Más de 175 personas vivían en las calles de Málaga en pleno confinamiento

Día de las Personas sin Hogar

El 28% de ellos llevaba más de tres años en situación de sinhogarismo, según denuncia Cáritas

Residentes del Hogar Pozos Dulces con el cartel de la campaña.
Residentes del Hogar Pozos Dulces con el cartel de la campaña.

Cuando el refugio estaba dentro casa, cuando el estado de alarma exigía el confinamiento más severo, la Agrupación de Desarrollo para Personas sin Hogar de Málaga detectó a 175 personas viviendo en las calles de la capital malagueña. Esto, a pesar de que se aumentó el número de plazas de emergencia y se habilitaron cuatro centros residenciales de marzo a junio.

Cáritas Diocesana, junto al resto de entidades de la agrupación, lanza como cada año una campaña para hacer visible esta realidad. Bajo el lema ¿Y tú qué dices? Di basta. Nadie sin hogar, pretenden poner el foco en el colectivo más vulnerable de la sociedad.

Estas personas han sufrido aún más los efectos de la crisis sanitaria. “La pandemia ha debilitado todavía más la situación de las personas que están en la calle y empeoró las condiciones más precarias, aquellos que tenían una habitación alquilada y la dejaron de pagar porque no tenían ingresos y se vieron en la calle”, explica Vicente Jiménez, director del centro de acogida nocturna Calor y Café de Cáritas Diocesana.

También los conflictos familiares surgidos en aislamientos complicados han provocado un mayor sinhogarismo. “Hay más pobreza, volvemos a tiempos anteriores porque había personas que vivían en un alto grado de vunerabilidad, con economías muy frágiles que han acabado en la calle”, señala Jiménez.

A esto se une que las exigencias socio sanitarias para el control del virus han mermado el número de plazas. “Seguimos trabajando pero estamos más limitados, en recursos, servicios y plazas”, agrega el director de Calor y Café. En su centro, por ejemplo, los 20 puestos se han reducido a 17.

Igual ha ocurrido con el resto de recursos, que han tenido que reservar espacios y camas para posibles contagios y realizar una serie de medidas preventivas que recorta el número de asistencias. “La demanda ha crecido, hay más necesidad pero los recursos se han visto acotados, hacen falta más plazas y en ese trabajo estamos, trabajando en red y poniendo a la persona en el centro de la intervención”, subraya Jiménez.

Ahora en Calor y Café se toma la temperatura tanto a usuarios, como al personal y los voluntarios, se mantienen las distancias, se obliga al uso de mascarillas salvo para dormir, hay un control diario de asistencia por si se necesita recurrir al rastreo y la ducha es obligatoria. Pero en marzo, tuvieron que cerrar y derivar a estas personas, a las que hacen un acompañamiento integral, a otro recurso.

Vicente Jiménez, director de Calor y Café.
Vicente Jiménez, director de Calor y Café.

Se habilitaron unas 200 plazas en los recursos temporales, entre ellos el albergue Inturjoven de Torremolinos, la residencia Casa Betania y la residencia estudiantil El Convento. Una vez finalizado el estado de alarma “se intentó que las salidas no fueran directamente a la calle, algunos volvieron a su lugar de origen, con su familia, otros han recibido alguna prestación, se procuró buscar plazas de residencia, alojamiento, pero otros han vuelto a la calle”, destaca Jiménez.

Según el informe El primer impacto en las familias acompañadas por Cáritas, la crisis de la Covid-19 ha provocado que un 49,2% de los hogares no puedan hacer frente a los pagos de hipoteca o alquiler. Además, una de cada cuatro familias (24%) atendidas por Cáritas puede verse obligada a tener que abandonar su vivienda, ya sea por desahucio o por tener que buscar una vivienda con costes aún más reducidos. Si no se pone solución a esto, se prevé un serio empeoramiento en la estabilidad de las familias y una dependencia mayor a recursos públicos ya de por sí insuficientes.

Lista de espera de algún recurso de la agrupación

Antes del estado de alarma, más de 120 personas estaban en lista de espera de algún recurso. Actualmente son más de 85 las que están pendientes de plaza en la Red de Atención a Personas sin Hogar, formada por el Ayuntamiento de Málaga y una docena de entidades.

“Nos preocupa muy especialmente el deterioro personal y relacional que sufren quienes padecen esta realidad durante espacios muy prolongados de tiempo”, explican desde Cáritas. Y destacan que el 28% de las personas sin hogar registradas el pasado mayo llevaban más de tres años en situación de calle. Un 18% entre uno y tres años.

“La campaña reclama la vivienda para toda persona como derecho fundamental que nos protege, nos da paz, en la que recuperamos la dignidad, es el primer sistema de protección”, dice el director de Calor y Café. “Nadie sin hogar es posible y tenemos que luchar para que estas personas no pierdan sus derechos estando en la calle, vamos a luchar para darles una vivienda, porque la pérdida del hogar daña la salud mental, provoca agobio, bloqueo, incertidumbre y mucho miedo, es una angustia vital que afecta a la salud 10 veces más”, añade Jiménez.

Precios de la vivienda

No ayuda, como señalan los expertos, que el precio de la vivienda en Málaga siga disparado y que los propietarios nieguen alquileres a pesar de la protección social con las que cuentan algunas de las familias que intentan alquilar. “También hay caseros que impiden que se empadronen, algo que es absolutamente necesario para solicitar prestaciones y ayudas”, comenta el director de Calor y Café.

“Hay que ofrecer nuevas oportunidades, todos tenemos derecho a una más”, concluye. La campaña de Cáritas pide una ley estatal de garantía de acceso a la vivienda, que se incremente el esfuerzo de la administración pública en materia de rehabilitación y mantenimiento del parque de viviendas y la promoción de viviendas en alquiler social, así como incrementar la red de plazas para personas sin hogar especialmente dirigidas a la inserción social.

Las cifras de la pobreza

Entre 42-52 años es la esperanza de vida de las personas sin hogar, aproximadamente 30 años menos que el resto de la población. El 47% de las personas en situación de calle refiere un incidente o delito durante su permanencia sin techo. 800.000 hogares en España y 2,1 millones de personas sufre situaciones de inseguridad en la vivienda, según el informe Foessa. En Andalucía, el 17,3% de la población presenta dificultades en el ámbito de la vivienda. El porcentaje sube hasta el 46% en la población en situación de exclusión social.

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