Málaga

El parque de Repsol en Málaga: una deuda por saldar

  • Casi dos décadas pasan ya desde que el Ayuntamiento asumió el compromiso de ejecutar una zona verde en la parcela 

  • La última versión del proyecto destina menos suelo del prometido a parque y equipamientos

Infografía de la ordenación del parque en los suelos de Repsol.

Infografía de la ordenación del parque en los suelos de Repsol.

Casi dos décadas pasan desde que el Ayuntamiento de Málaga asumió el compromiso firme de ejecutar un gran parque en los antiguos suelos de Repsol. Transcurridos estos años, el solar permanece inalterable al paso del tiempo, en estado de abandono, sin presencia alguna de vegetación más allá de las malas hierbas, y en espera de que, por fin, se salde la deuda generada con los distritos de Cruz de Humilladero y Carretera de Cádiz.

Son muchas las versiones de zona verde que se han puesto sobre la mesa. Todas acompañadas de ilusiones ópticas conformadas por infografías sobre la transformación de una pieza urbana estratégica para el futuro inmediato de la ciudad. Pero ninguna, hasta la fecha, ha traspasado la frontera que existe entre la ficción y la realidad.

Ahora ve la luz la enésima propuesta. Quizás la definitiva. O así al menos lo creen en la Casona del Parque. Superada la crisis económica que lastró de manera pesada el desarrollo del sector y anuló todas las previsiones económicas generadas en torno a esta operación, el alcalde, Francisco de la Torre, confirmó esta semana el paso adelante que se quiere dar a lo largo de todo este año en la tramitación administrativa y urbanística de esta parcela.

¿El objetivo? Arrancar su ejecución a lo largo de 2021, con la posibilidad de culminarlo antes de finalizar el presente mandato. Es decir, en los primeros meses de 2023. Sólo el regidor sabe si serán esos sus últimos días al frente de la Casona del Parque.

Imagen del anfiteatro previsto en el parque. Imagen del anfiteatro previsto en el parque.

Imagen del anfiteatro previsto en el parque.

El contenido del plan, diseñado por el estudio HCP y en coordinación con la Sareb, copropietario junto al Ayuntamiento de los aprovechamientos urbanísticos de la pastilla, pone en cuestión algunas de las promesas asumidas en primera persona por el propio mandatario y por su socio de gobierno, Ciudadanos.

El programa electoral con el que De la Torre concurrió a los comicios del pasado mayo recoge el compromiso por dotar los antiguos terrenos de Repsol de un gran parque y equipamientos que sumen 130.000 metros cuadrados. Una dimensión que en ningún caso, tomando como referencia el proyecto de urbanización, se alcanzarán finalmente.

Frente a esta dimensión, poco más de 108.000 metros cuadrados. Una extensión resultado de los 65.000 metros de parque dibujado por HCP; de los 15.000 previstos como zona ajardinada en el suelo sobre el que se levantarán las cuatro torres proyectadas y de los poco más de 28.000 delimitados al norte del soterramiento del tren, contemplados para equipamientos.

Un modelo que responde a lo contemplado en el Plan General de Ordenación Urbanística de 2011. Y ello a pesar de la importante contestación política y ciudadana generada a lo largo del último mandato. A las fuerzas de izquierda y de colectivos sociales que demandaron la reserva de todo el sector para zona verde, se sumó incluso el ahora integrante del ejecutivo local, Ciudadanos, para exigir a De la Torre que extendiese el verde al máximo posible.

Pero el parque de Repsol alcanzará los 65.000 metros. Esa la parcela sobre la que se plantarán 750 árboles; de 5.562 metros cuadrados de arbustos, y de 7.718 metros de césped tapizante. Ese será el escenario vallado, abierto por el día, en el que se construirá un lago de 3.500 metros; en el que se delimitarán dos parques caninos y dos parques infantiles... Y en el que se abrirá un anfiteatro con capacidad para 750 personas. Ese es el parque que se valora en 8,3 millones de euros.

Aunque inferior a cualquiera de las últimas previsiones, su superficie supera a la prevista en 2000, cuando la entonces alcaldesa Celia Villalobos firmó un convenio con Repsol que incluía la creación de una zona verde de 50.000 metros. Un documento que recogió la tesis del PGOU de 1997 que, frente al del 83 (dibujaba todo el suelo de verde), asumió la reserva de 30.000 metros de techo para uso residencial.

Antigua imagen del proyecto de las torres previstas en la parcela. Antigua imagen del proyecto de las torres previstas en la parcela.

Antigua imagen del proyecto de las torres previstas en la parcela.

El contraste, en cualquier caso, es evidente. Si bien es cierto que se agranda la apuesta por el parque, un 30% superior, no lo es menos que su crecimiento es significativamente menor al que tiene el desarrollo inmobiliario ahora contemplado, de un 343%. Las cerca de 300 viviendas de 1997 se multiplicaron por cuatro en el planeamiento vigente desde 2011, con una proyección de hasta 1.331 pisos, 400 de ellos protegidos.

Y ello sobre la base de una operación fracasada. En 2006, el Consistorio rubricó un acuerdo urbanístico con la entidad a la que Repsol vendió el terreno, Comarex. A cambio de recibir 82 millones, triplicó la edificabilidad del sector. Pero de esa suma, apenas ingresó 12. ¿Qué pasó con los 70 restantes? Acabaron siendo compensados con aprovechamientos urbanísticos, lo que hace del Ayuntamiento el principal propietario del terreno, con derecho para edificar 530 viviendas de renta libre y 25.244 metros cuadrados de uso terciario, entre otros. Un aprovechamiento que tendrá que poner en el mercado con el objetivo de monetarizar la actuación.

El parque de Repsol es un episodio más de la asignatura pendiente que arrastra la ciudad desde hace años. Porque se suma a una lista ya integrada por Arraijanal, el Campamento Benítez y los Baños del Carmen. Todos parques que están por llegar.

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