xenofobia se sitúan, con cifras casi idénticas, los delitos denunciados por el colectivo LGTBI, es decir, relacionados con la discriminación sexual e identidad de género, que en 2024 arrojaron 16 investigaciones y siete arrestos. Una de las intervenciones de esta tipología ocurrió durante la última edición de la Feria de Málaga, en la zona del Real. Entonces, un hombre de 39 años fue detenido por, presuntamente, insultar a una pareja de mujeres que iban de la mano y propinar un puñetazo en la cara a una de ellas, que tuvo que ser atendida por los servicios médicos. Los agentes atribuían al presunto autor de esta agresión un delito de odio y otro de lesiones.

Las víctimas que denunciaron los hechos regresaban ya de vuelta a casa cuando un individuo supuestamente las “amedrentó” y profirió insultos homófobos contra ellas por su orientación sexual.

Dos casos de antisemitismo investigados, coincidiendo con el conflicto de Gaza

El estudio del departamento de Fernando Grande-Marlaska recoge también los casos de antisemitismo, con dos hechos conocidos, coincidiendo con el conflicto en la franja de Gaza entre Israel y Hamás. No hubo detenciones.

Por primera vez este año, Interior ha incluido un apartado nuevo en la estadística, la islamofobia, que el año pasado registró también dos incidentes. Tampoco se practicaron arrestos. El informe sobre la evolución de los delitos de odio detalla también casos puntuales de antigitanismo o que atentan contra las creencias o prácticas religiosas.

Las fuerzas y cuerpos de seguridad resolvieron un total de 37 investigaciones durante el año pasado, frente a las 50 del ejercicio anterior. Racismo, xenofobia y discriminaciones a la orientación sexual acaparan el grueso.

El promotor de una fiesta que vetaba a "maricones": "Hay que tener sitios limpios"

Este 2025, una de las acciones ilegales impulsadas por “prejuicios e intolerancia hacia individuos con características o condiciones (reales o percibidas) distintas a las del perpetrador”, acabó con el arresto del promotor de una fiesta en Torremolinos que prohibía la entrada a homosexuales. Lo recordarán. Ni “peleas”, ni “drogas”, ni “chanclas”. Y tampoco “maricones”. Ése era el código de conducta que había publicado el organizador de un evento, que advertía de que quienes no cumplieran con su polémico reglamento serían expulsados de inmediato. La voz de alarma la dio en su perfil en redes sociales la alcaldesa del municipio, Margarita del Cid, con la amenaza de tomar medidas para prohibir la fiesta y “cualquier actividad” de una discoteca que “fomente esta actitud lamentable”.

La sala, que se llama Casa Fátima y que se autodenomina como un club marroquí, había hecho públicas sus normas, sancionando comportamientos como peleas, consumo de estupefacientes, uso de gorras y chanclas. La policía informó entonces de que el detenido, además, se refería a los miembros del colectivo LGTBI como “enfermos” en varias publicaciones en redes. Las diligencias se practicaron en coordinación con la Sección de Delitos de Odio de la Fiscalía Provincial de Málaga.

Unos meses después, otro caso de tintes similares, aunque en el ámbito deportivo, salía a la luz. En el partido de la jornada 39 de LaLiga Hypermotion entre el Málaga CF y el CD Eldense, Sekou Gassama denunció que varios aficionados blanquiazules se dirigieron a él con cánticos racistas. Y ello provocó que el árbitro Iosu Galech Apezteguía tuviese que activar el primer nivel del protocolo contra el racismo.

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